Colombia
Desenlace de la moratoria previsional: Reacciones y futuro de quienes no logren cumplir con los 30 años de aportes.

Este domingo finalizó el periodo para quienes deseaban acceder a la jubilación a través de la pausa en el sistema de jubilaciones, regularizando contribuciones, completando el trámite, cumpliendo con los requerimientos y aceptando un acuerdo para el pago de aportes pendientes.
Aquellos que no hayan concluido el proceso de registro y que carezcan de un turno de atención asignado (el cual puede ser para fechas futuras, ya que hay turnos disponibles hasta finales de mayo y principios de junio) y no logren reunir los 30 años de aportes, ya no tendrán la posibilidad de acceder a la jubilación mediante la pausa.
En esos casos, la única alternativa para jubilarse será “adquirir” años de aportes de manera directa, lo cual es complicado, sobre todo para personas con menos recursos, considerando los montos exigidos, que son:
- Para obtener 5 años: $1.635.720
- 10 años: $3.271.440
- 15 años: $4.907.160
- 20 años: $6.542.880
- 25 años: $8.178.600
“Esto requiere disponer de ahorros o contar con alguien que financie, aunque resulta conveniente si la persona logra realizarlo”, expresó Andrea Falcone, abogada especializada en asuntos relacionados con personas mayores y dueña de su propio bufete legal.
Una alternativa, que no es jubilatoria, consiste en acceder a la Pensión Universal del Adulto Mayor (PUAM), que posee un monto 20% inferior a la jubilación mínima (actualmente 349.121,7 pesos, incluyendo el bono de $70.000) y no es transferible: en caso de fallecimiento del beneficiario, su cónyuge o hijos no podrán recibirla, según explicó Falcone a Infobae.
La pausa en el sistema de jubilaciones, que según el Gobierno sería la última, permitía regularizar las aportes hasta diciembre de 2008 y estaba destinada a:
- Mujeres a partir de los 60 años.
- Hombres a partir de los 65 años.
- Personas cuyos ingresos no excedan el límite establecido (según la evaluación socioeconómica de Anses).

Los que optaron por la moratoria debieron priorizar solicitar un turno en Anses, presentarse (o hacerlo más tarde, si el turno es posterior al cierre de la inscripción) en la oficina correspondiente de Anses con su DNI original y un comprobante de CUIL, para validar los aportes registrados, calcular cuántos años faltan para completar los 30 años exigidos y firmar un acuerdo para el pago de aportes faltantes, monto que se descontará mensualmente de la jubilación, de acuerdo al plan establecido. Una vez finalizado el trámite, el organismo aprobará la jubilación y el beneficiario comenzará a cobrar.
Esta última moratoria también estuvo sujeta a una evaluación socioeconómica fundamentada en ingresos declarados, consumos con tarjeta de crédito y débito, movimientos bancarios y propiedades registradas.
Falcone mencionó que hasta el sábado estuvo organizando…
turnos. “Considerando que se extienden hasta mayo o junio, es probable que este año se pensionen la mitad de las personas en comparación con años previos. Es fundamental resaltar que en los últimos años, 7 de cada 10 jubilaciones se gestionaban a través de la moratoria. Ahora, en la segunda mitad del año, solo quedará el 30% que lograba acceder a la jubilación cumpliendo con los 30 años de aportes”, indicó.
Las moratorias son una solución temporal para la informalidad. Además, hay más informalidad entre las mujeres que entre los hombres, especialmente al alejarse de la zona metropolitana y entre aquellas con un nivel educativo más bajo (Andrea Falcone)
Aquellos que no consigan alcanzar los 30 años de aporte ya no podrán pensionarse, ya que la posibilidad de jubilación parcial, contemplada en el texto original del proyecto de ley, no superó el análisis legislativo.
A partir de hoy, será considerablemente más difícil pensionarse, manifestó Falcone, quien señaló que el perfil de consultas fue bastante variado.
“Las moratorias son una solución temporal para la informalidad. Y existe un mayor nivel de informalidad entre las mujeres que entre los hombres, especialmente al alejarse de la zona metropolitana y entre quienes poseen menos educación. Un sector bastante problemático es el del servicio doméstico. Estas personas generalmente alcanzan los 60 años con un desgaste físico notable. Aquí se evidencia la desigualdad de poder entre sindicatos: el de los taxistas logró que la edad de jubilación se estableciera en 60 años por el concepto de “envejecimiento prematuro”, mientras que ese concepto no se aplica al sector del servicio doméstico”, relató Falcone.

Por otro lado, Anses aplicó un riguroso filtro socioeconómico. “Muchos jubilados que habían aprovechado planes en cuotas y adquirido un automóvil para uno de sus hijos no pudieron pensionarse debido a eso”, mencionó Falcone, quien detalló las diferencias entre la PUAM y la jubilación por moratoria, que son:
- No otorga derecho a pensión. En caso de fallecimiento del beneficiario, ni cónyuges ni hijos menores o mayores con discapacidad pueden recibirla.
- Es un monto inferior, equivalente al 80% de una jubilación mínima y no permite aumentar la suma, ya que no considera ningún cálculo de aportes.
- Establece que el beneficiario no puede ausentarse del país durante más de 90 días consecutivos o 180 días en total anualmente. Si la ausencia sobrepasa estos límites, Anses puede suspender o cancelar la prestación, a menos que el beneficiario justifique su estancia en el extranjero por motivos de salud u otras circunstancias excepcionales. “Esto puede parecer razonable, pero te sorprendería la cantidad de inconvenientes que enfrentamos porque los ingresos y salidas en las fronteras no se registran correctamente, a menos que sea por avión”, comentó la especialista.
- Las mujeres pueden acceder a la PUAM desde los 65 años, mientras que la jubilación es factible desde los 60.
- No permite trabajar en relación de dependencia formal, a diferencia de la jubilación que sí permite trabajar tanto en relación de dependencia como de manera autónoma.
- No es compatible con otros beneficios; en cambio, la jubilación sí lo es, por ejemplo, con una pensión por fallecimiento.
El futuro de las jubilaciones sin aportes es incierto. Desde el Gobierno no han anunciado la intención de renovar la moratoria previsional ni de implementar un nuevo plan de pagos.
Sin embargo, en tiempos anteriores se han puesto en marcha diversos esquemas de regularización previsional con el fin de aumentar la cobertura jubilatoria.
“La PUAM en realidad constituye una asistencia social y no contributiva. Por lo tanto, no debería requerir los criterios de una jubilación. Creo que hay confusiones, después de tantos años de moratorias, uno de los resultados claros: el 80% de las personas se jubiló a través de moratoria. Así, no solo no resultó beneficioso para el sistema, sino que tampoco apoyó la estrategia gubernamental orientada a mejorar el empleo con aportes”, expresó el abogado especialista en previsión Adrián Tróccoli.
La solución al dilema jubilatorio es indudablemente complicada. Recientemente, la politóloga y exministra de Desarrollo Humano y Hábitat de CABA, María Migliore señaló en Infobae en Vivo que el gasto previsional en Argentina equivale al 10% del PBI y supera la suma de los presupuestos de Educación y Salud. La cobertura se aproxima al 90% de los adultos mayores, un logro que no se logró únicamente mediante aportes, sino también por moratorias; un 64% de los jubilados actuales (casi dos de cada tres) no completaron sus contribuciones.
En total, existe aproximadamente 7,2 millones de jubilados, lo que representa el 16% de la población, cifra que alcanzará el 22% para 2050, a ser sostenida por una población aportante muy escasa, dado que la tasa de informalidad laboral (empleo no registrado o autoempleo) es del 50 por ciento.
Para complicar aún más el panorama, además del régimen general, hay cerca de 200 regímenes especiales (fuerzas armadas, de seguridad, segmentos del personal bancario, docentes, sistemas provinciales, autoridades y personal judicial, diplomáticos, entre muchos otros), que representan casi la mitad del gasto previsional, generando un sistema fragmentado y desigual.
Una de las consecuencias de esto es la reducida jubilación mínima, que ronda los $350.000 incluyendo el bono, que recibe cerca de la mitad de los jubilados y no logra cubrir un tercio de la canasta básica de los adultos mayores, que, dada la incidencia de rubros como medicamentos y atención médica, alcanza casi los $1,2 millones mensuales. Otro resultado es una pirámide jubilatoria achatada, que no satisface ni siquiera a los sectores de mayores ingresos.