Economia
Enfrentamiento entre Gustavo Petro y la Coordinación del Banco de la República: Un choque de poderes en el Gobierno

El mensaje en X del mandatario Gustavo Petro relacionado con la reunión del Banco de la República sobre mantener las tasas de interés inalteradas este lunes -a pesar de que es sólo un episodio más de este tipo desde el inicio de su gestión- no solo vuelve a señalar la independencia del banco central, sino que resalta la necesidad de coordinación entre el Emisor y el Gobierno ordenada por la Constitución.
Según el Artículo 371 de la constitución, todas las funciones del Banco de la República “se ejercitarán en consonancia con la política económica general“.
Dicho mandato se relaciona con cómo la misión del Banco de salvaguardar tanto el valor de la moneda (evitando el aumento descontrolado de los precios) como con la producción y el empleo en niveles sostenibles a largo plazo debe cumplirse mediante decisiones que no se contradigan entre el banco central y el Gobierno.
Para lograr este objetivo, cada entidad tiene funciones específicas y ambos lados se complementan. Por parte del Emisor, se encarga de la gestión de la moneda, principalmente a través de las tasas de interés. En cuanto al Gobierno, toma decisiones orientadas a mantener un equilibrio en las finanzas públicas (con un déficit controlable), con cautela en el gasto y eficiencia en la obtención de ingresos, por ejemplo, a través de la recaudación de impuestos, un tema ampliamente debatido desde el año anterior debido al considerable aumento del déficit fiscal.
Así, en lo concerniente a la coordinación, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, mencionó hace un año a EL TIEMPO que “lo esencial para la política monetaria es la certeza de que los desequilibrios fiscales se están disminuyendo y la deuda pública, en relación al PIB, tiende a converger hacia un nivel que sea sostenible.”
El ministro de Hacienda, Germán Ávila, y el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar. Foto:Banco de la República
En mayo del año pasado, Villar aún anticipaba que “para 2024 se espera, de acuerdo a las proyecciones actuales del Gobierno, que el nivel de deuda crecería como porcentaje del PIB, pero de forma coherente con la regla fiscal“, además de que “sería consistente con una perspectiva de reducir dicho nivel de deuda sobre PIB en los años siguientes”.
Cómo debe ser la coordinación entre el Banco de la República y el Gobierno
Juan Pablo Zárate, con experiencia en ambas posiciones, como viceministro de Hacienda y como codirector del Banco de la República, señala que para la coordinación el Gobierno debe implementar una política fiscal que no comprometa la estabilidad macroeconómica, lo que permite al Banco de la República llevar a cabo su labor.
“En la medida de lo posible -añade- se debe buscar que la política monetaria, la fiscal y la regulatoria ‘trabajen en la misma dirección’ en relación a sus efectos sobre el ciclo económico”. También, “hay aspectos significativos de coordinación en otros ámbitos como el funcionamiento de los mercados donde operan el Banco y Hacienda y en otros temas donde el Banco de la República actúa como agente fiscal del Gobierno”.
Por su parte, Juan Alberto Londoño, igualmente exviceministro de Hacienda, indica que “la coordinación entre la Banca Central y el Gobierno se basa en reconocer la autonomía de la primera. Esto implica que el Banco de la República actúa como representante del Gobierno en la contratación de créditos externos, como guardian de los títulos dedeuda pública y brinda asesoría técnica al Gobierno. Esto implica una colaboración eficaz, sin embargo, nunca debe comprometer su autonomía al momento de tomar decisiones cruciales como la de fijar la tasa de interés de intervención, que es donde el Gobierno espera sumisión. La resolución de ayer (lunes) genera confianza respecto a la solidez de nuestras instituciones”.
Los peligros por el deterioro de las finanzas públicas
Después de que, por mayoría, la junta del Emisor decidió este lunes no reducir la tasa de interés de referencia, el presidente Petro expresó en la red social X que con esa medida, la junta “intenta frenar el crecimiento económico”. Sin embargo, las respuestas desde otras perspectivas podrían resumirse en una frase similar: “con las acciones tomadas en materia de gastos e ingresos, el Gobierno busca limitar el crecimiento económico”.
En efecto, no disminuir las tasas podría inhibir decisiones de inversión ante una reactivación económica que aún no se concreta. No obstante, reducirlas puede reactivar la inflación, que no se ha mitigado desde noviembre, en momentos en que, a la vista de todos, se agrava la crisis de las finanzas públicas, dado que existe una relación entre crisis fiscal e inflación.
El déficit fiscal puede ser más profundo cuando el Gobierno incrementa gastos -especialmente en funcionamiento- o cuando no obtienen los ingresos que planeó al aumentar impuestos. O cuando se combinan ambas situaciones. Y el mayor déficit se ve acompañado de la promesa de más deuda. Para llegar a fin de mes con los bolsillos vacíos, hay que obtener más dinero prestado.
Un aumento previsible de la deuda del Gobierno desgasta la moneda, provocando su depreciación. Por ello, con el agravamiento de la crisis de las finanzas estatales (y cuando el remedio para ese dolor de cabeza es conseguir más fondos prestados), es probable que las subidas cobren impulso nuevamente, reavivando la inflación.
No reavivar de nuevo la disminución del poder adquisitivo de los hogares colombianos, en especial de los más desfavorecidos, y no impactar negativamente la posibilidad de crecimiento y empleo sostenible a largo plazo.
En este contexto, tras conocerse la decisión de la junta, el Centro de Estudios Económicos Anif señaló que “la decisión de mantener la tasa de interés sin cambios responde a un conjunto de variables macroeconómicas que justifican la cautela frente a un panorama nacional y externo complicado”, y recordó que “en 2024 Colombia presentó un déficit del 6,8 por ciento del PIB, superando lo previsto en el Marco Fiscal de Mediano Plazo del año anterior. La preocupación se mantiene en 2025″.
Podría interpretarse que la perspectiva dominante en la junta del banco central, respecto a la coordinación, es que ante las decisiones que adopta el Gobierno sobre gasto público e ingresos tributarios, y los resultados que están surgiendo, la mejor forma de acompañarlas desde la política monetaria es ser cautelosos con los recortes de tasas de interés, para no reavivar nuevamente la disminución del poder adquisitivo de los hogares colombianos, sobre todo de los más empobrecidos, y no afectar la posibilidad de un crecimiento y un empleo sostenible a largo plazo.