Economia
Crisis fiscal en Colombia se agrava y eleva riesgos en deuda pública

Corficolombiana proyecta que en 2025 el déficit fiscal alcanzará por lo menos 7,5 % del PIB.
Foto: Getty Images
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El deterioro fiscal de Colombia dejó de ser un problema coyuntural para convertirse en una falla estructural que amenaza la estabilidad económica del país. Así lo confirma el más reciente informe de Corficolombiana.
La pandemia aceleró el desbalance, pero las decisiones de la actual administración han profundizado el déficit a una velocidad que inquieta a los mercados y a los organismos de control.
En su proyecto de presupuesto para 2026 —presentado apenas un mes después de divulgar el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) y de suspender la Regla Fiscal— el Gobierno elevó el gasto primario en $18,2 billones y aumentó el déficit primario a 2 % del PIB. También incrementó la meta de ingresos en $8,2 billones, apoyándose en una Ley de Financiamiento que aún no existe, con escasas probabilidades de aprobación en el Congreso.
La maniobra mantuvo el déficit fiscal en 6,2 % del PIB, pero a costa de un plan financiero más frágil.
El Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) emitió un concepto desfavorable, advirtiendo que el ajuste necesario para retomar la senda fiscal entre 2026 y 2027 es poco probable sin prolongar la suspensión de la Regla o flexibilizarla, debilitando la confianza en la institucionalidad.
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Un déficit que crece y un recaudo que no llega
El panorama real podría ser aún más sombrío. Corficolombiana proyecta que en 2025 el déficit fiscal alcanzará por lo menos 7,5 % del PIB, ante la probabilidad de que la meta de recaudo tributario vuelva a incumplirse y el gasto se mantenga inflexible.
Para 2026, si el Congreso no aprueba la reforma tributaria propuesta y el presupuesto sufre pocos cambios, el déficit podría escalar a 7,7 %. Esto implica necesidades adicionales de financiamiento de $10 billones en 2025 y de $30 billones en 2026.
En este contexto, la relación deuda neta/PIB llegaría a 63 % en 2026, casi 10 puntos más que en 2023. Sin ajustes estructurales, la trayectoria es explosiva: el saldo podría superar el 100 % del PIB en la próxima década.
Las agencias Standard & Poor’s y Moody’s ya rebajaron la calificación de Colombia; Fitch podría hacerlo en los próximos meses.
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La jugada en francos suizos
Para el centro de investigación económica, ante la presión de caja, el Ministerio de Hacienda ha recurrido a operaciones de tesorería en una magnitud inédita —$42,7 billones, 21 % del financiamiento de 2025, siete veces el promedio de la última década— y a una estrategia que ha llamado la atención tanto como las cifras fiscales: un préstamo de corto plazo en francos suizos, a tasa reducida, para adquirir TES y bonos globales con fuertes descuentos.
El Gobierno espera pagar ese crédito en los próximos 12 meses con emisiones en euros y pesos, aprovechando el diferencial de tasas (carry trade). La operación, además de intentar abaratar el costo de la deuda y diversificar la exposición externa —hoy concentrada en 90 % en dólares—, ha impulsado las valorizaciones en el mercado de TES, en contraste con el deterioro macrofiscal.
En julio, el Ministerio fue el principal comprador neto de TES, con $10,5 billones, mientras inversionistas extranjeros liquidaron posiciones por $6,4 billones, la mayor salida histórica de capitales de deuda interna.
La operación no está exenta de riesgos: un cambio en las condiciones de mercado podría activar un llamado a margen, obligando al Estado a entregar más títulos o caja como colateral, lo que comprometería liquidez. Más preocupante aún, según analistas, es que la estrategia está permitiendo financiar un aumento adicional del gasto, respaldada por la creación de una “reserva estratégica de liquidez” de $20 billones que se usará para prefinanciar el gasto de 2026.
El resultado inmediato es un desplazamiento del ahorro privado por el público (crowding out) y un alivio transitorio en las tasas de interés, pero con una factura futura elevada. “No hay almuerzo gratis”, advierten los economistas: sin un ajuste real de ingresos y egresos, la deuda seguirá aumentando hasta niveles insostenibles.
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Mercado anestesiado, reloj en cuenta regresiva
Por ahora, el mercado local de deuda parece anestesiado. Las tasas de los TES han caído más de 100 puntos básicos desde que inició la operación, y la curva de rendimientos se ha aplanado.
Sin embargo, esta calma depende de que el Ministerio siga comprando títulos y suministrando dólares al mercado. Cuando cese esa demanda, el riesgo fiscal —hoy difuminado— se incorporará de golpe a los precios.
Con un déficit creciente, un gasto en ascenso y un endeudamiento cada vez más complejo, el reto no es solo financiero, sino político: recuperar la credibilidad en la gestión fiscal antes de que el país pierda margen de maniobra y quede expuesto a un ajuste forzado.
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