Pues resulta que no mintió Pep Guardiola cuando dijo que las probabilidades de su Manchester City en esta eliminatoria eran el uno por ciento. Después dio marcha atrás y dijo que había sido una broma, que había mentido a todos. Una gracieta. Pero a la hora de la verdad lo que quedará para la historia serán sus primeras palabras tras el 2-3 del Etihad: el City tenía un uno por ciento de probabilidades de eliminar al Madrid. Incluso exageró. No tenía ninguna. Cero patatero.
No se llevaban ni cinco minutos de partido cuando Mbappé dejó claro que este Madrid es mucho Madrid para este City. Mbappé se encargó de darle la noche a Pep Guardiola con un hat trick que le dejaba fuera de combate antes de que el árbitro señalase el final del primer tiempo. Fue un recital en toda regla del Madrid. Otro recital. En Manchester fue superior. En el Bernabéu, sencillamente, le pasó por encima. Le pudo meter media docena, pero con el 3-0 se conformó y le dio por defender. Hasta entonces lo había hecho bien atrás. El City no tuvo ni una ocasión de gol. Tocó mucho el balón, pero nunca inquietó a Courtois, quizá le pesó la ausencia de Haaland. ¿Qué habría hecho con él, por cierto? Nunca lo sabremos, pero posiblemente nada de nada, habida cuenta del partidazo que se marcaron Rüdiger y Asencio. El canterano, por cierto, se volvió a salir del mapa con ese pase a Mbappé que significó el 1-0. El Madrid ya puede olvidarse de peinar el mercado en busca de un central. Lo ha encontrado en la cantera.
Valverde es otro de los que se salió del mapa. El Madrid lleva tres partidos jugando de cine (los dos del City y el de Pamplona, estropeado por la expulsión de Bellingham), todos ellos con Valverde de lateral. Es una garantía ahí. Hasta el regreso de Carvajal debería seguir así, toda vez que el centro del campo también está haciendo los deberes.
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