Economia
La industria del tomate en México enfrenta su mayor caída en 5 años y preocupa a productores

La tendencia descendente de las ventas mexicanas de tomate comenzó en abril, cuando Washington anunció su salida del acuerdo que regulaba el mercado.
Entre enero y agosto de 2025, las exportaciones alcanzaron 1,782 millones de dólares, 19.7% menos que en el mismo periodo del año previo. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos anticipó una caída de 5% para todo el año con un arancel, pero la contracción ya supera con amplitud esa proyección.
México envía 99.8% de su producción tomatera a Estados Unidos. Sinaloa encabeza la lista con 41.7% del total, seguido por Jalisco y Sonora, ambos con 11.7%, de acuerdo con la Secretaría de Economía.
Sinaloa, en el centro del impacto
Sinaloa, principal productor y exportador, depende de este cultivo como eje económico. El tomate representa cerca de la mitad de las exportaciones agrícolas del estado y genera una derrama anual de 3,000 millones de dólares hacia el mercado estadounidense. La Asociación de Agricultores del Río Culiacán advirtió que la imposición arancelaria pone en riesgo esta fuente de ingresos y puede alterar la estructura productiva regional.
La organización anticipa que muchos productores migrarán a otros cultivos en el ciclo agrícola 2025-2026. Más de 72,000 personas trabajan en el sector tomatero sinaloense y más de 700 productores exportan a Estados Unidos, por lo que el golpe se extiende al empleo rural y a la economía local.
La decisión estadounidense llegó en un entorno de tensión creciente. Washington argumentó prácticas desleales de precios. Productores mexicanos y autoridades señalaron presiones políticas de asociaciones agrícolas de Florida que desde hace años buscan frenar la entrada de tomate mexicano.
El 14 de julio, cuando expiró el acuerdo, la presidenta Claudia Sheinbaum prometió apoyar a la industria nacional y mantener el diálogo con Estados Unidos. Una semana después, el gobierno anunció precios mínimos de exportación para estabilizar el mercado y preservar la planta productiva.
Los precios fijados en dólares por kilo son los siguientes: cherry 1.70; bola 0.95; con tallo 1.65; en racimo 1.70; Roma 0.88; grape 1.70; y otras variedades 1.70. Esta medida entró en vigor el 8 de agosto y se revisará cada año o antes si las condiciones del mercado lo requieren.
La Secretaría de Economía y la Secretaría de Agricultura afirmaron que la decisión protege a productores, evita distorsiones y garantiza el abasto interno. Las asociaciones tomateras respaldaron la medida, destacando que el sector genera más de 3,100 millones de dólares anuales y emplea a más de 400,000 trabajadores agrícolas en todo el país.
Durante casi tres décadas, el Acuerdo de Suspensión evitó cuotas compensatorias a cambio de respetar precios de referencia predeterminados. Estos precios no habían cambiado desde 2013, a pesar de la inflación en ambos países. Con su terminación, la exportación mexicana volvió a un mercado libre similar al de 1996, cuando comenzó la investigación antidumping.
La retórica de Estados Unidos
Desde la Casa Blanca se dice que fue un movimiento decisivo para proteger la agricultura local y restaurar la equidad, y asegura que en poco tiempo los aranceles de la administración Trump sobre las importaciones de tomate mexicano ya están impulsando a los agricultores, productores y dueños de negocios estadounidenses, incluso recogió una serie de testimonios.
“Solo han pasado dos días y ya tenemos más llamadas de clientes, y el precio ni siquiera ha cambiado”, dijo Chad Smith, de Smith Tomato Farm en Alabama.
Matt Rudd, de Carolina del Norte, afirmó que ahora se verán más tomates locales en las tiendas. Rich Troccio, de Pittsburgh, fue más tajante al declarar que no le molestaría un arancel del 50% porque prefiere comprar producción estadounidense.
Otros relatos resaltan un terreno más favorable para productores locales. Logan Duvall, de Arkansas, destacó que el dinero se queda en la comunidad en lugar de ir a conglomerados extranjeros. Steve Longmire, de Tennessee, prevé mejores precios para los productores durante el otoño e invierno.
Las exportaciones de tomate son un pilar de la balanza agroalimentaria mexicana y un símbolo de integración con Estados Unidos, pero ahora está en riesgo. El gobierno de Sheinbaum intenta contener el impacto con precios mínimos y la búsqueda de nuevos mercados mediante su red de tratados comerciales.