Economia
el triple desafío que enfrentan las empresas colombianas
La incertidumbre volvió a instalarse como norma en el clima empresarial de la región. Así lo confirma el III Estudio de Riesgos Empresariales Latinoamericanos 2025, elaborado por Marsh —firma global de corretaje de seguros y asesoría en riesgos— en alianza con Ipsos, el cual retrata a un sector privado que se mueve entre la prudencia y el optimismo, enfrentando crisis sociales, políticas y económicas.
“Las empresas en Latinoamérica viven en un estado permanente de alerta, donde la incertidumbre política, económica y social se percibe como algo ineludible. Actúan muchas veces de manera reactiva, confiadas en su experiencia pasada, pero no necesariamente preparadas para nuevas crisis”, explicó José Ramón Ojeda, líder del segmento Corporativo de Marsh Latinoamérica y el Caribe.
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El caso colombiano refleja con claridad ese panorama. Según el estudio, los riesgos políticos y regulatorios son la principal preocupación de los empresarios nacionales, con un 43 por ciento de las menciones. Le siguen los riesgos financieros, identificados por el 41 por ciento de los participantes.
“Esta percepción de inestabilidad y presión económica genera una alerta significativa, ya que podría impactar la contratación de seguros y dejar a las compañías más expuestas en un momento de alta incertidumbre”, señaló Miguel Barros, líder del segmento Corporativo de Marsh Colombia.
El informe también revela que tres desafíos internos concentran la atención del empresariado colombiano, todos con el mismo nivel de prioridad (48 por ciento): mantener los costos bajos para seguir siendo competitivos, retener al talento especializado y sostener o aumentar los ingresos en un entorno de desaceleración. Estos factores combinados muestran la fuerte presión que sienten las compañías para conservar su rentabilidad sin sacrificar su capacidad operativa ni su base de talento.
Un menor crecimiento de la economía, viene acompañado por una caída notable de la productividad. Foto:Carlos Arturo García
Región de contrastes
Aunque la incertidumbre es un denominador común, cada país presenta sus propios focos de tensión.
En Brasil, los riesgos financieros (53 por ciento) son la principal preocupación, mientras que en México los accidentes laborales ocupan el primer lugar (47 por ciento). Chile muestra el porcentaje más alto de inquietud por la inestabilidad política y regulatoria (58 por ciento), y Perú destaca por la preocupación frente a la corrupción.
La diversidad de riesgos confirma que, en la región, la gestión empresarial sigue estrechamente ligada al contexto local. En algunos países el énfasis está en las variables macroeconómicas, mientras en otros prevalecen los problemas institucionales o de seguridad.
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Aun así, hay un punto en común: la gestión del capital humano se consolida como un riesgo transversal. En Latinoamérica, un 46 por ciento de las empresas la identifica como un factor crítico, y en Colombia esa proporción sube al 53 por ciento, impulsada por la escasez de talento especializado, los accidentes laborales y las dificultades para atraer y retener personal calificado.
La conciencia del riesgo
El estudio advierte sobre una brecha entre la alta percepción de riesgo y la capacidad real de respuesta. Aunque seis de cada diez empresas latinoamericanas (62 por ciento) consideran que están preparadas para afrontar sus principales amenazas, en Colombia el porcentaje desciende a apenas 44 por ciento.
Este rezago se explica, en parte, por una cultura de autogestión que lleva a muchas organizaciones a manejar los riesgos internamente. De hecho, cuatro de cada diez compañías en la región no cuentan con asesoría profesional en gestión de riesgos, lo que limita su capacidad de anticiparse a los cambios y reducir pérdidas.
La continuidad del negocio se ha convertido en el gran motor de la mitigación del riesgo. Foto:MinCit
Pese a ello, hay señales de avance. Según el informe, la principal motivación para actuar frente al riesgo es asegurar la continuidad del negocio (77 por ciento), seguida de la reducción de costos y pérdidas (68 por ciento) y la mejora de la eficiencia operativa (62 por ciento).
“Las empresas no actúan por miedo, sino por supervivencia. La continuidad del negocio se ha convertido en el gran motor de la mitigación del riesgo”, subrayó Ojeda.
Entre las estrategias más comunes que aplican las organizaciones de la región están la implementación de programas de capacitación y desarrollo profesional (17 por ciento), la promoción de beneficios y bonos para retener al personal (16 por ciento) y la contratación de seguros (14 por ciento). No obstante, el estudio resalta que la cultura de mitigación aún es baja, incluso frente a amenazas conocidas como los ciberataques o los daños físicos a la infraestructura.
La brecha del seguro
El informe también muestra diferencias marcadas en la cultura aseguradora. Mientras Brasil y Perú exhiben una alta protección frente a riesgos, Colombia y Chile presentan una menor contratación de seguros, generalmente porque no se percibe como prioridad o por falta de ofertas ajustadas a las necesidades de las empresas.
El 41 por ciento de las compañías colombianas que no están aseguradas señala que no lo hacen porque “no es una prioridad”, y otro 41 por ciento porque las opciones disponibles “no se adaptan a sus necesidades”.
Las empresas deben pasar del ‘no puedo hacer nada’ al ‘haré algo, aunque no sea perfecto: expertos. Foto:iStock
Esta situación deja a las empresas más vulnerables frente a eventos disruptivos, justo en un contexto donde la inestabilidad política, la presión regulatoria y los cambios tecnológicos demandan una gestión cada vez más anticipativa.
Aun así, el estudio identifica un elemento positivo: las compañías latinoamericanas mantienen una voluntad firme de adaptación. La mayoría reconoce los riesgos, y aunque muchas aún no actúan de manera consistente, existe conciencia de que la sostenibilidad a largo plazo depende de evolucionar de una gestión reactiva a una resiliencia proactiva.
“El gran desafío hoy no es identificar los riesgos, sino cerrar la brecha entre la conciencia y la acción. Las empresas deben pasar del ‘no puedo hacer nada’ al ‘haré algo, aunque no sea perfecto’”, concluye Ojeda.
En esta edición, el informe recoge la percepción de 250 empresas de cinco países (Colombia, Brasil, México, Chile y Perú) y destaca que la gestión del riesgo empresarial sigue siendo un reto central para la sostenibilidad de las organizaciones. A pesar de la experiencia acumulada en entornos inestables, buena parte de las compañías aún no se siente completamente preparada para responder a los nuevos escenarios de volatilidad.