Colombia
La pintura de Santa Eulalia, que fue robada en 1982, fue devuelta en España y ya regresó a Bogotá

Una valiosa pintura colonial, ‘Santa Eulalia’, del reconocido artista Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, Fue devuelta a Colombia 43 años después de su robo. La obra, que había sido herida de la iglesia de San Ignacio en el centro de Bogotá, en 1982, fue entregada voluntariamente por el reconocido galerista y coleccionista argentino Gonzalo Eguiguren, propietario de una galería en Madrid (España).
La pintura es una “pieza anónima de la escuela neogranadina del siglo XVII”. Su desaparición en 1982 fue un duro golpe para el patrimonio cultural del país, y su desfile fue un misterio durante más de cuatro décadas, siendo objeto de una denuncia de robo internacional.
el galerista argentino adquirió la pieza por un valor de 5.000 euros, en la década de 1990, en una subasta realizada en Montevideo, Uruguay. Según relató, la compró “sin conocer su origen ilícito”. No fue hasta una “catalogación reciente de su colección privada” que sus investigadores detectaron la alerta internacional que pesaba sobre la obra.
“Tan pronto supimos que era una obra robada, nos pusimos en contacto con la embajada. No hubo duda. El patrimonio debe volver a su dueño, que es el pueblo colombiano”, declaró el coleccionista a Infobae.
La devolución
El cuadro de ‘Santa Eulalia’ fue entregado al padre Santiago Tobón Grajales, rector de la iglesia colombianaquien “repatrió personalmente la obra y la dirigida de regreso a su lugar original”.
“Esta restitución no solo devuelve una pintura a su altar, sino que restablece un diálogo entre culturas, un puente entre tiempos y una comunión de memorias. El arte vuelve a tiernos lazos entre España y América Latina, entre la herencia barroca y las conciencias contemporáneas que hoy la reconocen y la restituyen”, afirman desde el templo.
La obra es una parte del retablo mayor de la iglesia y se ubica en la quinta posición a la izquierda. El diario español ABC compartió que Eguiguren no pidió compensación económica alguna por la devolución del cuadro en el que invirtió, además de 3.000 euros en restauración y 2.000 euros más para sus estudios y el transporte. “Para mí representa una pérdida económica, pero era más importante actuar correctamente y sentar un ejemplo dentro del mercado del arte”, explicó el galerista al mismo medio.
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial*







