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Jorge Bava, el técnico silencioso que lanzó su mayor rugido con la estrella en Santa Fe: perfil

Pitazo final en Medellín. Los jugadores de Santa Fe corren a abrazarse entre ellos, porque no está su hinchada, para celebrar que son campeones, saltan y cantan, eufóricos. Hay algarabía total. Cerca al DT Jorge Bava se le ve sonriente, una sonrisa tan grande como no se le conocía en Colombia. Bava, de traje negro, al fin pierde toda esa rigidez de su postura, la que no se rompió ni cuando le ganaron a Millonarios y pasaron a la final, ya no lleva la alegría por dentro, ahora la exterioriza, a su manera, porque es el entrenador que le dio a Santa Fe la esperada décima estrella.
Bava es uruguayo, un uruguayo muy calmado. Desde su llegada a la Liga como entrenador de Santa Fe no se le ha visto pelear, no alega, no le discute al árbitro, al menos no con violencia; no manotea en la zona técnica. Grita lo normal. A veces parece que no está ahí, pero está. Lo mira todo. Lo analiza todo. Se acaba el partido y se va a ver videos, más futbol. Si pierde, asume su responsabilidad, acepta la crítica sin entrar en controversia. Su seriedad, enmarcada en su barba de leves tonos grises y una mirada que a veces esconde detrás de unas gafas oscuras, no se puede confundir con prepotencia. Bava no es de los que te miran desde una nube, aunque con sus 1,93 de estatura pareciera.
Jorge Bava, técnico de Santa Fe. Foto:Dimayor
Tiene 43 años, nació en Montevideo, fue portero de fútbol, así que sabía cómo atajar los dardos que le llovieron a Santa Fe desde su llegada. Porque el arranque fue adverso. Siendo arquero empezó a entusiasmarse con el oficio de entrenador, por aquello de ver desde atrás cómo se paran los equipos. En 2016 fue portero del Atlético Bucaramanga. Por entonces no se imaginaba que iba a estar de vuelta y celebrando una estrella como DT.
Cuando Pablo Peirano se fue de Santa Fe, a la oficina cardenal llegaron montones de hojas de vida, la dirigencia analizó una y otra, hasta que escogieron la de Bava. ¿Qué decía su hoja de vida? Probablemente lo que todos sabemos, exportero, entrenador joven, apenas 4 años ejerciendo, poca trayectoria y poca experiencia (tal vez eso no lo decía o tal vez sí, porque Bava no llegó con cuentos).
Jorge Bava Foto:Néstor Gómez. EL TIEMPO y Dimayor
Pero si el presidente Eduardo Méndez quería ir al grano y ver qué había ganado Bava, seguramente ahí estaba subrayado o en mayúsculas: 5 títulos con Liverpool de Uruguay en su primer reto como DT tras colgar los guantes: en 2022 campeón del Apertura, y en 2023 ganó la Supercopa Uruguaya, el Torneo Intermedio, el Torneo Clausura y fue campeón anual. Ah, entonces sí había ganado: un chulito y aprobado.
Cuando llegó a Santa Fe, en mitad de torneo, Bava contó que Peirano, su compatriota y antecesor, lo animó para que aceptara, y ahí empezó este romance con los leones. Bava no despertó mayor credibilidad en la afición, ¿quién es Bava? Y para colmo, el equipo no despegaba, parecía que no clasificaba, debe ser por Bava, decían, pero clasificó. Se metió en el cuadrangular y Bava empezó a convencer a los más exigentes y escépticos. Porque este Santa Fe, que no gozó de una nómina lujosa como otras, se hizo demoledor de visitante: les ganó a Atlético Nacional, al Once Caldas, el partido de la clasificación a Millonarios y salió campeón en el Atanasio.
Celebración de Santa Fe tras el paso a la final de la Liga 2025-I Foto:Néstor Gómez. EL TIEMPO
Como persona, Bava se ha hecho notar como un sujeto respetuoso, él se describe como espontáneo y honesto. Dice que es futbolero ciento por ciento; como uruguayo legítimo, le gustan los asados, el buen vino y un buen partido de fútbol. Como arquero fue admirador del danés Peter Schmeichel, y como entrenador dice que admira a los mejores: Guardiola, Ancelotti, Klopp…
Santa Fe campeón. Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO
En el partido por la estrella Bava sacó otra vez sus garras, como en el clásico, y las tenía afiladas. Planteó un partido inteligente, y sus jugadores le respondieron. Hizo ver a Santa Fe mejor de lo que quizás era. Santa Fe fue ordenado, aplicado y ante todo luchador. Jugó como a la gente de Santa Fe le gusta que juegue su equipo, con coraje. Lo que hizo Bava en el camerino para convertir a este equipo en el campeón es secreto de Estado, pero algo hizo, porque estos jugadores se crecieron y creyeron.
Cuando sonó el pitazo final en Medellín, a Bava, ese tipo sosegado y calmo, al fin le salió toda la euforia, y la hinchada lo pudo ver rugir en la cancha, así como rugen los santafereños que quedan en la historia.
PABLO ROMERO
Redactor Deportes
@PabloRomeroET
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