Con mural exhabitantes de calle transforman la estación Bicentenario en Bogotá

Desde la Avenida Carrera 10, entre calles 6 y 3, el bullicio del centro de Bogotá se mezcla con los colores. Miles de tapas plásticas comienzan a tomar forma sobre un muro que durante años pasó inadvertido frente a la estación Bicentenario de TransMilenio. Hoy, esas pequeñas piezas recicladas —más de seis mil en total— están siendo convertidas en una obra monumental de 150 metros cuadrados que habla de segundas oportunidades, de sostenibilidad y de arte con propósito.

El proyecto, liderado por el artista ambientalista colombiano Eduardo Butrón Hodwalker, reúne a 24 exhabitantes de la calle que decidieron volver a empezar, esta vez desde la creación colectiva. Bajo el sol del mediodía, entre risas, conversaciones y pinceladas de color, los participantes ordenan cuidadosamente cada tapa como si se tratara de una nota en una partitura que compone una historia distinta: la del renacer a través del arte.

La iniciativa se enmarca en la Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25una apuesta de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte que busca convertir a Bogotá en un museo a cielo abierto. En esta ocasión, la alianza con la Fundación BAT, la Secretaría de Integración Social y TransMilenio permitió unir inclusión, sostenibilidad y cultura ciudadana en un solo gesto: transformar un muro gris en un símbolo de esperanza.

“Con la Bienal BOG25 estamos posicionando a Bogotá como una gran vitrina de arte contemporáneo, local, nacional e internacional, donde la ciudad misma se convierte en una obra abierta al mundo. Este mural, creado de la mano del artista Eduardo Butrón, nos recuerda que el arte es un llamado colectivo a cuidar el planeta, a resignificar el espacio público y reconocer en la cultura una herramienta de inclusión y transformación social”, afirmó Santiago Trujillo, secretario de Cultura, Recreación y Deporte.

La obra no solo embellece uno de los corredores más transitados de la capital. También simboliza la unión de voluntades en torno a una Bogotá que camina hacia la convivencia, la cultura ambiental y el orgullo comunitario, en línea con el Plan Distrital de Desarrollo 2024–2027 ‘Bogotá Camina Segura’.

Paraca Ana María Delgado, gerente de la Fundación BAT Colombia, el impacto del proyecto va más allá de la estética urbana. “Con esta intervención queremos demostrar que el arte tiene la capacidad de transformar no solo los muros de la ciudad, sino también las vidas de las personas. Involucrar en este proyecto a exhabitantes de la calle nos permitió dignificar el trabajo de los recicladores, como motor de la preservación del medio ambiente y la contribución al desarrollo social y económico del país”, destacó.

Durante semanas, los participantes han sido capacitados por Butrón, un artista nacido en Magangué, Bolívar, reconocido internacionalmente por su capacidad de convertir los residuos en color, textura y significado. En su taller improvisado junto al andén, las bolsas llenas de tapas se convierten en materia prima de un mensaje que combina arte y conciencia.

“Trabajar con materiales reciclados es una manera de darle voz a los residuos, transformarlos en color y vida. Este mural quiere transmitir felicidad, pero también recordar que la belleza puede surgir de aquello que muchas veces desechamos, y que esta obra sea hecha gracias a las manos de ciudadanos en busca de un cambio le da un valor humano y colectivo aún más profundo”, explica el artista mientras observa cómo las piezas encajan una a una.

El mural, considerado uno de los más grandes del país elaborado con material reciclado, es también una lección de inclusión. Para Roberto Angulo, secretario de Integración Social, la intervención refleja la esencia de la igualdad de oportunidades: “Todos los elementos que se conjugan aquí nos muestran lo que es la búsqueda de la igualdad en la ciudad. Un mural, probablemente el más grande que se haya realizado en Colombia con material reciclable, elaborado bajo la tutoría del maestro Eduardo Butrón con habitantes y exhabitantes de calle, que a través del arte resignifican un lugar tan emblemático como la Estación Bicentenario”.

La estación, ubicada en el barrio San Bernardo, se transforma así en una galería a cielo abierto. Para los usuarios de TransMilenio, el tránsito cotidiano adquiere ahora otro sentido: entre los autobuses rojos y el ruido del tráfico, la mirada se detiene en el colorido mosaico que recuerda que todos, incluso los desechos, pueden tener una nueva vida.

“Desde TransMilenio estamos generando procesos de apropiación, corresponsabilidad y confianza. Con esta obra nos sumamos a la BOG25 para llevar un mensaje a la ciudad: en ‘TransMi’ pasan cosas buenas. Aquí no solo transportamos a la ciudadanía, también construimos puentes y somos el escenario donde se conecta la cultura, el arte y los sueños”, aseguró María Fernanda Ortíz, gerente de TransMilenio SA

La Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25, organizada por la Alcaldía Mayor de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, cuenta con el apoyo de Davivienda como socio fundador, además de la cooperación internacional, embajadas, universidades y empresas privadas. Una suma de esfuerzos que refuerza la apuesta de la ciudad por consolidarse como un escenario de creación contemporánea y participación ciudadana.

CAROL MALAVER

SUBEDITOR BOGOTÁ

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