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Los verdaderos embajadores de Colombia no están en el poder, están en los podios… (Opinión)

Esta semana (6-10 de octubre del 2025) a Colombia la reconocen por sus medallistas. En Noruega, durante el Mundial de Halterofilia 2025, brilla con luz propia. Yeison López, en la división de 88 kilogramos, ganó dos oros y una plata; Mari Leivis Sánchez en la división 77 kg, ganó 2 medallas de bronce;
Yeny Sinisterra, en los 63 kilogramos, se colgó una plata y un bronce; y Julieth Rodríguez, en los 69, sumó dos platas y un bronce. Tres deportistas que, sin discursos grandilocuentes, demostraron que el nombre del país se pronuncia en los podios del mundo por su talento y su sacrificio. Ellos representan lo mejor de esta tierra: disciplina, humildad y pasión.
Y así pasa durante muchas semanas al año, ya sea por un fin de semana cargado de goles colombianos en el exterior, por los triunfos de David Alonso, el joven piloto que hace historia en Moto2; por Ángel Barajas, gimnasta y medallista olímpico o por Egan Bernal, ciclista que parece volar en la montaña. Hace pocos años fueron Mariana Pajón, que sigue siendo una leyenda del BMX; por Catherine Ibargüen, que voló más alto que nadie en el triple salto; por James Rodríguez, que emocionó al planeta en un Mundial de fútbol; por Robert Farah y Juan Sebastián Cabal, que conquistaron el tenis mundial; entre muchos, muchísimos otros, que, sin importar el escenario, ondean la bandera y hacen sonar el himno en rincones donde muchos apenas saben ubicar a Colombia en el mapa.
Yeison López y Mari Leivis Sánchez Foto:Federación Colombiana de Pesas
Hace unos días, el presidente Gustavo Petro aseguró que a Colombia ya no la reconocen en el mundo por Pablo Escobar, sino por él. Una frase cargada de ego, como si el mundo girara alrededor de él. Como si en estos casi 32 años de muerte del capo paisa, mucha gente talentosa en este país no hubiera hecho nada por dejar atrás ese pasado oscuro.
Hoy a Colombia la reconocen por gente muy berraca, echada para delante y decente, entre ellos deportistas, hombres y mujeres que se levantan cada día a entrenar sin reflectores, sin cámaras y, muchas veces, sin el respaldo del estado, pero con una fuerza que ha puesto la bandera tricolor en lo más alto.
Gustavo Petro en Tolima. Foto:Presidencia
En la historia olímpica, Colombia ha ganado 38 medallas: 5 de oro, 16 de plata y 17 de bronce. Detrás de cada una hay años de sacrificio, entrenadores que trabajan con recursos limitados, familias que sostienen sueños con esfuerzo y deportistas que se sobreponen a la falta de apoyo institucional. No son figuras pasajeras: son héroes que, con cada triunfo, limpian la imagen de un país que durante décadas fue conocido por la violencia y el narcotráfico.
Por eso resulta triste escuchar que se pretenda medir el reconocimiento internacional del país en función de un solo nombre o de un cargo político. La grandeza de Colombia no depende de quien la gobierne, sino de su gente, en parte de esos atletas que compiten en silencio, que entrenan con fe, que representan con orgullo, y que recuerdan que los verdaderos embajadores de esta nación son los que inspiran, no los que se atribuyen méritos colectivos.
Mari Leivis Sánchez Foto:MinDeporte
Es mejor creer que a Colombia ya no la reconocen por Escobar, pero que tampoco lo hacen por el dirigente de turno. La reconocen por Yeison, Mari Leivis, Yeny, Julieth, por David Alonso, por Nairo, por Mariana, por Catherine, por James, por todos los que han dejado el alma en cada competencia. Ellos sí hacen sentir orgullo, no por lo que dicen, sino por lo que hacen. Y eso, más que cualquier discurso político, es lo que realmente construye el nombre de un país.
CAMILA ESPINOSA ARISTIZÁBAL
Para EL TIEMPO
@Camilanoticia1