Colombia
el nuevo reto de bogota

Desde 2019, gracias a la alianza entre Bogotá Cómo Vamos y la Fundación Éxito, se han publicado varios informes que hacen seguimiento a la seguridad alimentaria y nutricional en la ciudad, con especial atención a la primera infancia. Esta continuidad ha permitido identificar los avances recientes y, al mismo tiempo, los cuellos de botella que siguen afectando el bienestar de la niñez en Bogotá.
El avance en el acceso es innegable. En 2024, los comedores comunitarios pasaron de 114 a 129 (+13%) y los comedores escolares de 212 a 219. Como resultado, la inseguridad alimentaria grave cayó de 4,7% a 2,8%, lo que significa que cerca de 148 mil personas superaron esa condición. Además, la inseguridad alimentaria moderada y severa se redujo del 21,2% al 13,9%. Aun así, persisten rezagos: faltan 21 comedores para cumplir la meta de gobierno y un grupo importante de hogares continúa sin garantizar tres comidas diarias.
El principal desafío está en la ventana crítica de los 0 a 5 años y en las gestantes. La desnutrición crónica (retraso en talla por alimentación inadecuada y sostenida) se mantuvo en 14,9% en 2024, sin mejora frente a 2023, con brechas profundas en zonas como Sumapaz, Usme y San Cristóbal. Además, la lactancia materna exclusiva cayó a 60,4%, una alerta por su impacto directo en la salud y el desarrollo de las y los niños. Por su parte, hay señales positivas en salud materna: la razón de mortalidad materna bajó de 38,6 a 35,4 por cada 100.000 nacidos vivos.
El mensaje es claro: más acceso no siempre significa mejor nutrición. La cobertura solo se traduce en bienestar si la oferta es adecuada, de calidad y está dirigida a quienes más lo necesitan.
¿Qué propone el informe para convertir logros en resultados sostenibles?
1. Sostener y focalizar la red de protección alimentaria. Mantener los programas de alimentación y transferencias monetarias en los territorios más excluidos, con mapas actualizados y monitoreo constante. Esto reduce las estrategias de sobrevivencia y riesgos asociados a la violencia.
2. De comedores a movilidad social. Articular los comedores con oportunidades de formación y empleabilidad, aprovechando la capacidad de las organizaciones comunitarias y el sector privado para que la ayuda alimentaria sea un trampolín hacia la autonomía económica.
3. Ruralidad con respuestas propias. Implementar programas diferenciales en los centros poblados y zonas rurales, definidos con las comunidades. Incluir compras locales para fortalecer las economías y asegurar la pertinencia cultural en la alimentación.
4. Gestación bajo lupa nutricional. Mejorar el control prenatal incorporando una valoración nutricional sistemática y un seguimiento más cercano. Incluir el perímetro braquial como indicador para detectar riesgo de desnutrición aguda en gestantes.
5. Lactancia: recuperar el terreno perdido. Reforzar el apoyo a la lactancia materna exclusiva, con consejería, redes de apoyo y corresponsabilidad entre instituciones de salud y trabajadores. La caída de 20 puntos porcentuales exige una respuesta conjunta y sostenida.
6. Gobernanza y seguimiento. Consolidar un panel público de indicadores sobre nutrición infantil y salud materna (bajo peso al nacer, desnutrición aguda y crónica, exceso de peso, lactancia, peso gestacional) que permita alinear metas, recursos y resultados verificables.
Bogotá ya demostró que puede reducir el hambre más urgente. El siguiente paso, y ahí está el énfasis del informe, es garantizar una nutrición de calidad para las gestantes y la primera infancia, con un enfoque territorial y resultados medibles.
Desde Bogotá Cómo Vamos y la Fundación Éxito seguiremos aportando evidencia independiente para que cada decisión pública se refleje en menos retraso en talla, más lactancia, mejor salud materna y mayores oportunidades para las niñas y los niños de Bogotá. El informe se puede consultar en: https://bit.ly/PrimeraInfancia_2024
FELIPE MARINO







