Economia
‘En los próximos 25 años se espera que el cambio demográfico se convierta en un lastre para Colombia, restando 10 puntos básicos del PIB por año’

El cambo demográfico le pasa cada día una mayor cuenta de cobro a las economías del planeta, pero sobre todo, a aquellas con un muy débil ingreso per cápita, como Colombia, donde su población está envejeciendo muy rápido y su tasa de natalidad es una de las más bajas de la región 1,1 por ciento en 2024, nivel que ha sido muy difícil de revertir, incluso para países con mayor desarrollo.
“Ningún país que haya caído por debajo de una tasa de fertilidad de 1,9 por ciento ha logrado regresar al nivel de reemplazo, incluso después de implementar grandes programas de gasto público en apoyo a las familias”, advierte Anu Madgavkar, socia del McKinsey Global Institute (MGI), brazo de investigación económica de McKinsey & Company, quien estará presente en el 10.° Congreso Empresarial Colombiano CEC 2025, organizado por la Andi en Cartagena e invitada por dicha compañía.
Madgavkar accedió a responder un cuestionario de EL TIEMPO, previo a su intervención en el mencionado Congreso, para hablar precisamente de las implicaciones del cambio demográfico y las posibles salidas que tendría el país para atenuar el impacto de esta situación.
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Sus respuestas están cargadas de alternativas y recomendaciones que Colombia puede seguir para tratar de contrarrestar los efectos negativos del agresivo cambio demográfico, que le pueden comenzar a costar varios puntos del PIB en muy poco tiempo sino se prepara.
¿El mundo está en un punto de no retorno en el que la población envejece y la tasa de natalidad es cada vez más baja ¿Cómo revertir esta situación?
La población mundial está envejeciendo y las tasas de natalidad están disminuyendo constantemente. En Colombia, según la ONU (Organización de las Naciones Unidas), la tasa de natalidad ha caído de más de 6 hijos por familia en 1960 a 3 en 1990 y solo 1,6 hoy en día. Sin embargo, el Departamento Nacional de Estadísticas de Colombia (Dane) pinta un panorama mucho más sombrío, con tasas de natalidad por familia que caen a 1,1 en 2024.
Revertir esta tendencia ha resultado extremadamente difícil para otros países. Ningún país que haya caído por debajo de una tasa de fertilidad de 1,9 ha logrado regresar al nivel de reemplazo, incluso después de implementar grandes programas de gasto público en apoyo a las familias.
A medida que las tasas de natalidad disminuyen, la proporción de la población en edad laboral alcanza un pico y luego cae. Las economías avanzadas superaron este “punto de inflexión” hace una década, pero América Latina está al borde de él. La población en edad laboral en Colombia alcanzó un máximo del 70 por ciento en 2023 y ahora está cayendo, y alcanzará su punto máximo en 2030 en la región en general. Esto aumentará los desafíos para el crecimiento y los sistemas de pensiones con cada año que pasa.
La buena noticia es que el cambio es predecible, y esta previsión nos da la oportunidad de responder con políticas y planificación reflexivas. Hay un desafío por delante, pero hay tiempo para reaccionar.
Ningún país que haya caído por debajo 1,9 de tasa de fertilidad regresado al nivel de reemplazo. Foto:Jhon Jairo Bonilla / EL TIEMPO
¿Qué impacto tiene esta situación para Latinoamérica, pero de manera particular para una economía como la colombiana?
América Latina, incluida Colombia, está envejeciendo más rápido de lo que muchos se dan cuenta. La región tiene solo 22 años antes de que su tasa de apoyo —el número de personas en edad laboral por persona mayor— caiga al nivel visto hoy en las economías avanzadas y China.
Colombia tiene solo 19 años hasta que se alcanza ese punto de referencia demográfica, sin embargo, su PIB per cápita se mantiene en solo el 15 por ciento del promedio de los países de la primera ola de envejecimiento. Por lo tanto, está en una carrera para “enriquecerse antes de envejecer”.
Durante los últimos 25 años, el cambio demográfico contribuyó 60 puntos básicos anuales al crecimiento del PIB per cápita en Colombia. Pero en los próximos 25 años, se espera que se convierta en un lastre, restando 10 puntos básicos por año.
Año a año las cifras muestran una caída en los nacimientos en Colombia. Foto:Guillermo Herrera. EL TIEMPO
Colombia está en un proceso de cambio de su sistema pensional. Con un país que está envejeciendo y los nacimientos en su punto más bajo en la historia ¿qué salidas tiene para evitar un colapso del sistema y de las finanzas públicas?
Hay estudios para América Latina que muestran que el envejecimiento agregará 3,5 puntos porcentuales adicionales al gasto en pensiones por parte de los gobiernos como porcentaje del PIB para 2050. Esto generará estrés adicional en las finanzas públicas y los países tendrán que hacer reformas para ajustarse a esta nueva realidad.
Reducir la informalidad laboral (y aumentar la disponibilidad de empleos de alta calidad en el sector formal) es crucial para ampliar la base imponible y garantizar la financiación adecuada para las pensiones y los programas sociales.
Muchos países de ingresos altos han luchado con reformas de pensiones y una disminución en las tasas de natalidad, y Colombia puede aprender de sus éxitos y fracasos. Colombia debería utilizar esta previsión para diseñar políticas de pensiones adaptables y sostenibles a largo plazo.
Colombia tiene una de las tasas de informalidad laboral más altas de Latinoamérica Foto:Solutions & Payroll
Otro de los problemas es la alta informalidad laboral ¿cuáles son los desafíos que impone al país el acelerado envejecimiento de su población y la cada vez más escasa mano de obra joven disponible?
Aunque Colombia ha avanzado en los últimos 15 años en reducir la informalidad laboral del 68 por ciento en 2015 al 56 por ciento en 2023, todavía está por encima del promedio de los países de América Latina y de países con ingresos per cápita similares. Si Colombia pudiera reducir la informalidad a los niveles de países con ingresos per cápita similares, podría generar contribuciones adicionales a los sistemas de pensiones y salud que podrían ayudar a compensar la carga económica debido al envejecimiento.
También es crucial señalar que la proporción de la población en edad laboral de Colombia alcanzó un máximo del 70 por ciento durante esta década y ahora está en declive, lo que reducirá el tamaño de la fuerza laboral en relación con los dependientes.
Por lo tanto, aumentar la productividad es esencial para mantener el crecimiento económico —pero esto es más difícil en sectores informales, que carecen de la escala para impulsar la eficiencia y la innovación.
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Una reforma laboral como la que se adelanta en Colombia, donde hay reducción de la jornada de trabajo y otras cargas que pueden dificultar la generación de empleo pone al país en un mayor riesgo de alcanzar sus objetivos económicos (mayor crecimiento, mejoras en su productividad y bienestar social)…
En McKinsey dejamos la formulación de políticas a los expertos en el Congreso. Sin embargo, desde nuestros puntos de vista técnicos, lograr el crecimiento económico bajo presión demográfica requerirá un enfoque coordinado que incluya impulsar la productividad, aumentar la participación y las horas trabajadas, y cambiar la mezcla de edad a través de políticas de migración basadas en habilidades efectivas.
Además, para mejorar el crecimiento y la productividad, Colombia podría beneficiarse del cambiante panorama global del comercio al volverse más prominente en las cadenas de valor globales, tener exportaciones manufactureras más sofisticadas y crecer a través del comercio de servicios.
Reforma pensional – Plenaria del Senado Foto:Archivo EL TIEMPO
Una economía como la colombiana, en el escenario actual de reformas (laboral y pensional), baja productividad, alta informalidad (58 %), débil crecimiento, entre otros problemas, ¿cómo podría compensar el impacto negativo del envejecimiento de su población y la baja natalidad?
Nuestro informe de Demografía encontró que, para mitigar este tipo de riesgos, el país podría promover la innovación, la adopción de tecnología y la capacitación que pueda sostener o aumentar la productividad. También será crucial crear incentivos para la formalización y la inversión privada, asegurando que las reformas no obstaculicen la dinámica empresarial.
El papel de la IA (Inteligencia Artificial) generativa en la configuración de la dinámica laboral y de productividad de los países no puede ser ignorado y, de hecho, debería ser adoptado a través de la recapacitación. Estas tecnologías pueden aumentar el crecimiento de la productividad y ayudar a compensar los cambios demográficos.
Priorizar el crecimiento de la productividad a través de inversiones tanto en empresas como en capital humano —esto incluye la adopción de nuevas tecnologías y la mejora de la educación, la nutrición y el desarrollo de habilidades.
Posicionar al país y la región como un centro atractivo para talentos de alta habilidad y trabajar para aumentar la participación en el mercado laboral formal, especialmente entre las mujeres y los adultos mayores.
Asegurar que las reformas de pensiones sean fiscalmente sostenibles y estén alineadas con los objetivos de crecimiento —por ejemplo, ofreciendo incentivos para una mayor participación en la fuerza laboral.