Economia
la oportunidad de ayudar al desarrollo

Cuando en el seno de las Naciones Unidas se decidió que Sevilla sería la sede de la cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, nadie podía imaginar que el clima se encargaría de recordarles a los delegados de la cumbre que comenzó ayer la importancia de obrar de manera coordinada en asuntos tan urgentes como el calentamiento global. Pero ayer, cuando los termómetros marcaron los 43 grados centígrados en la ciudad andaluza, por cuenta de una ola de calor que afecta a la península ibérica, los llamados a la acción no se hicieron esperar.
Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el secretario de Naciones Unidas, António Guterres. Foto:EFE
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Así lo manifestaron en sus intervenciones más de medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno que se hicieron presentes en la cita, incluyendo a Gustavo Petro. En su intervención ante el plenario, el mandatario aseguró que “aquí estamos muchos pueblos interesados en no morir, en no extinguirnos, en mitigar la crisis climática y adaptarnos”.
Sin embargo, más allá de los llamados de los líderes congregados en la urbe española, el panorama es poco reconfortante. Para comenzar, todo apunta a que buena parte de las metas concretas definidas dentro de los 17 objetivos de desarrollo sostenible establecidos por la ONU en 2015 no serán alcanzadas para finales de la presente década.
Propósitos como la erradicación de la pobreza o la eliminación del hambre en la Tierra, que son algunos de los eslabones de una cadena de logros posibles para la humanidad, muestran un balance parcial inquietante. Buena parte de los tropiezos tiene que ver con la falta de recursos, por lo cual la financiación adecuada resulta clave.
Según las Naciones Unidas, se necesitarían 4 billones (millones de millones) de dólares anuales adicionales desde ahora hasta 2030 para conseguir el fin de la marginalidad, proteger el planeta y asegurar la prosperidad compartida. La cifra equivale a una fracción de la riqueza global, calculada en 450 billones de dólares, pero implicaría multiplicar varias veces la ayuda directa que hoy entregan los países más ricos (240.000 millones de dólares en 2023) y los dineros que prestan los bancos de desarrollo.
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Y las cosas se ven todavía más desafiantes por cuenta de decisiones como la de Estados Unidos, que hasta el año pasado era el principal donante con unos 66.000 millones de dólares. Es sabido que la administración de Donald Trump ha recortado o eliminado múltiples programas que servían para alimentar a poblaciones vulnerables o pagar por vacunas en las naciones más pobres.
Como si eso no fuera ya grave, el peso de la deuda pública y el ritmo mediocre de la economía mundial –que hace más difícil aumentar la recaudación de impuestos– limitan todavía más la capacidad de hacer gastos adicionales. La pandemia llevó a que se incrementaran las acreencias, ante las obligaciones adicionales que se contrataron para enfrentar la emergencia sanitaria. Ahora los intereses han subido, con lo cual a países en los que viven 3.300 millones de personas les cuesta más pagar sus obligaciones, de lo que le dedican a salud o educación.
Sevilla – Barrio de Santa Cruz Foto:ANDRÉS CAMILO FRANCO. PARA EL TIEMPO
Además, la geopolítica complica el panorama. En Europa, donde los temores de seguridad se dispararon tras la invasión de Rusia a Ucrania, ahora llegó la exigencia de Washington sobre la necesidad del Viejo Continente de aumentar sustancialmente el presupuesto que se le dedica a la defensa. “Nunca en mi vida había visto una situación tan compleja como la actual”, reconoció ayer en Sevilla el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
¿Cuáles son las salidas? Según el funcionario, una alternativa es que una parte importante de los recursos que se destinan a ayudas directas sirva para aumentar el capital de los bancos de desarrollo que prestan recursos en condiciones más favorables. No obstante, la iniciativa podría enfrentar obstáculos en entidades como el Banco Mundial, que tiene a Estados Unidos como su principal accionista.
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Hay casos de éxito como el de CAF (la antigua Corporación Andina de Fomento), que a finales de 2021 aumentó su capital en 7.000 millones de dólares y hoy es la principal fuente de préstamos en la región. “Somos la prueba de que podemos encontrar respuestas entre nosotros mismos”, señaló el presidente de la entidad, Sergio Díaz-Granados.
Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF, junto con la canciller Laura Sarabia. Foto:Cancillería
El exministro colombiano destaca que otra propuesta es utilizar los Derechos Especiales de Giro –que son un activo de reserva del Fondo Monetario Internacional– los cuales podrían distribuirse entre sus socios para cubrir parte del faltante. Pero en este caso, es indispensable poder construir un consenso que todavía sigue en veremos.
Debido a ello, el gran obstáculo para que la cumbre de Sevilla pueda ser considerada un éxito es, ante todo, la falta de voluntad de los poderosos. En un mundo donde soplan con más fuerza los vientos del unilateralismo, anhelos como los de lograr la financiación necesaria para el desarrollo se seguirán estrellando con la realidad. Y mientras tanto, la temperatura global seguirá en aumento y no solo en el frente climático.
RICARDO ÁVILA PINTO
Especial para EL TIEMPO
En X: @ravilapinto