Colombia
Cómo se hace la prueba de la intolerancia a la lactosa
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La intolerancia a la lactosa es un trastorno digestivo que surge debido a la falta de lactasa, una enzima crucial para la descomposición de la lactosa, el azúcar que se encuentra en la leche y sus productos. Esta deficiencia dificulta una digestión adecuada, lo que puede dar lugar a síntomas como distensión abdominal, gases y diarrea. Además, hay distintos tipos de intolerancia, que van desde la primaria, que se desarrolla con la edad, hasta la secundaria, que resulta de enfermedades intestinales, y la congénita, que tiene un origen genético.
Las personas que sufren de este trastorno deben considerar alternativas a los productos lácteos o reducir su consumo de lactosa. Por otro lado, aquellos que sospechan ser intolerantes suelen experimentar molestias digestivas entre 30 minutos y 2 horas tras ingerir lácteos. Estos síntomas pueden incluir hinchazón, gases, dolor o cólicos abdominales, diarrea o náuseas.
Sin embargo, existen diversas pruebas para determinar la tolerancia a la lactosa. La prueba más común es el test de hidrógeno en el aliento, el cual evalúa la cantidad de hidrógeno exhalado después de consumir lactosa, ayudando a determinar si el cuerpo puede digerirla correctamente. Esto se debe al proceso químico que ocurre en el colon con la lactosa no digerida, la cual produce gas al ser fermentada por las bacterias del intestino. Según Medline Plus, también se puede realizar un examen de sangre.
El procedimiento del test de hidrógeno implica que el paciente respire en un recipiente con forma de globo. Luego, tendrá que beber un líquido que contiene una cantidad de lactosa. Posteriormente, se deberán esperar intervalos de tiempo específicos para recoger las muestras de aliento y medir los niveles de hidrógeno.
En general, un resultado normal muestra muy poco gas en el aliento. Por el contrario, una persona con intolerancia a la lactosa presentará niveles más altos debido a la dificultad para descomponer y absorber la lactosa. Por ejemplo, en personas sin esta afección, se detectan menos de 20 partes por millón sobre el nivel en ayunas. En cambio, si en la prueba se superan los 120 ppm sobre este nivel, se clasifica al paciente como intolerante. Los interesados pueden acceder a esta prueba por un costo desde 60 euros en línea, según Clinica Subiza.
En lo que respecta a la prueba de sangre, el objetivo es verificar la presencia de glucosa en el torrente sanguíneo, ya que el cuerpo genera esta sustancia al descomponer la lactosa en el intestino. Para realizar el test, se toman varias muestras de sangre del brazo mediante venopunción, antes y después de consumir un líquido con lactosa. La diferencia en los resultados indicará si la persona tiene intolerancia.
Los resultados de la prueba de sangre se consideran normales si el nivel de glucosa es superior a 30 mg/dL dentro de las dos horas posteriores a la ingestión de lactosa. No obstante, un incremento de entre 20 y 30 mg/dL en los resultados no se considera conclusivo. En cambio, un resultado anormal se define como aquel que muestra menos de 20 mg/dL en el mismo lapso.
Antes de someterse a cualquier prueba, es crucial seguir ciertas recomendaciones para garantizar la confiabilidad de los resultados:
- Evitar antibióticos y no realizar un lavado intestinal o enteroscopia durante los 30 días previos.
- Conservar una alimentación sin alimentos de difícil digestión (como legumbres, repollo, cebolla o pasteles) 24 horas antes del examen.
- No fumar, utilizar pasta dentífrica, maquillarse los labios ni consumir bebidas distintas al agua en las 14 horas previas.
- Evitar el ejercicio físico al menos 30 minutos antes de la prueba.
- No realizar la prueba si se sufre diarrea en ese momento.
- Traer un cepillo de dientes para enjuagarse la boca antes de la prueba.
La dieta recomendada el día anterior incluye alimentos como huevos, jamón serrano, arroz blanco sin condimentos, carne magra o pescado blanco, además de bebidas como agua, té o infusiones, según el Hospital Universitario de Quirón Salud. También deben evitarse cereales, pan, lácteos, dulces, frutas, legumbres, verduras y bebidas alcohólicas.