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Juan Cruz Sol: en busca y captura

La historia de los traspasos, o intentos, del Valencia al Real Madrid está llena de situaciones especiales. A la cabeza, la llegada de Mijatovic al Bernabéu. Al otro lado, la resistencia valenciana para no ceder con Mendieta o Ayala. O la extraña lesión que encontró el Madrid en el veterano portero Pesudo para devolverlo a casa.
En esas tramas aparece la llegada de Juan Cruz Sol (Elgoibar, 1947-Valencia, 2020) a la Casa Blanca. El 16 de agosto de 1975, el plenas vacaciones estivales, la agencia Alfil lanzaba una noticia justo al mediodía: esa mañana, Sol viajaba a la capital para pasar reconocimiento médico con el Madrid y firmar por tres años tras un acuerdo entre los clubes por 30 millones de pesetas. Poco después, la agencia estatal Pyresa elevaba la cantidad en 10 millones, con tres para el jugador por campaña.
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Al llegar el teletipo a la redacción de MARCA en Madrid —entonces en lo que hoy es el número 142 del Paseo de la Castellana (Avenida del Generalísimo en aquel momento)—, se lanzó el plan: había que localizar a Sol como fuese. “En busca y captura”, esa fue la orden.
El despliegue
Lo primero que se hizo fue confirmar que las informaciones recibidas eran correctas. Lo era. Sol viajaba por carretera hasta Madrid acompañado por Salvador Gomar Asturiano, gerente del Valencia y padre del que hoy es presidente de la Federación Valenciana.
Para asegurar, se envió a un redactor, Rogelio Núñez, al aeropuerto de Barajas para hacer una guardia que no dio frutos.
Era un día de descanso absoluto en España. En las oficinas del Real Madrid no había nadie a quien recurrir. ¿Qué hacer? ¿Dónde ir? ¿Cómo saber a qué lugar de Madrid iban Sol y Gomar?
Belarmo
Ahí apareció uno de los grandes periodistas de la historia de MARCA: Belarmino Calvo, Belarmo. Su solución fue la más sencilla, tirar de agenda. Pluma relevante de la selección española, recurrió a la fuente más directa, la casa de Sol.
Se presentó como un amigo de Juan y le preguntó a una mujer, que era la madre del jugador, si estaba o era verdad lo que se decía.
—Pues aquí no está. Ha salido coche para allí esta tarde, a eso de las cinco. Me ha dicho que iba a pasar el reconocimiento médico, a fichar por el Madrid. ¡Se me va! Estoy un poco triste.
Estaba reconfirmado el viaje y el motivo, pero el problema de a qué lugar se dirigían seguía en pie. Así que tres periodistas de MARCA (Julián Ruiz, Ángel Retamar y, ya de vuelta de Barajas con las manos vacías, Rogelio Núñez) se repartieron los principales hoteles madrileños. Desde la redacción se llamaba a otros, incluyendo el Arcipreste de Hita, en Navacerrada, lugar habitual de concentración de los blancos.
Agua, igual que las llamadas a los teléfonos de la cúpula blanca. No respondían en la casa de Bernabéu, ni en la de Madrid ni en Santa Pola. Igual en las de Raimundo Saporta, Antonio Calderón o Agustín Domínguez. En Valencia, las llamadas del corresponsal —José María Arraiz— tenían el mismo éxito con los directivos del equipo de Mestalla.
Una pista falsa
Tres hoteles eran los habituales centros de operaciones secretas delMadrid: Mindanao, Eurobuilding y Monte Real. Una información, que resultó ser mala, puso en foco en el último. Con enfado del recepionista porque se ponía en duda su negativa de que Sol estuviese allí, a las once de la noche Sol seguía sin aparecer. Una pasada por el restaurante José Luis, frente al Bernabéu, tampoco dio resultados.
Bronca y aparición
Pasada la medianoche, la búsqueda de Sol se dio por acabada. Sin éxito. Lo más cerca que estuvieron de dar con el jugador fue cuando, en el hotel Wellington, en la calle Velázquez, les dijeron que había una reserva a ese nombre, pero que había sido anulada una hora antes.
A la mañana siguiente, el Madrid dio señales de vida. El equipo blanco se entrenaba en su Ciudad Deportiva y por allí andaba Santiago Bernabéu. La prensa estaba de uñas por la búsqueda sin éxito del día anterior. Y el presidente blanco, por la caza y captura. “No comprendéis que todo el Madrid lo tenemos que tirar por la ventana por vuestra culpa. No comprendéis que el chico no ha firmado todavía, que está con los reconocimientos médicos. Por encima de todo, tengo que defender al Madrid”, gritó a los periodistas Bernabéu.
Sol y Santillana,durante un viaje del Real Madrid.
Estos le respondieron que hacían su trabajo. “Bueno, pues ya lo sabéis. Hasta el lunes no firma”, lanzó el presidente del Madrid, que se marchó malhumorado.
La guardia periodística se trasladaba al Bernabéu. Con una sospecha: que Sol había pasado la noche en casa de un exjugador valenciano del Madrid, Manuel Sanchís.
Sol y el chileno Caszely, en un Madrid-Espanyol en el Santiago Bernabéu.
Desde el bar de la piscina de Chamartín, Julián Ruiz y Zarkhljo, el fotógrafo de MARCA, vieron llegar al estadio a Bernabéu a Agustín Domínguez y Molowny. A la una menos cuarto de la tarde se acabó el misterio. Juan Sol apareció y habló con la prensa.
Lo primero que se le preguntó era dónde había pasado la noche. “En el hotel Meliá Castilla. Llegué sobre las diez y media de la noche, en mi coche, acompañado de Alberto Toldrá”, dijo, para desesperación de la caterva de periodistas que se habían pasado el sábado tratando de dar con él. “No sé si habían dado orden al hotel para decir que no estaba. Pero si me hubiesen llamado, no me habría puesto. Tenía orden de no contestar ninguna llamada”, contó. Misterio resuelto.
El jugador explicó que todo se había arreglado el jueves, pero que la firma quedaba pendiente para el lunes y las pruebas médicas. Jugó en el Madrid hasta 1979.









