Deportes
Al golf le echo más horas que un reloj

A las 8.05, en las profundidades del Club de Campo, tan de noche que la seguridad del club apenas distingue las acreditaciones, Carlos Alcaraz, número 1 mundial del tenis y número 1 en ilusión por progresar en el golf, aparece por el campo de prácticas. Amanecerá a las 8.18, pero el murciano, que ha desayunado en el chalet del club, destinado esta semana al comedor de jugadores, ya ha informado a varios de sus amigos que va a jugar con Jon Rahm.
“Hazlo con pasión o no lo hagas”, se puede leer en muchas camisetas en esta época en la que tanta importancia se da a la autorrealización. Lo podría poner perfectamente en la sudadera con capucha, blanca impoluta, que lleva el joven, que saluda sin saber muy bien quién era a Víctor García, el padre de Sergio, el profesor que más talento nacional ha sacado al estrellato en el siglo: su hijo, Josele Ballester, Carla Bernat, ganadora del Masters femenino amateur…
Unos 40 minutos después ya está en el tee del 1, una terraza con todo el skyline de Madrid delante que es una postal. “Yo pego ya que nos están apretando”, avisa Rahm, que va compartir nueve hoyos con el tenista, un amigo de Carlos que es hándicap 0,5, Borja Plácido, y Feliciano López. El primer golpe de Alcaraz es largo, a la derecha, pero a tiro de un wedge del green.
Carlos Alcaraz rastrilla un bunker
El formato que se juega obliga al profesional a jugar siempre su bola, mientras que los amateurs, dado el golpe de salida, pueden escoger qué tiro ha sido mejor, pudiéndose decantar por el de uno de los aficionados si así lo desean. Puntúan todos los resultados siempre que se logre el par como mínimo. Hay un malentendido y hasta el hoyo 14, ya con Shane Lowry en el grupo en lugar del de Barrika, no entenderían el error. Pensaban que los amateur solo podían escoger la mejor salida realizada entre ellos, salvo en los pares 3.
Alcaraz se viene arriba
El murciano lleva jugando de verdad al golf “como dos años y medio, pero le echo más horas que un reloj”, revela. Después del hoyo 1 y por la potencia de su swing, estéticamente de un dígito -“tengo un swing de instagram”, bromea-, aunque de resultado acorde con el 11,5 que tiene como hándicap, Alcaraz se viene arriba. En lugar de jugar desde la salida de hombres aficionados, lo hace como Rahm, como los profesionales. Desde atrás.
Suelta buenos zambombazos, pero con tendencia a irse a la izquierda, una cruz que no se quitará en casi ningún hoyo del día. Feliciano le desliza lo mucho que ha entrenado para el torneo. “He jugado 9 de los 10 últimos días”, anuncia al grupo. Alcaraz hace una sacada de bunker muy notable. Se puede afirmar que es la mejor faceta de su juego ahora mismo.
Cuando acaba el hoyo 3, un par 3, el ganador de seis grand slams avisa de sus intenciones. “Ya he calentado”, bromea con su resultado. “A partir de aquí todo birdies”. Como en el 4 no lo logra, en el 5 asume que disfrutará más si sale desde los tees delanteros, en los que mínimo se ganan 20 metros. La inercia del recuerdo de Nueva York, cuando durante el US Open jugó con Sergio García y David Puig, ha hecho que el ímpetu supere a lo racional. “Mejor acompaño a mi amigo Feli y tiro desde aquí”.
Alcaraz y Rahm
En el green, comparte con Jon las vivencias de aquel partido. “Con Puig lo comparto todo, hasta el entrenador. Jugamos muchas veces juntos en Scottsdale (Arizona, donde reside el vasco)”. Luego comerá al terminar con él.
“Este es el hoyo más difícil del campo”, avisa Rahm a todos cuando se plantan en el hoyo 6. Alcaraz le pide a su amigo Borja que de un buen golpe, para que él se pueda arriesgar con el driver. “A ver Borja, esa maderita del diablo”. El amigo del Club de Golf Altorreal da un buen golpe y el tenista exprime el palo de la cabeza grande. Se atreve a volar un barranco que está a casi 200 metros. Y lo vuela tan justo que la deja empotrada en la otra orilla. Le deberían haber dado el premio al misil del día.
El primer birdie
Mientras avanza por la calle del 7 y se cruza con Ángel Hidalgo, que bromea diciendo que el también pensó en hacerse ese corte de pelo a lo Maluma, Alcaraz revela que fue un peluquero de Nueva York, que lo recomendó un tipo de Nike el que llevó a cabo la tarea. Distraído, cae el segundo birdie. “¿Cómo vas?”, le pregunta Víctor García, que se ha acercado a verle. “Dos birdies y ya. Que en el campo de prácticas todo es más fácil”, le responde.
-“Bueno, como en el tenis”, expresa el profesor.
-“En el tenis, en el entrenamiento eres Dios”, añade Carlos. “Eso sí, en el swing de llevar el carrito estoy impecable”. Y se ríe.
Son sus mejores momentos del día. Otro gran hierro la deja muy cerca del hoyo. Y suma otra birdie en el hoyo 8. Y un par en el 9. “Bueno, luego nos vemos”, le dice Rahm, que tiene que cambiar de equipo como estaba previsto. Aparece Shane Lowry, el héroe de la Ryder Cup de Bethpage hace dos semanas.
.
Hechos los honores y la felicitación por la Ryder, a Alcaraz le sale el gen de campeón. “Niemann va -14, vamos que hay que apretar”. Y vuelve a hacer gala de las ‘spanish hands’ (manos españolas) con las que los titulares británicos alababan a Seve con otro golpe de bunker de calidad, que luego repetería en el 13, donde casi la mete desde la arena. Ocurre un minuto después de que Feliciano López haya estado a punto de meterla desde 150 metros.
“Juega bien Carlos”, reconoce Lowry, “y desde luego su golf es bastante mejor que mi tenis”. Al irlandés se le escapa un “muy bueno”, en inglés, cuando ve el approach de Alcaraz en el hoyo 14 desde la hierba alta. Es el tramo en el que los pocos aficionados que han seguido el partido porque estaba el campo cerrado para el público comprueban el swing del tenista.
“A esto hay que darle fuerte”, responde a los elogios el ganador del último US Open de tenis. “Lo de darle recto si eso para otro día”. Ya en el hoyo 17, intuyen que no ganarán el torneo como era su deseo. “Estamos como si tuviesemos que restar un match ball a Isner”, suelta Feliciano. “Y encima en Cincinnati”.
Acaba el proam y Alcaraz saluda a Reguilón, el lateral del Tottenham Hotspurs. Si la gente se tomase la vida como se toma el tenista el golf, con ambición, tenacidad y buen humor, este país se saldría del mapa.