Colombia
Mamos y Universidad del Magdalena unidos por la salud intercultural
En la Sierra Nevada de Santa Martadonde cada río es una vena de la tierra y cada montaña un templo de sabiduría, un grupo de mamos y docentes se sentaron para hablar de salud.
No era una clase convencional, ni un congreso médico, sino un encuentro entre dos maneras de entender el mundo.: la ciencia y la espiritualidad.
Así nació el proceso que acaba de certificar a 71 guardianes de la salud indígena, formados por la Universidad del Magdalena en un diplomado que llevó conocimiento y respeto al corazón de los pueblos. Kogui, Wiwa y Arhuaco.
El programa, titulado Agentes Comunitarios en Salud con Enfoque Intercultural, dura cinco meses y buscó unir la medicina occidental con los saberes milenarios de la Sierra.
Un viaje al corazon del mundo
Hasta Dumingueka, un poblado sagrado del pueblo kogui en jurisdicción de Dibulla (La Guajira), llegaron médicos, psicólogos y biólogos de la universidad. No iban a enseñar, sino a compartir. “Cada palabra fue una semilla para conectar dos mundos”, dice Karin Rondón Payares, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud.
Docentes universitarios y autoridades tradicionales dialogaron sobre salud pública moderna. Foto:Unimagdalena
Los mamos hablaron de la salud como equilibrio entre el cuerpo, el agua y el pensamiento; los docentes muestran cómo atender partos, hemorragias o mordeduras de serpiente. En esas conversaciones, entre plantas curativas y utensilios médicos, nació un respeto mutuo.
“Estamos agradecidos porque la universidad vino hasta nosotros. Esta experiencia nos deja aprendizajes que deben continuar”, dijo Martín Moscote Nolavita, líder del resguardo Kogui-Malayo-Arhuaco.
Saberes que curan y enseñan
Durante el proceso, la universidad no solo compartió su conocimiento técnico: también aprendió a mirar la salud desde la naturaleza. Con los mamos, comprendieron que sanar no siempre es recetar, sino equilibrar.
Daniela Gil Mojica, una de las participantes, resume la experiencia así: “Aprendimos de partos y cuidados del recién nacido, pero también de cómo acompañar la vida desde los dos enfoques. No se trata de reemplazar, sino de integrar”.
El proceso formó a 71 indígenas como guardianes de la salud. Foto:Unimagdalena
En las montañas, los docentes se convirtieron en aprendices y los mamos en maestros. Cada jornada fue un intercambio de saberes y símbolos: plantas medicinales, cantos de sanación, técnicas de respiración, y también conocimientos científicos sobre vacunación, primeros auxilios y salud mental.
Guardianes de la vida y la memoria
La graduación se realizó en Santa Marta. Los 71 participantes recibieron sus certificados con orgullo. Más allá del papel, cada diploma representa un compromiso con el equilibrio entre el conocimiento moderno y la sabiduría ancestral.
“Este aprendizaje nos permitirá fortalecer la atención a nuestras comunidades y preservar lo que somos”, dijo José Limaco Zarabata, de la IPS Indígena Gonawindúa.
El rector Pablo Vera Salazar, Quien acompañó la clausura, definió el encuentro como un paso hacia una educación más humana. “Queremos que estos jóvenes y sabedores sean los primeros promotores de salud intercultural en Colombia, que trabajen desde sus territorios y con sus raíces”, expresó.
Los nuevos agentes harán parte del Sistema Indígena de Salud Propio e Intercultural (SISPI), una apuesta por garantizar atención médica con identidad y respeto por las cosmovisiones que han habitado la Sierra desde antes de la historia escrita.
La Sierra Nevada, considerada el “corazon del mundo” por los pueblos ancestrales, sigue latiendo con fuerza gracias a quienes curan con la palabra, la planta y el conocimiento. Entre ellos, ahora hay también una universidad que aprendió que la salud no se enseña solo en los salones: También se teje en el silencio de las montañas.
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