Economia
‘Al próximo presidente, sea quien sea, le espera una policrisis’: director de Fedesarrollo

El director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, explica los factores que para él han determinado la disparada del gasto del Gobierno, critica fuertemente el rompimiento de la regla fiscal y en qué consiste la policrisis que le espera a la próxima administración.
En gráficos muy bien documentados, usted tiene la prueba reina de que, al aumentar el costo del empleo formal, aumenta el empleo informal. Y a esa conclusión llegó tras lo ocurrido con la reforma laboral del 2012, a partir de la cual las líneas del empleo formal e informal tendieron a equipararse. ¿Teme que vaya a pasar todo lo contrario a raíz de esta reforma laboral?
Esta es una reforma que, si bien pretende subir la remuneración de los actuales empleados formales, en la práctica equivale a encarecer el costo del empleo formal. Exactamente lo contrario de lo que hizo la reforma de 2012, que redujo su costo en 13,5 puntos porcentuales y que claramente tuvo unas consecuencias muy positivas, al aumentar el empleo formal y reducir el informal. No es una cuestión de teoría. Es una realidad económica. Esta reforma terminará aumentando el empleo informal y estimamos una pérdida de casi 400.000 empleos formales.
Usted ha dicho eso de forma muy reiterada y documentada, pero la gente en el Gobierno se ríe de esos pronósticos. ¿En cuánto tiempo calcula que comenzará a verse el fenómeno?
No es inmediato, porque los empresarios empezarán a hacer sus cuentas y sus ajustes, y particularmente se verán afectados más unos sectores que otros. Nos preocupan los impactos en el sector comercio y de la vigilancia, donde se encarecerán los costos de operación. En el próximo gobierno empezaremos a ver los efectos.
El sector de vigilancia será uno de los más afectados, según el director de Fedesarrollo. Foto:EL TIEMPO
Dijo usted, doctor Mejía, que lo que había salido en Senado era peor que lo de la Cámara. ¿Por qué?
Teníamos una muy buena noticia sobre la ponencia que venía de la Comisión Cuarta y es que se habían planteado medidas diferenciales para los microestablecimientos. Desafortunadamente, ello no se acogió en plenaria.
Vamos al problema del déficit fiscal. Como diría Petro, ¡eso es simple! Estamos gastando más de lo que percibimos en ingresos…
Sí. Y no es un tema nuevo. Luego de la pandemia ha subido el gasto sin intereses, aunque también han subido los intereses; pero, incluso descontando ese efecto, se ve un aumento desproporcionado del Gobierno en funcionamiento e inversión. Para dar un ejemplo: en este año, si el gasto sin intereses hubiera seguido la tendencia de antes de la pandemia, estaríamos hablando de un gasto de 261 billones de pesos. El observado para este año es de 332 billones de pesos. Es decir, el Gobierno está gastando 71 billones adicionales a lo que sería el gasto tendencial antes de la pandemia.
En este año, si el gasto sin intereses hubiera seguido la tendencia de antes de la pandemia, estaríamos hablando de un gasto de 261 billones de pesos. El observado para este año es de 332 billones de pesos. Es decir, el Gobierno está gastando 71 billones adicionales a lo que sería el gasto tendencial antes de la pandemia
Luis Fernando MejíaDirector de Fedesarrollo
¿Qué lo explica?
Cuatro factores. Uno el gasto en salud, más o menos 28 billones de pesos, que ha venido creciendo luego de la pandemia.
Le hago ahí un paréntesis… ¡Pero si la salud se ha deteriorado abismalmente!
Pero hay un incremento muy grande en la demanda por servicios luego de la pandemia y, entre otras cosas, de elementos relacionados con el plan de beneficios que nunca se pudo delimitar y que ha implicado aumento grande en demanda de medicamentos, tecnologías y, por consiguiente, incrementos en el gasto, aunado a problemas de liquidez que han creado una crisis muy importante en el sector.
¿Y los demás factores?
El segundo son las transferencias a las entidades territoriales a través del sistema general de participación. Son 15 billones adicionales a lo que venía luego de la pandemia.
Pero eso prácticamente no ha empezado a operar porque no está reglamentado. Hablo de los efectos de la ley Cristo…
Antes de la reforma teníamos un problema. Como los ingresos del Gobierno se incrementaron por cuenta de las dos últimas reformas tributarias, las de 2021 y 2022, y las transferencias se calculan con base en el crecimiento de los ingresos corrientes de los últimos cuatro años de la nación, pues había una presión muy grande por las transferencias. Esto, ratifico, sin incluir los efectos adicionales que generará ese acto legislativo que se tendrá que reglamentar mediante una ley de competencias, que generará mayor presión fiscal.
¿Tercer factor?
Pensiones. 14 billones por encima del gasto tendencial. Seguramente esto tiene que ver con presiones del régimen de prima media y de los regímenes especiales; esa será otra papa caliente que recibirá el nuevo gobierno. Y esto no tiene nada que ver con la reforma pensional que aún no entra en vigencia.
¿Y el cuarto factor?
El déficit del fondo de estabilización del precio de los combustibles. Estamos hablando de un costo anual de 11 billones de pesos. Yo le diría que, de lo poco rescatable de este gobierno en materia fiscal, ha sido la decisión de subir el precio de la gasolina, más de un 80 % desde que arranca el Gobierno, pero sigue el subsidio en el combustible diésel.
En 2024, hubo paro camionero en protesta a la subida del combustible. Foto:Archivo particular
Voces expertas dicen que hay que recortar el presupuesto en por lo menos 37 billones. ¿Usted, por ejemplo, qué recortaría?
El próximo gobierno indudablemente va a tener que hacer un plan de ajuste fiscal con dos dimensiones: una reforma tributaria –la que ha anunciado el Gobierno va a ser muy difícil de aprobar en este año electoral y con muy poco presupuesto–. Y ella no podrá estar enfocada en subirles los impuestos a los que ya pagan, sino, indudablemente, en ampliar esas bases tributarias para que más personas empiecen a pagar impuestos. Y por supuesto revisar las bases gravables del IVA. Pero el otro componente tendrá que ver con el gasto. Parte del problema de lo que ha planteado el Gobierno, que yo resumiría en más impuestos sin austeridad, es que no tiene legitimidad política para reclamarles a los colombianos más impuestos cuando el Gobierno no está haciendo el esfuerzo de reducir el gasto. Por ejemplo, el déficit de este año va a ser el segundo más alto en 121 años de historia. Eso muestra el tamaño del desborde del gasto.
Parte del problema de lo que ha planteado el Gobierno, que yo resumiría en más impuestos sin austeridad, es que no tiene legitimidad política para reclamarles a los colombianos más impuestos cuando el Gobierno no está haciendo el esfuerzo de reducir el gasto
Luis Fernando MejíaDirector de Fedesarrollo.
Por eso, ¿qué cosas se pueden revisar?
Justamente hay factores relacionados con el fondo de estabilización del precio de los combustibles como la eliminación del subsidio al diésel, que cuesta 11 billones de pesos al año. Hay que revisar los subsidios en servicios públicos: calculamos que el 81 % de ese gasto llega a sectores que no son pobres. Eso le cuesta al presupuesto, más o menos, 4 billones de pesos anuales. Vamos a tener que reenfocar no solo esos subsidios, sino en general el gasto social. Son ideas preliminares que le doy.
Si uno se pone a mirar los esfuerzos del Gobierno, pues solo el Ministerio de Salud piensa aumentar su burocracia en 535 nuevos cargos, con un costo de más de 74.000 millones…
Por eso le ratifico que el mensaje de un nulo ejemplo en materia de austeridad del gasto es lamentable. De hecho, el crecimiento nominal del gasto en servicios personales, es decir, salarios en este año, frente al 2024, es del 28 %. Eso va a crecer la nómina estatal en el 2025. El Gobierno no está haciendo el esfuerzo de apretarse el cinturón.
Y, desde luego, no nos conviene para nada el año electoral…
Precisamente es por el ciclo político. Cuando usted y yo hablamos hace un año de estos temas fiscales yo me mostraba menos optimista frente al panorama fiscal del 2025 en contraste con el 2024. Porque, si bien en el 2024 hubo un esfuerzo importante por recortar el gasto, no existía el riesgo del ciclo electoral. Anticipé que difícilmente iba a haber voluntad de recortar el déficit por estar pensando en las elecciones. Eso llevó a la muy mala decisión, inconveniente e inoportuna, de suspender la regla fiscal en el contexto de una economía en la que no ha acontecido nada extraordinario.
¿O sea que el recaudo de 19 billones que pretende el Gobierno, es una quimera?
Dudo que políticamente haya este espacio. Estamos en año preelectoral para el Gobierno y para el Congreso. Va a ser muy difícil que en su último año estén pensando en aumentarles los impuestos a los colombianos. Ahora bien: esto no quiere decir, ratifico, que el próximo gobierno no ejecute el recorte fiscal con los dos elementos: una rebaja importante del gasto buscando eficiencias, por un lado, y una reforma tributaria que amplíe las bases de tributación.
Anticipé que difícilmente iba a haber voluntad de recortar el déficit por estar pensando en las elecciones. Eso llevó a la muy mala decisión, inconveniente e inoportuna, de suspender la regla fiscal en el contexto de una economía en la que no ha acontecido nada extraordinario
Luis Fernando MejíaDirector de Fedesarrollo
¿Qué opina del incremento de tarifas de autorretención en la fuente?
Una estrategia que va en contravía de las herramientas más eficientes para resolver el problema fiscal. Porque lo único que está haciendo la medida es adelantar los ingresos que se deberían pagar en 2026. Coloquialmente, están abriendo un hueco para tapar otro. Todo lo que ingrese por retenciones, que en nuestros cálculos es cercano a los 7 billones de pesos en 2025, será un hueco adicional que tendrá que financiar el próximo gobierno en 2026. O sea, es una estrategia inane que no resuelve el problema y que simplemente consiste en patear el problema fiscal hacia adelante.
Usted me plantea la necesidad de revisar las bases gravables del IVA. ¿Cree que este Gobierno se atreva a eso o que se lo tolere al próximo gobierno?
Va a ser absolutamente necesario. Bastante interesante que un gobierno de izquierda que, como usted lo dice, se opuso en ocasiones anteriores a que se hiciera esa revisión del gasto tributario que se hace en el IVA, lo mencionara como uno de los temas de fondo en la publicación del marco fiscal. No significa tocar la canasta familiar. Pero hay una serie de productos que están por debajo de la tarifa general del 19 % que no tienen justificación económica. Por ejemplo, los juegos de suerte y azar digitales. Ahí hay un recaudo clave. Es muy positivo, repito, que un gobierno de izquierda envíe el mensaje de que tiene que darse esa discusión. Y tendrá que ser parte fundamental de la próxima reforma tributaria.
La suspensión de la Regla Fiscal podría llevar a un aumento en el costo de la deuda pública Foto:iStock
Quiero volver al rompimiento de la regla fiscal, porque lo veníamos advirtiendo desde el año pasado: que había en ese sentido pasos de animal grande. Nos lo negaron todo el tiempo…
Sí, lo habíamos anticipado. Desafortunadamente se materializó ese riesgo político. Aunque el Gobierno venía insistiendo en que el año pasado se había cumplido con la regla fiscal, dijimos que se hizo a través de “contabilidad creativa”, transacciones de única vez que no tenían mucha justificación económica. Pero a final de cuentas se mantenía ese compromiso político de respetar la regla fiscal. Ya en este año el compromiso no se mantiene. Simplemente se dice que la decisión la justifica un hecho extraordinario que, según nuestro contexto, no existe. Las consecuencias de eso ya las estamos viendo cuando usted observa las tasas de interés reales que paga Colombia para financiarse a diez años. Hoy estamos entre las economías medianas y grandes que representan más del 90 % del PIB mundial como la segunda con el mayor costo de financiamiento, 6,5 % en términos reales. Esta decisión sube el costo del endeudamiento para la nación, va a subir la deuda pública y eso le deja al próximo gobierno una situación fiscal muy complicada. Por eso ratifico: la primera misión del próximo gobierno será un plan de ajuste fiscal.
¿Cómo hacemos para explicarle a la mayoría de los colombianos que sí le afecta algo que parece tan remoto como romper la regla fiscal? A casi nadie parece importarle…
Gran punto. La salud fiscal es como la salud física. La gente no extraña la salud sino hasta que se enferma. Lo mismo ocurre con la salud fiscal. Que no se la extraña sino hasta que se empiezan a ver las consecuencias de un deterioro de las finanzas públicas. ¿Cómo se traduce eso para el bolsillo de los hogares y las empresas? En la medida en que aumenta el costo de financiamiento para la nación, es decir, las tasas de interés en la deuda pública, eso de inmediato se traslada a las tasas de interés de toda la economía, porque típicamente se considera que el Gobierno Nacional es el de menor riesgo. Y si para él, el de menor riesgo, empiezan a subir las tasas de interés, de ahí para arriba, hogares y empresas, experimentan tasas de interés más altas, producto de ese deterioro de la prima de riesgo, que es la credibilidad fiscal.
La salud fiscal es como la salud física. La gente no extraña la salud sino hasta que se enferma. Lo mismo ocurre con la salud fiscal. Que no se la extraña sino hasta que se empiezan a ver las consecuencias de un deterioro de las finanzas públicas
Luis Fernando MejíaDirector de Fedesarrollo.
¿Cuál es el impacto de todo lo que me está diciendo en el ritmo de crecimiento de la economía del país?
Cuando se aumenta el riesgo fiscal y el Gobierno se tiene que financiar a tasas de interés más altas, eso implica endeudamiento más costoso para empresas y hogares y, por ende, menor disponibilidad para invertir. Cuando usted mira las cifras de inversión, son absolutamente preocupantes. El año pasado cerramos con una tasa de inversión del 16,6 %, la más baja en al menos 20 años. Ha habido una reducción importante de esa tasa de inversión, unos incentivos bajos para la expansión de la capacidad productiva y las consecuencias pueden ser muy graves; porque la inversión es el frente primordial de crecimiento. Si tenemos tasas de inversión del 16 %, el crecimiento a largo plazo va a estar en alrededor del 2 y medio o 7 %, insuficiente para resolver todos los problemas sociales y económicos del país. Entonces otra tarea pendiente, ojalá para este Gobierno y si no para el siguiente, es cómo adoptar políticas públicas que permitan aumentar esa tasa de inversión y subir rápidamente el crecimiento económico.
Conclusión: ¿al próximo presidente, sea quien sea, le esperan unos días espantosamente difíciles?
Una policrisis, diría yo. Una crisis en el frente fiscal que tendrá que resolver inmediatamente, una crisis en materia de seguridad física por el deterioro tan fuerte en las condiciones de seguridad del país, una crisis en materia de seguridad energética que tendrá que resolver, o sea, cómo mantener el abastecimiento de energía y gas en el corto y mediano plazo, y finalmente una crisis en salud, que tendrá consecuencias en el acceso al servicio de los hogares. Así que el próximo gobierno tendrá que tener una gran cintura para resolver esas grandes crisis y, por supuesto, las estructurales, como el crecimiento y la tasa de inversión, que también van a tener mucha urgencia e importancia.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO