La Guardia Civil quería detenerme

Con motivo de su 80º cumpleaños, Eddy Merckx ha vuelto a ocupar titulares. En una reciente conversación con Carlos Arribas para El País, el cinco veces ganador del Tour de Francia ha desvelado una anécdota tan insólita como divertida, ocurrida durante la edición de 1974 de la ronda gala. Una historia con acento vasco, frontera española y un susto que casi se convierte en incidente diplomático.

El episodio tuvo lugar cuando el Tour cruzaba a territorio español. Merckx, que ese año terminaría conquistando su quinta Grande Boucle, recuerda con nitidez cómo su cercanía con Txomin Perurena le llevó a protagonizar una escena tan pintoresca como arriesgada. “Era muy amigo de Perurena. Me enseñaron una frase en euskera que debía gritar en el pelotón cuando entráramos en España: Gora Euskadi askatuta! Gora gu ta gutarrak!”, rememora entre risas. Pero lo que comenzó como una broma, casi acaba con él esposado: “La Guardia Civil quería detenerme. Goddet, el director del Tour, estaba indignado. No le hizo ninguna gracia”.

Aquella etapa quedó en el recuerdo como una de las más surrealistas del ‘Caníbal’, que entonces ya era una leyenda viviente del ciclismo. Merckx pudo haber recalado aquel año en el equipo Kas, que le ofreció un contrato más suculento que el de Molteni. Sin embargo, su negativa a separarse de sus gregarios belgas hizo que rechazara la oferta: “Me lo pensé, pero sólo podía llevarme a tres compañeros. Así que no lo acepté. Kas era un gran equipo, con Fuente, González Linares, Lasa, Lazkano, Perurena… pero o venían todos, o no venía ninguno”.

Merckx, Pogacar y el espejo del pasado

En su repaso vital, Merckx también tuvo palabras para el hombre que hoy reina en el ciclismo mundial: Tadej Pogacar. “Es el más completo del pelotón actual. Gana en las grandes vueltas, pero también en clásicas como Flandes, Amstel o Lieja. Le admiro mucho”. Aunque advierte una diferencia clave entre su época y la actual: “Yo tenía muchos más rivales. Moser, De Vlaeminck, Maertens, Dierickx… Siempre había ocho o nueve tipos que podían ganarte. Hoy Pogacar tiene a Vingegaard y a Van der Poel, pero no muchos más”.

El belga, que no oculta su hambre competitiva de antaño, se muestra honesto al valorar su legado: “Para ser campeón hay que tener orgullo, querer ser siempre el mejor. Vivimos para eso. Creo que fui el número uno durante algunos años”.

El día que brindó con Ocaña

Otro de los momentos más memorables de su entrevista fue el recuerdo de su rivalidad con Luis Ocaña. “Durante años no nos hablábamos. Él tenía un perro al que llamó Merckx y se divertía dándole órdenes”, bromea. Todo cambió en 1973, tras coincidir en un vuelo rumbo a Ginebra. “Se acercó y me dijo: ‘¿No crees que deberíamos hablarnos?’. Esa noche bebimos juntos hasta emborracharnos. Me desafió a ver quién aguantaba más. Pero ahí ganaba él. Al día siguiente, eso sí, le gané en la carrera”.

¿Un belga de nuevo en lo más alto del Tour?

Por último, el mito de Bruselas analizó el panorama actual de su país en las grandes vueltas. Aunque valora el talento de Remco Evenepoel, se muestra escéptico sobre sus opciones frente a Pogacar y Vingegaard: “Evenepoel es un motor impresionante, pero en la montaña todavía está por detrás. Me encantaría volver a ver a un belga con el maillot amarillo en París, pero sinceramente, no lo veo ocurriendo en los próximos años”.