Economia
entrevista a la directora de la OIC

Vanúsia Nogueira, directora ejecutiva de la Organización Internacional del Café (OIC), conversó con EL TIEMPO sobre los principales retos y transformaciones del sector cafetero mundial. En la antesala del Consejo Internacional del Café (CIC) 2027, que tendrá lugar en Colombia y coincidirá con el centenario de la Federación Nacional de Cafeteros, Nogueira destaca la importancia de la innovación, la sostenibilidad y la cooperación entre países productores.
Subraya que el futuro del café pasa por fortalecer el relevo generacional, modernizar los procesos agrícolas y promover un consumo consciente entre los jóvenes, pilares que, según ella, marcarán la agenda global del grano hacia 2030.
Tras varios meses alcanzando precios récord, ¿cómo sintieron los productores ese periodo positivo y cómo podrían se preparan para enfrentar un posible escenario de precios bajos?
Este es un desafío que siempre hemos tenido. El café no es un cultivo que se siembre hoy y se coseche en uno o dos meses; se necesitan al menos dos o tres años para ver los resultados, y por eso el mercado funciona por ciclos. En este momento los precios son favorables para los productores, esto les ha permitido organizarse mejor financieramente, reducir deudas y tener una situación más estable. Sin embargo, lo que más hemos insistido en nuestras conversaciones con ellos es en la importancia de tener precaución: no expandir demasiado las áreas de cultivo para evitar una sobreproducción que el consumo mundial no pueda absorber.
Ahora mismo los precios son favorables para los productores, esto les ha permitido estabilizarse. Foto:Juan Herrera
El riesgo de los precios bajos aparece precisamente cuando hay un exceso de oferta y la demanda no crece al mismo ritmo. Actualmente vivimos un equilibrio muy justo —diría que peligrosamente justo— entre producción y consumo. Por eso, nuestra labor es concientizar a los productores sobre la necesidad de buscar mayor rentabilidad en sus fincas, mejorando eficiencia y calidad, pero sin aumentar significativamente la superficie cultivada. Al mismo tiempo, desde la OIC seguimos impulsando estrategias para aumentar el consumo global de café, promoviendo una demanda más amplia y sostenida. Ese equilibrio entre oferta y demanda es esencial para mantener precios estables e interesantes para los productores.
¿Podría decirse entonces que se espera un impacto para el café por los aranceles que ha impuesto el Gobierno de Estados Unidos?
Los aranceles son, sin duda, un tema relevante, así como también lo es el nuevo reglamento sobre deforestación de la Unión Europea. Son variables que surgen y ante las cuales debemos adaptarnos. En el caso específico de los aranceles de Estados Unidos, actualmente estamos a la espera de que la situación se estabilice. Solo unos pocos países productores de café enfrentan aranceles muy altos, y esos países ya están en procesos de negociación con el Gobierno estadounidense.
Hace aproximadamente un mes y medio, una directiva del propio Gobierno de Estados Unidos estableció que, dado que el café no se produce localmente, el café verde proveniente de países que ya estén en negociación comercial con ellos podrá ingresar sin aranceles. Por eso creemos que se trata de una situación temporal, que podría resolverse en cuestión de semanas o pocos meses, una vez se concluyan las negociaciones bilaterales con Estados Unidos.
Café verde de países que negocian comercialmente con EE. UU. podrá ingresar sin aranceles. Foto:Camilo Jiménez / Suministradas Astrid Medina / EL NUEVO DÍA.
Ahora bien, además de este asunto, enfrentamos también la presión del Reglamento de Deforestación de la Unión Europea, que en principio entrará en vigor el 1 de enero de 2026, aunque la Comisión Europea ha mencionado la posibilidad de posponer su aplicación. Aún estamos a la espera de una decisión definitiva. Todos estos factores —los aranceles, las nuevas normativas y las tensiones geopolíticas globales— han ejercido presión sobre los precios del café. Sin embargo, nuestra visión es que, cuando el tema de los aranceles se solucione, probablemente surgirán nuevos desafíos que seguirán afectando no solo al sector cafetero, sino a la economía mundial en general.
Más allá de las barreras arancelarias, ¿el Pacto Verde con el que la Unión Europea planea enfrentar la deforestación podría terminar siendo una barrera al comercio que golpee al café?
Sinceramente, no creo que se convierta en una barrera comercial. Estamos hablando de regiones del mundo donde se consume mucho café, como Europa y Estados Unidos. Son mercados en los que existe una fuerte cultura cafetera, pero no tienen producción propia significativa.
En Estados Unidos, por ejemplo, solo hay una producción limitada en Hawái, una pequeña cantidad en Puerto Rico y, más recientemente, un poco en California, pero ni siquiera es suficiente para abastecer a un solo estado. En Europa ocurre algo similar: el café gusta muchísimo, pero apenas hay cultivo, solo pequeñas plantaciones en las Islas Canarias. Por eso, no creo que el Pacto Verde ni el Reglamento de Deforestación se traduzcan en una barrera comercial, aunque sí implicarán una mayor complejidad operativa, principalmente por las exigencias de trazabilidad. Este requisito será obligatorio tanto en la Unión Europea como, posiblemente, en el Reino Unido y otros países que adopten normas similares.
Se trata, en esencia, de un mayor control sobre temas ambientales, no solo vinculados a la deforestación, sino también al uso de agroquímicos y a una conciencia más amplia sobre la sostenibilidad del planeta.
El Pacto Verde y el Reglamento de Deforestación implicarán una mayor complejidad operativa. Foto:Ministerio de Defensa
Puedo asegurar que en Europa existe plena conciencia de que los países productores necesitan tiempo para adaptarse a estos nuevos requerimientos. Desde la OIC estamos trabajando para garantizar que los productores estén listos y que puedan demostrar de manera verificable que su producción se gestiona de forma responsable y conforme a las exigencias internacionales.
Así como los árboles y los cultivos se deben renovar, ¿hay también relevo generacional en los productores y los jóvenes que entran al negocio?
tenemos un gran desafío con el relevo generacional, un tema muy fuerte en algunos países más que en otros. En primer lugar, debemos garantizar que el sector cafetero ofrezca una renta razonable para los productores. Si un joven ve a su padre esforzarse todos los días y aun así el dinero no alcanza, difícilmente querrá continuar en esta actividad; buscará otras oportunidades, pero este problema no se limita al precio del café. También depende de cómo se gestionan las fincas, del nivel de productividad, del acceso a capacitación y de las condiciones generales del trabajo en el campo. Es un conjunto de factores que abordamos constantemente con los países miembros.
El segundo aspecto tiene que ver con la relación de los jóvenes con la innovación y la tecnología. Hoy en día, los jóvenes están profundamente conectados con lo digital, y el sector agropecuario —en general— enfrenta un desafío: los sistemas educativos en todo el mundo tienden a valorar la vida urbana, impulsando a los jóvenes a irse a las ciudades para estudiar. Sin embargo, luego se espera que regresen al campo y valoren el trabajo rural, lo que no resulta coherente, porque la educación rara vez fomenta el amor por la vida campesina. Además, muchos perciben las labores agrícolas como trabajos duros, sin tecnología ni modernización, lo que los hace poco atractivos. Por eso, nuestro reto es incorporar más innovación en el campo: mecanización, uso de drones, aplicaciones móviles e Internet para conectar mejor a los jóvenes con sus entornos productivos y permitirles trabajar con herramientas similares a las que usan en las ciudades.
Grupos de jóvenes están regresando al campo para trabajar junto a sus padres. Foto:Alexis Múnera
Ya estamos viendo resultados positivos. En algunos países, grupos de jóvenes están regresando al campo para trabajar junto a sus padres, motivados por proyectos más modernos y sostenibles. Estamos observando esos casos con mucha atención para entender qué ha funcionado bien y cómo podemos replicar esas experiencias en otras regiones.
La celebración del CIC 2027 coincide con el centenario de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia. ¿Cuáles han sido los avances en materia de cooperación internacional e investigación?
La Federación Nacional de Cafeteros cuenta con Cenicafé, uno de los institutos de investigación en café más avanzados del mundo, con una trayectoria de cooperación internacional muy sólida. Más allá de la investigación científica, también existen esfuerzos conjuntos orientados a fortalecer la cooperación técnica y comercial entre países productores y consumidores.
Quisiera destacar el trabajo muy sólido que realiza Cenicafé en Colombia. Ellos han desarrollado nuevas variedades dentro de la especie arábica que ya están siendo sembradas en distintas zonas del país. Son variedades más resilientes, resistentes a temperaturas más altas o a periodos prolongados de lluvias, como el que se vivió hace unos tres años en Colombia, cuando se registró una temporada lluviosa especialmente larga. Por un lado, tenemos entonces esa línea de investigación y mejoramiento genético dentro del arábica; y, por otro, la exploración de nuevas especies, como los robustas, en aquellas regiones donde, eventualmente, el cultivo de arábica deje de ser viable en el futuro debido al cambio climático.
En los últimos meses, por ejemplo, hemos impulsado un intercambio con Colombia en materia de cooperativismo, un modelo en el que Brasil tiene amplia experiencia. Durante mi visita al país en agosto, conversamos con la ministra de Agricultura y con directivos de la Federación sobre la importancia de este sistema.
Tolima tiene más de 110.000 hectáreas cultivadas en 38 municipios. Foto:Gobernación de Tolima
La semana pasada, representantes de cooperativas brasileñas estuvieron en Colombia realizando las primeras prácticas y reuniones con los ejecutivos de las cooperativas cafeteras locales. Este es apenas el primer paso de un trabajo conjunto que queremos seguir ampliando para fortalecer la cooperación regional.
Si tuviera que definir la visión de la OIC hacia 2030, ¿cuál sería el mensaje para los caficultores del mundo?
Espero que para 2030 tengamos a más jóvenes vinculados al mundo del café, no solo como productores, sino también como consumidores. Hoy el consumo crece de manera significativa entre las nuevas generaciones, y eso nos da esperanza para el futuro del sector.
Aspiramos a que el café sea reconocido globalmente como un producto beneficioso para la salud, tal como ocurrió en Estados Unidos, donde la FDA lo declaró oficialmente saludable. Queremos que ese tipo de certificaciones se extiendan a otros países y que el mundo entero entienda que el café hace bien, que forma parte de un estilo de vida saludable, y, por supuesto, con más consumidores y un reconocimiento más amplio del valor del café, podremos hablar también de un futuro más próspero para nuestros productores en todos los países cafeteros.







