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Para nosotros Zidane era el papá de Theo
David Cuenca Barreno (23 años) llega a la charla con MARCA con aire desenfadado y contento después de pasar de ronda en Copa, tras la victoria de ‘su’ Talavera ante el Rayo Majadahonda. “Queríamos llevar la Copa a nuestro estadio y ojalá nos toque un rival de entidad en el sorteo”, confía David, quien además se muestra satisfecho de haber disputado su primer partido completo tras casi un año de penar con una dichosa pubalgia. Una lesión que Lamine ha puesto de moda y de la que David pudo salir tras una operación que le da alivio ahora. Sin embargo, le ha supuesto tener esa espinita clavada de no haber podido demostrar todo su potencial en las dos temporadas que estuvo en el Real Madrid Castilla a las órdenes de Raúl. David Cuenca, canterano de larguísimo recorrido en La Fábrica, vuelve este domingo a Valdebebas para medirse al conjunto de Arbeloa (18.15 horas, Football Club y LaLiga+ ). Una vuelta a casa cargada de recuerdos.
(De izquierda a derecha) Loren Aguado, Mario de Luis, David Cuenca y Theo Zidane, juntos de niños.
Estar 15 años en La Fábrica imprime un sello y unas vivencias que, en el caso de Cuenca, tienen tintes de extraordinarias. Sí, porque no es habitual vivir toda tu infancia y juventud futbolística al lado de tus mejores amigos, ir subiendo escalones y acabar coincidiendo en el Castilla, el último paso antes del fútbol profesional. Desde el Benjamín B, en el año 2010, Loren Aguado, Mario de Luis, Theo Zidane y David Cuenca han sido y son ‘hermanos’ a los que ha unido el balón.
La inocencia con el ‘mito Zidane’: “Sólo era el papá de Theo”
Cuenca, con Fernando Hierro.
David recuerda celebrar un cumpleaños de Theo en casa de los Zidane sin ser consciente de que quien cortaba la tarta era una de las mayores leyendas del Real Madrid. “Para nosotros era el papá de Theo”, recuerda. Normal si tenemos en cuenta que cuando Zizou enganchó su mítica volea de Glasgow, Cuenca era un bebé de dos meses. Zidane no siempre podía ir a verlos jugar, pero cuando coincidía con ellos siempre tenía alguna palabra que les hacía entender que seguía los partidos por televisión. “’Muy bien Cuenca en esa jugada’, me decía alguna vez. Ya de más mayor eso te reconforta, viniendo de quien viene”, rememora. David confiesa que quizás fue el día en el que estaba con Mario de Luis, ahora portero en Atlético Madrileño, y vieron la presentación de Zidane como entrenador del Real Madrid (enero de 2016) tras la salida de Benítez, cuando fueron conscientes de su trascendencia. “Vimos a Theo en la tele al lado de su padre y nos miramos diciendo: ‘¡Ojo! ¡el padre de nuestro amigo es el entrenador del Rea Madrid!”.
David Cuenca, en un partido con el Madrid de niño.
Cuenca volverá a pisar este domingo la Ciudad Deportiva, aún sin sentirse extraño. Allí se ha nutrido de todos y cada uno de los entrenadores que ha tenido. Recuerda con cariño su etapa de benjamín, porque ahí le enseñaron a entender el fútbol y no sólo a correr detrás de balón. “Recuerdo también gratamente a Alberto Garrido (ahora en el Watford y antes en cuerpo técnico del Castilla con Zinedine y Raúl), a Sebas Parrilla (ahora segundo de Xabi Alonso), Manu Fernández, …. sobre todo son técnicos que no sólo te enseñan fútbol, también el sentimiento, los valores de club”, dice con nostalgia. Aunque también reconoce que para un madridista de cuna como él y criado en esa exigencia, vestir ese escudo ha sido “lo más grande”. Cuenca ha visto a compañeros que han llegado fichados por su calidad y a los que les ha pesado llevar esa responsabilidad, sin poder ofrecer todo el fútbol que atesoraban fuera de ‘La Fábrica’.
Raúl, una leyenda cercana: “Siempre le estaré agradecido”
Cuando Cuenca tenía ficha del Real Madrid C, Raúl ya quiso darle confianza y partidos antes de llamarle a filas la pasada temporada, en la última campaña del mítico 7 blanco en el Castilla. Cuenca se ponía a las órdenes de un ídolo al que fue con tu padre al Bernabéu a verle jugar y al que hizo el pasillo junto a otros canteranos en el partido de su homenaje. Eso impone desde un inicio. “Pero él es muy cercano y te da confianza. Tras mis lesiones en mi regreso de Almería, me puso de titular sin haber tocado la Primera Federación. Hoy en día nos vemos porque coincidimos en la grada en los partidos de mi hermana y de su hija, que comparten equipo. Le estaré eternamente agradecido a Raúl, que incluso vino a verme al hospital con mi operación, por darme ese último empujón al fútbol profesional”, quiere resaltar David.
Cuenca, en un derbi con el Castilla, con Raúl al fondo en el banda.
El calvario de la lesión de pubis: “Buscaba calidad de vida”
Cuenca estaba predestinado a ser futbolista. De hecho, los tres hermanos Cuenca lo son. Zagueros y zaguera cortados por el mismo patrón. Sin embargo, la lesión de pubis del último año ha supuesto un verdadero reto en lo anímico para David. “En algún momento pensé que no podría volver a jugar al fútbol”, relata ahora con la fortaleza de haber pasado ese calvario y recuperar la sensación de sentirse futbolista. La tan de actualidad pubalgia en jóvenes talentos como Nico Williams o Lamine Yamal, golpeó a Cuenca cuando soñaba con asentarse en el Castilla con Raúl. “En Navidades, después de cuatro meses parado, me levantaba de la cama, bajaba del coche, iba al baño, tosía… en todas las circunstancias me dolía. Cuando tienes muy afectados los tendones el dolor es continuo y ya solo queda pasar de nuevo por quirófano de manera contundente, casi a la desesperada, para buscar calidad de vida y dejar el fútbol en un papel secundario. No funcionó ni siquiera un bloqueo de nervios para huir de esa sensación. Tocaba tomar medidas drásticas”, relata el ahora jugador del Talavera, quien previamente había sido intervenido quirúrgicamente a finales de mayo del 2024 sin éxito. “Espero que lo de Nico y Lamine esté en una fase inicial y puedan encontrar tratamientos, pero es cierto que la élite te exige mucho. Yo en Almería ya forcé, con infiltraciones, y al final eso acaba pasando factura”, se lamenta.
Cuenca, con el Talavera.
La salud mental en una lesión tan larga puede resentirse y por eso Cuenca siempre se ha apoyado en profesionales, además de un entorno sano, como el de su familia y amigos. “Eva Molleja y Javi Coll me han ayudado mucho. Siempre hay que ponerse en manos de profesionales. Fue duro, la verdad, pero conseguí sacarlo adelante”, afirma David mientras recuerda que esa lesión le ha dejado la espinita clavada de no haber podido tener minutos en la 24/25, esa última temporada también de Raúl, y en la que desde la camilla de los fisios veía como sus compañeros formaban parte de las convocatorias del primer equipo y hasta debutaban. “Esa espinita de tras 15 años en la cantera no haber podido participar de un vestuario en una convocatoria con el primer equipo, es la que se queda”, indica. Y eso que ya con Zidane pudo participar de algún entrenamiento en el Madrid post-pandemia, en el que los jugadores se vestían en habitaciones individuales en la residencia antes de bajar a entrenar.
El presente en el Talavera
En Talavera, David vuelve a recuperar la sonrisa. Como si el círculo se cerrara, el 5 de octubre de 2025, Cuenca saltaba al terreno de juego y marcaba un gol. Un gol que no dio puntos al final del encuentro ante el Pontevedra, pero que sirvió para dejar atrás un año exacto desde la última vez que saltó a un terreno de juego. “Muy agradecido por la confianza depositada al míster y a la directiva, después casi de un año sin jugar, que otros pudieran tener dudas y ellos me están dando esa oportunidad que parecía se me cerraba”, afirma un David reconfortado por volver a sentirse futbolista. Cuenca prepara su futuro, sabe que tener un plan B hoy día es muy importante. A su título de entrenador UEFA B y C, se unen sus estudios actuales en el Grado Superior de Diagnóstico de Imagen. “Tantas resonancias hechas en los últimos meses me han despertado el gusanillo”, reconoce de manera simpática el futbolista.
Cuenca vuelve este domingo a su ‘casa’. Lo hace para enfrentarse al Castilla de Arbeloa en el Di Stéfano. Seguramente necesitará tiempo para poder saludar a todos los empleados que le han visto crecer, a los fisios, sus mejores compañeros y confidentes en el último año y a los jugadores que estarán en el bando contrario. “Saludaré a todos, pero con Manuel Ángel, Palacios, Mesonero, Loren Zúñiga, Fran González, Mario Rivas y David Jiménez, todos los de la piña que hicimos el año pasado en el Castilla, será especial. ¡Ganas de cambiar alguna camiseta!”.