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La NCAA tendrá que pagar 18 millones a un exjugador por no informarle de los riesgos del ‘football’
Un jurado de Carolina del Sur ha condenado a la NCAA, la organización que controla el fútbol americano a nivel universitario en Estados Unidos, a indemnizar con 18 millones de dólares a Robert Geathers (10 millones) y su esposa Debra (8 millones). El motivo es que la NCAA no informó suficientemente a Geathers de los riesgos asociados a jugar al fútbol americano y las consecuencias a largo plazo de los golpes en la cabeza.
Geathers, que ahora tiene 68 años, jugó en la NCAA entre 1977 y 1980, concretamente en el equipo de la Universidad estatal de Carolina del Sur. Según el medio ‘The Guardian’, a pesar de su edad, el exjugador de fútbol americano fue diagnosticado de demencia hace años, por lo que ahora no es capaz de realizar una vida cotidiana autónoma. Bakari Sellers, su abogado, declaró: “Ellos [la NCAA] retuvieron toda la información que ya sabían. Su trabajo era mantener seguros a los chicos“.
El jurado estableció que la NCAA “aumentó sin razón el riesgo de sufrir daño por impactos en la cabeza para Robert Geathers, por encima de los riesgos inherentes de jugar al fútbol americano. La NCAA voluntariamente asumió el deber de proteger su salud y seguridad, y negligentemente incumplió ese deber”.
Las causas de la ETC, en el punto de mira
Además, algunos de los profesionales de la salud que participaron en el juicio consideran que presenta síntomas compatibles con una encefalopatía traumática crónica (ETC), una enfermedad que se asocia con deportistas porque está provocada por haber recibido golpes repetitivos en la cabeza durante un largo período de tiempo. Entre los síntomas se encuentran un exceso de agresividad, alteraciones del ánimo, paranoia, pérdida de memoria, confusión o demencia.
En 2022, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos se vieron obligados a reconocer que existe una relación directa entre los golpes en el ámbito deportivo y el desarrollo de ETC. El grupo de estudio de conmociones cerebrales en el deporte (CISG), apoyado por el COI entre otras federaciones internacionales, había minimizado esa relación, lo cual había servido para que los organizadores de las competiciones ganaran los juicios contra los deportistas que las demandaban por haberles provocado enfermedades neurodegenerativas.
La NCAA defiende su inocencia
La NCAA, incluso después del veredicto en el caso de Robert Geathers, sigue defendiendo que no existe una relación entre los golpes en la cabeza durante la práctica del fútbol americano y la demencia o la ETC. “La NCAA ha ganado todos los demás juicios en todo el país sobre este asunto. Actuamos con el conocimiento que existía en ese momento, y el fútbol americano a nivel universitario no le causó al señor Geathers problemas de salud crónicos“, establece, en un comunicado recogido por ‘The Guardian’. Por tanto, ha anunciado que recurrirá la decisión del jurado.
Existe un número extenso de exjugadores de este deporte afectados por problemas neurológicos. El pasado mes de julio, el exjugador de fútbol americano Shane Tamura, de 27 años, abrió fuego en el edificio que alberga la sede de la NFL en Manhattan y se suicidó. En su nota de suicidio, explicaba que lo había hecho porque jugar al fútbol americano le había provocado ETC, y acusaba a la NFL de “ocultar los peligros para el cerebro de los jugadores para maximizar las ganancias”. “Estudien mi cerebro, por favor. Lo siento”, escribió. La autopsia confirmó que padecía ETC, una enfermedad que sólo puede ser diagnosticada post mortem.