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Tecnología en aguas oscuras: cómo Starlink impulsa la nueva generación de narcosubmarinos

Un narcosubmarino no tripulado con Starlink revela cómo el crimen organizado aprovecha la tecnología moderna. Análisis con experto en seguridad.

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Narcosubmarino gris con antena Starlink navegando en mar abierto bajo cielo nublado
Por [Carlos Durango]

Narcosubmarino con Starlink: así fue descrito el semisumergible no tripulado que la Armada de Colombia interceptó el 2 de julio de 2025 en aguas del Caribe, cerca del Parque Tayrona. Aunque no transportaba droga, su avanzada tecnología mostró un nuevo nivel de sofisticación en el crimen organizado.

El aparato, considerado el primero de su tipo en Sudamérica, contaba con dos antenas —una protegida con fibra de vidrio— y un módem Starlink que le permitía operar de forma remota. Además, incluía cámaras de navegación y monitoreo del motor, lo que sugiere que podía ser controlado a distancia con precisión. Su diseño apunta a un uso estratégico por parte del Clan del Golfo, elevando las alertas sobre el uso de tecnología satelital en actividades ilícitas.

Este semisumergible, que podría transportar hasta 1.5 toneladas de cocaína en misiones de hasta 800 millas, pertenece al Clan del Golfo, según autoridades navales. La interceptación forma parte de la estrategia internacional “Orión”, que ha vinculado a 62 países y ha logrado decomisar más de 2 300 toneladas de drogas en la primera mitad de 2025.

La tecnología, ¿culpable o instrumental?

A primera vista, hablar de Starlink en manos de cárteles puede generar reacciones exageradas: “¡como si el ladrón usara un televisor Sony en su fuga!”. Pero el hecho es que las tecnologías de comunicación satelital de baja latencia, diseñadas para mejorar cobertura en zonas remotas, pueden ser cooptadas para usos ilícitos.

Según Henry Shuldiner, investigador del centro InSight Crime, la desaparición de tripulaciones en estos semisumergibles reduce el riesgo de capturas humanas:

“Removing the crew eliminates the risk of captured operators cooperating with authorities.”

Mientras tanto, expertos como Juana Cabezas de Indepaz han señalado que carteles mexicanos y colombianos ya trabajan desde 2017 en versiones autónomas junto a ingenieros y técnicos civiles. En resumen, no se acusa a Starlink de traficar, sino a los delincuentes de aprovechar una herramienta diseñada para conectar comunidades mientras ocultan sus operaciones.

Entrevista con un especialista: Dr. Michael Shoebridge

Para contextualizar estos hallazgos, consultamos al Dr. Michael Shoebridge, director de Strategic Analysis Australia y experto en defensa y vehículos autónomos:

“Estamos viendo una ‘democratización’ de capacidades navales miniaturizadas. Un sistema autónomo básico, debajo del nivel militar, ya está al alcance de una banda criminal. No solo transportan cocaína; este tipo de plataformas pueden adaptarse para múltiples fines ilícitos.”

Shoebridge destaca que la clave no es solo la velocidad de conexión, sino el control remoto en tiempo real:

“Starlink ofrece una latencia suficientemente baja para dirigir embarcaciones autónomas a cientos de kilómetros sin interferencias.”

Advierte también que estos sistemas podrían saturar canales defensivos si se replican en masa:

“Lo que comienza como tráfico de drogas puede evolucionar a amenazas paramilitares o incluso ciberataques marítimos disfrazados.”

De la cocaína al ciberespionaje: un camino peligroso

Los narcosubmarinos no son nuevos, pero hasta ahora eran tripulados y vulnerables. La adopción de tecnología de conectividad satelital representa un salto cualitativo:

  • Cobertura persistente: operan lejos de la costa, sin depender de antenas terrestres.
  • Mando remoto: cámaras y sensores permiten control total desde tierra.
  • Difícil rastreo: el perfil bajo y el color gris los hace casi invisibles al radar y al ojo humano.

Ya se han detectado casos similares en Asia y el Mediterráneo. Según expertos, cerca del 30 % del tráfico marítimo ilícito podría estar usando tecnologías automatizadas en 2025.

Políticas y desafíos de respuesta

Prohibir Starlink no es la solución. Se requieren medidas que ataquen el problema desde varias direcciones:

  • Cooperación público-privada: proveedores como SpaceX podrían colaborar con autoridades si se detectan patrones sospechosos en zonas de riesgo.
  • Fusión de sensores: integrar radares costeros, satélites y drones submarinos para crear redes de detección inteligente.
  • Normas internacionales: establecer protocolos que permitan identificar el uso ilícito de conectividad satelital sin restringir la innovación legítima.

El almirante Juan Ricardo Rozo, vocero de la Armada, resumió el nuevo desafío así:

“Estamos ante una nueva generación de amenazas: no hay tripulantes, no hay señales de radio, pero sí una autonomía que complica la detección.”

Conclusión

El hallazgo del narcosubmarino con Starlink en Colombia no representa un fracaso tecnológico, sino una muestra del doble filo de la innovación. La tecnología es neutral; su uso, no. Por eso, la verdadera solución está en la regulación inteligente, la cooperación entre sectores y la vigilancia adaptativa.

Como advierte el Dr. Shoebridge, “Nada protege más que una normativa que evoluciona tan rápido como la tecnología que busca controlar”.

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