Colombia
La Defensoría del Espacio Público advierte sobre los riesgos de comidas callejeras

El pasado 23 de agosto, en un operativo de control que llevaron a cabo autoridades distritales sobre el corredor peatonal de la carrera séptima se incautaron 50 kilos de alimentos que no cumplían con las condiciones sanitarias para su consumo.
Así mismo, en marzo del presente año, en la localidad de Kennedy se decomisaron 11 toneladas de comida en mal estado que pretendían ser vendidas en puestos ambulantes a las personas que transitan por el sector.
Estas intervenciones, por un lado, permitieron comprobar que una gran cantidad de los alimentos que estaban siendo ofrecidos al público por los vendedores informales se encontraban en estado de descomposición y representaba un grave riesgo para la salud humana.
Y también tuvieron como objetivo la recuperación del espacio público y el control sanitario, lo que permitió, además, la recolección de 50 toneladas de residuos mixtos.
A esto se suma la denuncia y la alerta que han hecho varios medios, en el sentido de que la ‘mota’ o carne que se raspa de los cueros en las curtiembres de San Benito, en el sur de Bogotá, está siendo vendida a muy bajo precio.
Esta se adquiere para hacer embutidos como salchichones y chorizos, así como también para chuzos y empanadas que luego terminan en las ventas callejeras.
Esta carne, que no ha sido tratada para el consumo humano, es un cultivo para enfermedades como gastroenteritis, hepatitis A, cólera, salmonelosis, amebiasis y gastritis. También puede causar una intoxicación grave.
Se estima que de los 36.944 vendedores informales que están registrados en el Instituto para la Economía Social (Ipes), un 14 por ciento (5.172) se dedica a la venta de alimentos; otro 14 por ciento, a la confitería; seguido de un 7 por ciento que comercializa bebidas preparadas.
Muchos de ellos con prácticas no seguras para el consumidor. Pero estas cifras serían mucho más altas debido a los elevados índices de informalidad que se registran en la venta de este tipo de productos en las calles bogotanas.
“Están apareciendo por toda la ciudad puestos de ventas improvisadas de perros calientes, hamburguesas, chorizos, chuzos, empanadas, arepas, crepes, pizzas, carne, pescado y pollo. Incluso, se venden hasta desayunos y almuerzos.
Muchos de ellos no cuentan con los requerimientos de salubridad que se exigen para poder ofrecer este tipo de productos para el consumo humano”, advirtió Lucía Bastidas, directora de la entidad.
Por eso desde la Defensoría del Espacio Público se está haciendo un llamado para que los ciudadanos cuiden su salud y, al mismo tiempo, ayuden a controlar las ventas callejeras de toda clase de alimentos y bebidas que se ofrecen en las calles de la ciudad.
Es importante aclarar que no hay una estadística concreta de los vendedores informales de alimentos que no están registrados en el Ipes y que no cuentan con las autorizaciones para ocupar el espacio público.
Por lo anterior, la Secretaría Distrital de Salud no puede emitir conceptos sanitarios a puestos de venta de alimentos en vía pública que no cuenten con dicha autorización.
Si estos no cuentan con el permiso para ocupar el espacio público expedido por la alcaldía local correspondiente, la Policía y las alcaldías locales deben imponer las órdenes de comparendo que corresponden y proceder a realizar las incautaciones de los productos según sea el caso (Ley 1801 de 2016, Artículo 110).
Para ello cuentan con el apoyo de las Subredes Integradas de Servicios de Salud para que, mediante peritajes, emiten conceptos técnicos de no cumplimiento de condiciones higiénico-sanitarias para la comercialización, distribución, preparación, almacenamiento de alimentos y bebidas en vía pública.
En cuanto al origen de las materias primas utilizadas en la preparación de los embutidos cárnicos que se comercializan en la vía pública, la Defensoría del Espacio Público, la Secretaría Distrital de salud y las Subredes Integradas de Servicios de Salud se encuentran permanentemente atentos a que las las alcaldías locales programan los operativos de recuperación del espacio público para prestar el apoyo y realizar los acompañamientos técnicos que corresponden.
La Secretaría de Salud reitera que los residuos que se generan en las curtiembres no se pueden utilizar para el consumo humano y es una conducta que se puede verificar solamente con los operativos que llevan a cabo las alcaldías locales.
Invasión de ‘trailers’
Si bien no se trata de una actividad ilegal, la fabricación de ‘trailers’, remolques y cocinas móviles para la venta de todo tipo de productos y alimentos también está contribuyendo a la invasión del espacio público en Bogotá.
La falta de oportunidades para acceder a un trabajo estable le ha dado un gran impulso a esta improvisada industria que ofrece a quienes los adquirieron la oportunidad de ubicarlos en cualquier andén o esquina de la ciudad.
Por lo cual muchos de ellos no cuentan con los permisos respectivos para su ubicación en el espacio público ni cumplen con las exigencias de salubridad.
Estos ‘trailers’ y remolques los fabrican a la medida del comprador. Los hay desde 2 millones de pesos para la venta de jugos hasta de 7 millones de pesos para la venta de toda clase de productos como confitería, accesorios, tacos, perros calientes, pizzas, hamburguesas y crepes.
Cada vez proliferan más especializados. Y hay quienes compran varios de estos móviles para crear cadenas o franquicias, especialmente para la venta de arepas, pizzas y tacos. En el Restrepo y Kennedy es donde se encuentran varias de estas fábricas de ‘trailers’ y remolques.
CARLOS FERNANDO GAITÁN
Especial para EL TIEMPO







