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Imperium, la fusión perfecta entre estrategia, intriga y poder

Hay juegos que trascienden su tablero. Dune: Imperium no solo se apoya en una licencia tan poderosa como la creada por Frank Herbert, sino que además logra algo que muy pocos títulos de mesa consiguen: fundir temática, mecánicas y narrativa en una experiencia estratégica que se siente viva, tensa y profundamente satisfactoria.
Ya lo hemos visto en otras ocasiones, y es que el mundo del cine y los videojuegos encajan muy bien en el formato de juego de mesa. Marvel y su universo Zombies, Mass Effect y sus miniaturas, Star Wars y su nostálgica batalla con AT-AT son solo algunos de los casos que nos podemos encontrar.
Tenemos muchos ejemplos que funcionan muy bien, y Dune: Imperium es uno de ellos. Para quienes no lo conozcan, se trata de un juego de construcción de mazos y asignación de trabajadores.
Carátula de Dune: Imperium.
En él tendremos que encarnar al líder de una de las grandes casas del imperio y lograr la gloria, el poder y la fuerza a través de nuestra toma de decisiones. En este caso, lo realmente interesante de Dune: Imperium es que lo hace sin perder un ápice de la esencia de la novela original… y las películas.
No es un juego que busque deslumbrar con miniaturas o excesos visuales —aunque su diseño es más que sólido—, sino uno que busca conquistarte con su profundidad estratégica, su bien llevada complejidad y su diseño.
Cómo se juega a Dune: Imperium
En Dune: Imperium, cada uno de los jugadores representa a una de las casas del Landsraad. Todas buscan ampliar su influencia dentro del imperio, y será nuestra tarea lograr que así sea.
Contenidos de Dune Imperium
El juego combina dos sistemas bastante particulares. El primero seguramente os suene, ya que los títulos de construcción de mazos son bastante habituales y tenemos muchos ejemplos. Si no sabes lo que es, se resume en diseñar tu propio deck mientras se desarrolla la partida.
El otro sistema es la colocación de trabajadores, la cual se explica mediante un sistema de envío de agentes y recursos humanos a distintos emplazamientos del tablero.
Al hacerlo, utilizaremos nuestras cartas, siendo estas las que determinen tanto las acciones que podremos realizar como los recursos que obtendremos al enviar a uno de estos trabajadores a una determinada localización.
Al final de cada ronda tiene lugar un conflicto militar en el que las tropas desplegadas luchan por el control de regiones clave y recompensas estratégicas. Es importante medir nuestros movimientos con precisión si queremos hacernos con la victoria, pues no es tan fácil acumular recursos sin parar.
Cada acción tiene un peso real: un movimiento apresurado o una carta mal jugada puede costarte una alianza o una victoria crucial. Todo se entrelaza con un sistema de influencias con las grandes facciones, que te otorgan ventajas si mantienes su favor, pero que pueden perderse en cualquier momento si alguien se adelanta.
Dune Imperium tiene expansiones como linajes, que traen nuevo contenido
El ritmo del juego es tenso y constante. No hay turnos desperdiciados ni momentos muertos. Cada decisión —desde comprar una carta hasta decidir si entras o no en un conflicto— construye una red de consecuencias que se siente profundamente satisfactoria.
No obstante, lo que realmente hace que Dune Imperium me llame tanto la atención es su capacidad de generar historias emergentes. En cada partida, las alianzas cambian, las tensiones escalan y las estrategias evolucionan.
Puedes optar por una ruta más diplomática, buscando pactos con las facciones; o por un enfoque militar, acumulando tropas para dominar los conflictos. Incluso puedes centrarte en la economía, gestionando recursos para alcanzar tus objetivos de manera más indirecta.
Las expansiones: el universo se expande con Insurrección y Linajes
Carátula de Linajes, la nueva expansión
El éxito de Dune: Imperium dio pie a dos expansiones que no solo añaden contenido, sino que refinan y amplían la experiencia base de forma natural.
La primera, Insurrección, introduce nuevos líderes, más cartas y un tablero alternativo que enfatiza el juego asimétrico y las confrontaciones directas.
Añade —además— la posibilidad de jugar con hasta seis jugadores (en lugar de los cuatro del juego base) y un modo de alianzas temporales que cambia por completo la dinámica de la mesa.
Por su parte, la recién lanzada Linajes expande todavía más el universo, añadiendo nuevas capas estratégicas. Incluye nueve líderes nuevos, contratos, tecnologías avanzadas y los temibles Comandantes Sardaukar, que fortalecen la vertiente militar.
Del mismo modo, incorpora componentes adicionales —como el tablero de la Embajada ixiana y el Sietch de Tuek—, lo que enriquece las partidas tanto en variedad como en profundidad.
Si Insurrección amplía el conflicto y la escala, Linajes refuerza la identidad táctica del juego, ofreciendo nuevas formas de alcanzar la victoria. Juntas, las dos expansiones convierten Dune: Imperium en una experiencia de estrategia total, capaz de evolucionar sin perder su esencia.