Economia
¿Con matrícula condicional? Las sanciones de EE. UU. han recaído sobre el presidente Petro, pero preocupa que escalen y golpeen la economía colombiana
Después del 26 de enero pasado, tras la profunda crisis que se generó entre Estados Unidos y Colombia, por la negativa del presidente Gustavo Petro de recibir aviones con deportados nacionales, Juan Cruz, exasesor del presidente Donald Trump, definió de la manera más acertada ese episodio: “Este es apenas el primer round”.
Aunque en ese momento no hubo sanciones, ni incremento de aranceles como se planteó en principio, quedó claro que Colombia había quedado con “matrícula condicional” y una espada de Damocles sobre la relación económica con su primer socio comercial.
Ahora, casi nueve meses después, las tensiones revivieron. Primero, una arenga del presidente Gustavo Petro en las calles de Nueva York, contra el presidente Donald Trump, le significó la pérdida de su visa. Y apenas unos días después, el domingo pasado, el mandatario de Estados Unidos, anunció no solo el retiro de la ayuda económica a Colombia, sino también la posibilidad de un incremento en los aranceles para los productos nacionales que viajan al territorio del Tío Sam. Este pronunciamiento estuvo acompañado de una frase lapidaria de Trump, al calificar a Gustavo Petro de “líder del narcotráfico”.
Y este viernes, la confrontación tuvo un nuevo ‘round’ con el anuncio del Gobierno de Estados Unidos de incluir en la Lista OFAC, antes conocida como la lista Clinton, al presidente Gustavo Petro, a su esposa, Verónica Alcocer, a su hijo Nicolás Petro Burgos y al ministro del Interior, Armando Benedetti.
Explicó que la decisión de imponer sanciones individuales y no económicas busca evitar perjuicios a la economía colombiana y proteger la relación bilateral. “Por eso no se adoptaron medidas arancelarias”. Aunque reiteró que cualquier decisión sobre aranceles es exclusiva del presidente Donald Trump.
Más allá de las diferencias diplomáticas y políticas, la gran preocupación es que las tensiones sigan escalando y se materialicen las sanciones económicas para el país, con un aumento en los aranceles, y alcances en el marco de la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional de Estados Unidos (IEEPA), que otorga al presidente la autoridad para declarar una emergencia nacional y tomar medidas económicas.
En materia comercial, las alertas están encendidas. Según la Cámara de Comercio Colombo Americana, AmCham Colombia, cerca del 40 % del café colombiano se vende en Estados Unidos, una cadena de valor de la que dependen más de 1.314.133 personas; y la industria de flores, que destina alrededor del 80 % de sus exportaciones a ese mercado y genera unos 200.000 empleos —en su mayoría mujeres cabeza de hogar—, también se vería fuertemente afectada. A esto se suman servicios, manufacturas y logística: cualquier encarecimiento del comercio se transmite a grandes, medianas y pequeñas empresas integradas a cadenas que hoy dependen, en mayor o menor medida, del vínculo con Estados Unidos.
“No es un debate abstracto; pega directo a ingresos, empleo y precios. Desde enero venimos haciendo seguimiento y análisis de impacto; y en abril, con el apoyo de Anif, se desarrolló un escenario hipotético de arancel del 25 % a nuestras exportaciones hacia Estados Unidos. El resultado es claro y se sentiría en el bolsillo de los colombianos: se tendría una caída de 17 % en exportaciones (-2.437 millones de dólares), menor crecimiento del PIB (-1,3 puntos porcentuales), 139.000 empleos menos, inflación al alza (+50 puntos básicos), el recaudo caería 4,7 billones de pesos en el primer año y 5,2 billones en el segundo”, explicó María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham Colombia.
Agrega que por sectores, el golpe sería mayor en flores (-727 millones de dólares, -38,5 por ciento), café (-281 millones de dólares) y piedras preciosas (-259 millones de dólares); en los cuatro principales departamentos exportadores la contracción sumaría 1.100 millones de dólares. En cadenas sensibles, la frutícola caería 17,5 % (-75,1 millones de dólares, y 2.000 empleos menos) y la floricultura perdería 1.200 empleos y 201.000 millones de pesos de valor agregado en dos años.
Para el Consejo de Empresas Americanas (CEA) en Colombia, una ruptura prolongada en la cooperación bilateral y la imposición de barreras comerciales podría generar efectos negativos tanto en el desarrollo económico como en la seguridad regional. Estados Unidos continúa siendo el principal inversionista extranjero en Colombia, con una participación superior al 25 % en sectores estratégicos como energía, infraestructura, servicios y tecnología.
Según Gustavo Gómez, presidente de Asoexport, Estados Unidos es un mercado que los cafeteros han construido por décadas, con grandes inversiones, las cuales no se pueden perder por tensiones en las relaciones entre ambos países. “Las diferencias se deben tramitar a través de canales diplomáticos, porque al final lo que está en riesgo son los ingresos de las familias y de los productores. El cierre de un mercado como Estados Unidos, traería un impacto directo en el precio de referencia para Colombia y un menor ingreso para los productores”, advierte.
Bruce Mac Master, presidente de la Andi, destacó que ya, por la política de Estados Unidos, Colombia tiene aranceles del 10 %. “Si hubiera un incremento en esa cifra y subiera, tendríamos problemas para fabricar productos y ser competitivos”. Resaltó que las exportaciones de Colombia a Estados Unidos suman 14.000 millones de dólares.
Cualquier modificación en las condiciones comerciales podría impactar el empleo rural, la competitividad de los productos nacionales y la estabilidad de las cadenas de valor binacionales, advierte el CEA. Asimismo, alrededor de 5 millones de empleos dependen de las exportaciones colombianas hacia el mercado estadounidense, por lo que cualquier alteración en las condiciones del comercio bilateral pondría en riesgo la estabilidad laboral y productiva del país.
De acuerdo con el presidente ejecutivo de Cotelco, José Andrés Duarte, el de Estados Unidos es un mercado fundamental para el turismo colombiano. Puede pesar cerca del 30 % del turismo internacional, y generar cerca del 35 % de las divisas internacionales”, indicó Duarte.
Entre 2,7 y 3 millones de los turistas internacionales que llegan a Colombia al año son estadounidenses, y dejan alrededor de 3.500 millones de dólares para el país, calcula Cotelco.
En este escenario, las tensiones diplomáticas podrían reducir el flujo de turistas, afectando a sectores como hotelería, transporte y gastronomía.
Por otro lado, hay un impacto que está por verse. Aunque Colombia fue descertificada, tuvo un waiver, una excepción en la que se argumenta que el suministro de la asistencia y ayuda de Estados Unidos es vital para los intereses de ese país, explica Andrés Jiménez, socio de Riveros Bazzani Abogados y quien fue delegado para las finanzas criminales de la Fiscalía General de la Nación.
“Lo que vimos el pasado domingo es que el presidente de Estados Unidos paró toda la ayuda que Colombia esperaba recibir con ese waiver. Mi interpretación es que el presidente Trump ya revocó ese waiver y en consecuencia ya no se recibirá la ayuda”, concluye Jiménez.