Economia
Las harinas sin gluten pueden sacar a Colombia de la economía de materias primas

Colombia puede aprovechar el auge global de las harinas libres de gluten para transformar su agroindustria y posicionarse en mercados premium internacionales. Esta oportunidad, valorada en 138 mil millones de dólares en 2023 y proyectada a crecer 29,7% hasta 2028, representa una ventana para que el país deje de exportar solo materias primas y empiece a vender productos con alto valor agregado.
El mercado global de productos sin gluten crece impulsado por dos factores. Primero, el 1% de la población mundial sufre enfermedad celíaca y no puede consumir gluten. Segundo, consumidores del segmento premium eligen harinas alternativas por sus mejores perfiles nutricionales, influenciados por bestsellers como “Grain Brain” que cuestionan el valor nutritivo del trigo.
Norteamérica y Europa concentran el 78% del consumo mundial. Colombia, con su posición geográfica privilegiada, puede convertirse en proveedor clave: llega a Nueva York en seis días y a Londres en dieciséis. Además, cuenta con más de 30 millones de hectáreas agrícolas sin uso y la novena matriz energética más sostenible del mundo.
El tejido empresarial ya existe. Empresas colombianas desarrollan brownies, snacks, pastas y galletas con harinas alternativas, aunque aún no alcanzan la escala para dominar mercados premium. Esta base empresarial demuestra que estamos cerca de convertir el potencial en realidad.
El mercado interno también ofrece oportunidades inmediatas. El 98% de los colombianos consume pan, un mercado de 3.275 millones de dólares en 2023. Sustituir parte de este consumo con harina de yuca —como ya ocurre con el pan de bono— representa una oportunidad enorme para reducir importaciones y fortalecer la producción local.
Las grandes oportunidades están en tres frentes específicos:
Exportar harinas de arroz y yuca como ingredientes. La Costa Caribe cuenta con cultivos transitorios de estos productos. Se debe elegir las variedades más óptimas para producir harinas que sirvan como base para pastas, pizzas, galletas y masas de repostería en mercados de Norteamérica y Europa.
Atraer inversión privada para escalar productos sofisticados. Empresas que desarrollan pancakes, brownies o snacks con quinua, amaranto, sagú y chía necesitan capital para conquistar mercados internacionales. El private equity puede ser la palanca para este salto.
Desarrollar harinas de nicho con alto valor agregado. Harina de pulpa de café rica en antioxidantes, de banano alta en fibra, de sagú ideal para achiras, o de sacha inchi rica en proteína completa. Estas apuestas diferenciadas tienen fuerte potencial en mercados gourmet y funcionales, además de cerrar ciclos productivos con sectores como el cafetero y bananero.
No se trata de exportar sacos de harina. Se trata de vender valor agregado, de posicionar productos colombianos en supermercados premium de Chicago o Berlín, de crear alianzas con marcas globales comprometidas con la sostenibilidad.
Las harinas sin gluten pueden ser la oportunidad para que Colombia cuente historias de éxito agroindustrial, no solo de potencial desperdiciado. El mercado está ahí, creciendo. Solo falta decidir si seguiremos hablando de oportunidades o empezaremos a aprovecharlas.