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¡Malditos imbéciles! ¡No tenéis huevos!
Joe Cole, una de las figuras más brillantes de la primera era de Roman Abramovich en el Chelsea, ha abierto el baúl de los recuerdos en su autobiografía “Jugador de Lujo”. En extractos exclusivos, el exjugador inglés revela los intensos choques de personalidad con José Mourinho y las peculiares intervenciones del propietario ruso. Pero entre todos los episodios, uno destaca por encima del resto: la furiosa arenga del técnico portugués tras la derrota ante el Barcelona en el Camp Nou en 2005.
Aquel partido de ida de los octavos de final de la Champions League fue un punto de inflexión. Chelsea cayó en un ambiente hostil, y Mourinho, acusado entonces por la UEFA de ser “el enemigo del fútbol”, no perdonó a nadie en el vestuario.
“Vuestra primera gran prueba como equipo, y la habéis suspendido. Habéis ido al Camp Nou y os habéis escondido. Cobardes. ¡Cero valentía!”, recuerda Cole que gritó Mourinho frente a todo el grupo. Según el exinternacional inglés, el entrenador fue jugador por jugador, sin contemplaciones.
Mourinho en el banquillo antes del partido frente al FC Barcelona
“Destrozó a Petr Cech, a John Terry, a Frank Lampard… Les dijo que Eto’o y Deco los habían aniquilado, José maldecía en perfecto inglés, ‘¡Malditos bastardos! ¡No tenéis huevos!, dijo. Lo hizo con rabia, con desprecio, con decepción. Era como una sala llena de condenados a muerte esperando su turno”, escribe Cole. “Yo pensaba: ‘Le está dando veinte segundos a cada uno. Verás cuando me toque a mí. Me van a tener que recoger del suelo’”.
Sin embargo, el mediapunta se salvó de la quema. “Cuando llegó a mí y a Duffa (Damien Duff), nos dijo que habíamos jugado bien, que nos habíamos esforzado. Me sentí como un hombre con los ojos vendados frente a un pelotón de fusilamiento, salvado por un indulto de última hora”.
Destrozó a Petr Cech, a John Terry, a Lampard…
Mourinho abandonó la sala en silencio, dejando tras de sí un vestuario petrificado. “Nadie se atrevió siquiera a carraspear”, recuerda Cole. Pero aquella humillación sirvió de combustible: en el partido de vuelta, el Chelsea arrasó al Barcelona en Stamford Bridge. “José quería agresividad y presión, y la consiguió. Íbamos ganando 3-0 antes de que el Barça entrara en el partido”.
Para Cole, aquel episodio fue el mejor ejemplo del genio, y del método, de Mourinho. “Sabía cuándo destrozarte y cuándo levantarte. Aquella noche, tras el pitido final, se acercó a mí, me abrazó y gritaba a los aficionados: ‘¡Joe Cole! ¡Ganamos gracias a él!’. Era su manera de decir que me había perdonado, y yo sentí que lo había conseguido”.
Más allá de las broncas, el exjugador reconoce que Mourinho revolucionó su manera de entender el fútbol. “Nos entrenaba como nadie. Todo era con balón y sin interrupciones. Te exigía pensar mientras jugabas. Físicamente era agotador, pero mentalmente te hacía más fuerte”.
Nos entrenaba como nadie. Todo era con balón y sin interrupciones
Entre anécdotas con Abramovich, como la vez que pidió marcharse y el magnate ruso le convenció con un simple “José a veces se precipita desde aquí (el corazón) hacia aquí (la boca)”, y episodios hilarantes con Sven-Göran Eriksson, Joe Cole ofrece un retrato íntimo de una era que transformó el fútbol inglés.
Pero nada, asegura, igualará aquel momento en que Mourinho miró a los ojos a sus campeones y les gritó: “¡Malditos imbéciles! ¡No tenéis huevos!” Una noche en la que el Chelsea entendió lo que significaba jugar, y sobrevivir, bajo las órdenes de José Mourinho.
