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bodas e incluso hijos para recopilar datos
El espionaje comercial no es nuevo. Obtener información de los competidores es clave en algunos sectores ya que permite ganar la partida al rival y adquirir más cuota de mercado. Pese a ser una práctica cuestionable, actualmente ya no sorprende. Pero este modus operandi, llevado al extremo, sí lo hace. The Times informa sobre una trama de espías chinas y rusas que, con el objetivo de recopilar datos y secretos, mantienen relaciones con trabajadores de Silicon Valley. Llegan incluso a casarse y a tener hijos con ellos. El medio lo define como “guerra sexual”.
The Times expone casos llamativos. Uno de los testigos explica como una mujer rusa, del sector aeroespacial, se casó con un trabajador estadounidense, también del mismo entorno empresarial. Su formación había consistido en pasar por una academia de modelos y una de “poder blando” (para influir en los intereses de otros). En su currículum hay un parón de diez años, sin información. Después, se presentó en Estados Unidos como experta en criptomonedas.
Una mujer espía.
Otra fuente sostiene que recientemente se ha vuelto muy habitual recibir en LinkedIn, red social destinada al ámbito profesional, solicitudes de mujeres chinas jóvenes y atractivas. Dos jóvenes con el mismo patrón, recuerda, se presentaron a una conferencia sobre los riesgos de la inversión china. “No las dejamos entrar”. Otro de los episodios que el citado medio insiste en que cada vez son más frecuentes. No es anecdótico, sostiene, ni tampoco casual.
Elon Musk: “Si ella es un diez, eres una víctima”
El hombre más rico del mundo, Elon Musk, reaccionó con humor a la publicación de The Times. En sus redes sociales, el CEO de Tesla escribió lo siguiente tras citar el artículo: “Si ella es un diez, eres una víctima”. El magnate acompañó su mensaje con un emoticono llorando de la risa. La citada información cifra en 600 mil millones de dólares anuales coste para Estados Unidos del robo de secretos comerciales.