Colombia
El violento ataque que sufrieron estudiantes de un colegio en el Sur de Bogotá

El ataque ocurrió el martes 14 de octubre, a las 2:08 de la tarde, a la vuelta del colegio Ave María, en el barrio Santa Ana, localidad de San Cristóbal Sur. Andrea García, madre de uno de los niños atacados, aún no puede contener la angustia al recordar los minutos de terror que vivieron su hijo y tres de sus compañeros.
“Mis hijos estudian en el colegio Ave María. El ataque ocurre a la vuelta, a las 2:08 minutos. Ese mismo día pusimos la denuncia ante la Fiscalía y logramos llevar las fotos y los videos que la comunidad nos ayudó a recoger como pruebas”, relata.
Todo empezó cuando los cuatro menores caminaban juntos después de salir de clases. “Iban en compañía de su compañera, los cuatro. A la vuelta del colegio los interceptan cuatro delincuentes. Cada uno se les acerca; uno toma a mi hijo por la espalda y le dice que se queda quieto, que no vaya a gritar y que le entregue el celular”, cuenta Andrea.
El niño, paralizado por el susto, no se resistió. “Le sacan el celular que lo llevaba guardado en la cintura, entre la pretina del pantalón”, añade la madre. Pero los otros tres niños no corrieron la misma suerte. “A otro de los niños, por no dejarse robar, empiezan a lanzarle puñaladas. Él, por no dejarse, manda la mano y le dan una cortada en su manita. Al otro lo tiran contra una pared”.
Menor aprehendido. Foto:archivo particular
Mis hijos estudian en el colegio Ave María. El ataque ocurre a la vuelta, a las 2:08 minutos. Ese mismo día pusimos la denuncia ante la Fiscalía y logramos llevar las fotos y los videos que la comunidad nos ayudó a recoger como pruebas.
Fue en ese instante cuando el hijo de Andrea reaccionó. “Mi hijo empuja a uno de los delincuentes y le da un puño. En ese momento todos se asustan y empiezan a correr. Todos salen corriendo detrás de los delincuentes. En la huida casi los coge un carro”, recuerda.
Los agresores escaparon hacia un caño ubicado a dos cuadras del colegio, mientras los niños, impulsados por el miedo y la rabia, salieron tras ellos. “Dos de los chicos que fueron robados siguieron corriendo detrás de los ladrones. La niña, gracias a Dios, logra escapar ya ella no le hacen nada”, explica Andrea.
En la persecución apareció un hombre en motocicleta, un domiciliario, que decidió ayudarlo. “Ellos le piden ayuda y el domiciliario en su moto ayuda a alcanzar al ladrón, muy cerca del caño, y logran interceptarlo”.
Fue entonces cuando el hijo de Andrea se lanzó al río. “Mi hijo se lanza por el río y alcanza a agarrar a uno de los delincuentes por detrás. Hay un forcejeo, el tipo me lo golpea, lo lastima y lo ahoga en el río. Mi hijo como puede se zafa, pero el ladrón sale corriendo. Mi hijo sale tras él, pero no alcanza a cogerlo. Llega al lugar donde tienen detenido al otro ladrón, y en ese momento llega la Policía y logra capturar a uno de ellos”, relata.
Según ella, el capturado sería menor de edad, aunque entre los cuatro atacantes también habría un adulto. “Parece ser que varios de ellos eran menores. El capturado también lo es”, añade.
Después del ataque, los uniformados trasladaron al detenido a la estación de Policía de San Cristóbaljunto a los menores y sus padres. “Llevan a mi hijo ya los otros niños en compañía de los papás que alcanzamos a llegar, y también con los directivos del colegio”, dice Andrea.
El plantel se enteró de lo ocurrido por una madre que presenció parte del hecho. “Una mamita vio la situación y alertó al colegio. Ellos intentaron llamar al cuadrante de Policía, pero nunca contestó. Afortunadamente, teníamos el número de un papá que es policía, y él envió una patrulla, que fue la que llegó al lugar de los hechos, alcanzó a coger al detenido y los llevó a la estación”, recuerda.
Esa misma tarde, los padres comenzaron su propia búsqueda de pruebas. “Caminamos casa por casa, haciendo el recorrido de lo sucedido, pidiendo cámaras de seguridad para poder ver los videos y tener los rostros y características de los delincuentes. No lograron coger a todos, y el detenido no quiere hablar ni dar los nombres de los demás”, dice.
Una mamita vio la situación y alertó al colegio. Ellos intentaron llamar al cuadrante de Policía, pero nunca contestó. Afortunadamente, teníamos el número de un papá que es policía, y él envió una patrulla, que fue la que llegó al lugar de los hechos, alcanzó a coger al detenido y los llevó a la estación.
Con las imágenes en su poder, los padres llevaron todo el material a la Fiscalía, que adelanta la investigación. “Adjuntamos las pruebas y estamos a la espera de que nos digan cuál es el proceso a seguir”, añade la madre, visiblemente preocupada.
La angustia, sin embargo, no termina ahí. Los niños siguen atemorizados. “Están bastante asustados porque los amenazaron. Les dijeron que sabían dónde vivían. En los videos se ve claramente que los chicos (los delincuentes) tenían todo muy bien planeado, que iban atrás de los niños, no sé si ya los venían siguiendo. Uno de ellos campanea, es el que les avisa a los demás por dónde van a coger a los niños a la salida del colegio”, explica Andrea.
El temor a posibles represalias es ahora una sombra que no se disipa. “Estamos muy preocupados porque no sabemos qué puede pasar, si hay represalias o demás, con los ladrones que sí lograron salirse con la suya”, dice.
Andrea concluye su relato con la esperanza de que haya justicia y que las autoridades actúen antes de que otra familia viva lo mismo. “Solo queremos que esto no se repita. Nuestros hijos solo salían del colegio. Nada más”.
CAROL MALAVER
SUBEDITOR BOGOTÁ
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