Economia
Las tareas pendientes que tiene la región para poder crecer más y ganar en competitividad

El contexto global, marcado por una alta incertidumbre política y económica en medio de un incremento de las barreras comerciales, ha llevado a organismos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) a revisar a la baja sus proyecciones de crecimiento en el mundo y la región no es la excepción.
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Se espera que el PIB de América Latina crezca un 2,1 por ciento en este 2025 y otro 2 por ciento en el 2026, lo que refleja una desaceleración generalizada. Estas cifras son más bajas que las previstas a fines del año pasado y se sitúan por debajo del promedio de otras economías emergentes.
La debilidad institucional es una de las ‘trampas’ para el desarrollo de América Latina. Foto:Getty Images
Uno de los mayores retos a nivel regional sigue siendo la inflación, por lo que la Ocde insta a que los bancos centrales continúen con una flexibilización monetaria prudente y gradual para asegurarse de que se acerque al objetivo. Igualmente, el organismo señala que un aumento de los aranceles comerciales y un menor dinamismo al previsto en los socios claves podría debilitar aún más las exportaciones y presionar a la baja los precios de las materias primas. Por último, asegura que una elevada deuda pública y unas condiciones financieras globales más restrictivas de lo previsto podrían retrasar la tan necesaria inversión.
Aunque se espera una fuerte recuperación en Argentina, país que crecería 5,20 por ciento este año, el organismo proyecta que el crecimiento se mantendrá débil en la mayoría de las economías, con revisiones a la baja para Brasil, México y Colombia.
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Los retos de Colombia
Para el caso específico de la economía colombiana, la proyección es de un crecimiento de 2,5 por ciento para este año, una cifra inferior al 2,7 por ciento estimado anteriormente. El organismo prevé que la inversión local seguirá creciendo al recuperarse de una caída histórica y ante el alivio de las condiciones financieras, aunque la incertidumbre y un mercado inmobiliario débil la mantendrán en niveles moderados. Adicional a ello, espera que se ralentice el consumo y las exportaciones debido a los aranceles de Estados Unidos y a la desaceleración económica global.
En concreto, del lado fiscal prevé que el déficit se mantenga en niveles elevados en 2025 y 2026, lo que requerirá una consolidación adicional para estabilizar la deuda y la reducción de los “elevados” costos del servicio de la deuda derivados de primas de riesgo elevadas.
Germán Ávila, ministro de Hacienda. Foto:Néstor Gómez EL TIEMPO
Hay que recordar que el ministro de Hacienda, Germán Ávila, anunció hace unos días que se activó una cláusula de escape para suspender las metas fiscales del país por un periodo de tres vigencias. Ello le permitirá al Gobierno gastar más sin saltarse la norma. No obstante, tanto analistas como el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (Carf) aseguran que el plan de ajuste propuesto no es suficiente para apuntalar la confianza ni estabilizar la deuda en su nivel prudente.
“La estrategia fiscal aprobada no permite apuntalar la credibilidad y resulta insuficiente para estabilizar la deuda en el ancla prudente en el mediano plazo”, aseguró el organismo independiente.
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Ruta a seguir
Si bien este complejo entorno global plantea nuevos desafíos, también abre nuevas oportunidades para fortalecer la competitividad de la región y reducir las vulnerabilidades. En medio de ese contexto, la Ocde celebrará en Barranquilla del 8 al 11 de julio la edición 2025 del ‘Foro de desarrollo local: inspiración global, transformación local’. Este se centrará en analizar los impulsores de las transformaciones económicas locales en un contexto de cambio tecnológico, transición ecológica y reconfiguración de las cadenas globales de valor.
Según el organismo, una de las áreas donde es posible avanzar en estos momentos, y “urgentemente necesario”, es en competitividad, en comercio y en inversión. La Ocde pronostica que los países que ofrezcan estabilidad institucional, apertura y baja carga administrativa estarán mejor posicionados para atraer inversión y expandir sus mercados.
Por ejemplo, señala que mejorar los procedimientos aduaneros representa una oportunidad clara. Según los Indicadores de Facilitación del Comercio de la Ocde, América Latina aún enfrenta altos costos comerciales debido a procedimientos aduaneros complejos, inspecciones redundantes y poca coordinación entre agencias fronterizas.
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Además, indica que es necesario impulsar la competitividad de las exportaciones y la productividad empresarial de la mano de un entorno empresarial más dinámico, una mayor competencia doméstica, mejor acceso a la financiación, más capacitación y capacidad de innovación.
Las ventas informales son el problema más evidente de ocupación del espacio público en Bogotá. Foto:Mauricio Moreno
“Al impulsar reformas concretas que mejoren la competitividad, reduzcan las barreras comerciales y atraigan inversión de calidad, la región puede convertir los desafíos actuales en oportunidades y sentar las bases para un crecimiento más sólido y resiliente”, sostiene.
A su favor, dice que tiene ventajas reales como vastas reservas de minerales críticos, abundante energía renovable, una fuerza laboral joven y cada vez más cualificada, y proximidad a mercados claves.