Economia
La informalidad en Colombia continúa por encima del 50 %

Antes de la pandemia, la informalidad ya rondaba 50 %.
Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga
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Los más recientes datos del mercado laboral son alentadores. En mayo, la tasa de desempleo fue del 9 %, lo que se tradujo en una reducción de 1,3 puntos porcentuales frente al mismo periodo del año pasado.
Lo anterior se traduce en que 597.000 personas encontraron trabajo, mientras que 299.000 salieron del desempleo. Buenas noticias para el país.
Sin embargo, hay puntos que siguen generando preocupación. El más evidente es la informalidad.
Técnicamente, un trabajador informal es aquel que no tiene seguridad social (salud, pensión y riesgos laborales), tampoco acceso a prestaciones como cesantías, vacaciones, primas y caja de compensación familiar.
El más reciente reporte del DANE muestra que, en mayo, la informalidad en Colombia fue del 55,1 %. Más de la mitad de los trabajadores no tiene acceso a los mencionados beneficios, lo que es un claro indicador sobre la calidad del trabajo en el país.
También preocupa que este es un malestar enraizado en el aparato laboral colombiano, pues su comportamiento histórico tiende al estancamiento. Desde el año 2021, la informalidad ha retrocedido 3,7 puntos porcentuales.
El punto más crítico está en los centros poblados, rurales y dispersos, donde la informalidad llega al 83 % de los trabajadores.
Las cifras del DANE también muestran que de los 597.000 empleos que se añadieron a la población ocupada, 612.000 fueron de trabajadores por cuenta propia (para algunos, un eufemismo para referirse a la economía del rebusque). El aparente desajuste en las cifras se explica por la caída que se registró en otras posiciones ocupacionales: los patrones o empleadores se redujeron en 123.000; los obreros y empleados del Gobierno en 102.000; los trabajadores familiares sin remuneración en 66.000 y los empleados domésticos en 20.000.
¿Qué hacer?
Recientemente en El Espectador adelantamos un análisis enfocado en este problema, donde incluimos voces de expertos en mercado laboral.
Las principales conclusiones apuntan a varios malestares: altas barreras para la formalidad (con el salario mínimo como umbral de ingreso); falta de estímulos para cotizar en seguridad social (muchos lo ven más como un impuesto que como un aporte que traiga beneficios en el corto o mediano plazo); y el insuficiente control que hacen autoridades como el Ministerio de Trabajo para inspeccionar si las empresas en el país están contratando formalmente.
Parte del alivio a esta problemática se ha buscado con la reforma laboral (ya ley laboral), pues en esta se evidencian mecanismos que apuntan a la formalidad, especialmente en sectores como repartidores de plataformas, trabajadores domésticos, deportistas y artistas.
Con la nueva ley se permite, en ciertos casos, realizar aportes a la seguridad social a tiempo parcial. También se estableció el contrato a término indefinido como la regla general, lo que podría traducirse en mayores garantías para los trabajadores, y estabilidad laboral.
Más allá de esto, los expertos coinciden en que en el papel, es decir, en la norma, el mercado laboral colombiano apunta hacia la formalidad, pero es en la ejecución donde el país reprueba el examen.
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