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Nos llamó uno a uno por FaceTime

“Los Spurs están imparables, tu defensa está aterrorizada…”. El eco de Freed From Desire retumba en el Frost Bank Center y no suena precisamente desde los altavoces. En una esquina de la grada, los Spurs Jackals –un grupo de fanáticos reclutados por Victor Wembanyama- saltan, cantan y agitan sus banderas. “Por fin puedo ver los partidos con gente que tiene tanta energía como yo”, celebra Raylyn Boyson, una de las integrantes más entusiastas.
El proyecto nació hace apenas un mes por impulso del propio Wembanyama, empeñado en importar algo de la cultura “ultra” europea a la NBA. “Nuestro sueño es que toda la afición se sume y llenemos el pabellón de cánticos”, explica Aidan Giddings, presidente del grupo. El jugador francés incluso organizó una reunión de tres horas con ellos, presentación en PowerPoint incluida, para definir el nombre, el logo y los cánticos oficiales.
Nuestro sueño es que toda la afición se sume y llenemos el pabellón de cánticos
“Nos llamó uno a uno por FaceTime y vino a hablar con nosotros. No era un gesto de cara a la galería, se implicó de verdad”, recuerda Mario Moreno, uno de los líderes del grupo. La pasión ha contagiado incluso a la familia: la madre de Wemby, Élodie de Fautereau, acudió a un partido para saludarles y animarles a seguir creciendo. “Fue muy amable, se nota que Victor le habló de nosotros”, añade Giddings.
Fue muy amable, se nota que Victor le habló de nosotros
“Somos un grupo positivo, no de odio”
Los Jackals pagan 999 dólares por la temporada -unos 21 euros por partido- y ocupan una zona privilegiada del pabellón. No son ultras al uso, aclaran. “Somos un grupo positivo, no de odio”, apunta Moreno. Su meta es clara: “Convertirnos en un referente en la NBA”. Y si siguen rugiendo así, no tardarán mucho en lograrlo.







