Economia
“No ha sido fácil”, así describe la presidenta del gremio de las empresas de energías renovables, el desarrollo de los proyectos

SEMANA: ¿Cuál es el panorama de los proyectos de energías renovables no convencionales en el país?
ALEXANDRA HERNÁNDEZ: Desarrollar este sector emergente en Colombia no ha sido fácil. Con determinación y resiliencia, las empresas privadas han invertido más de 2.200 millones de dólares, lo que para finales del 2025 nos permitirá representar el 14% de la capacidad total de generación de energía eléctrica del país, quintuplicando en un año y medio la participación de las energías renovables no convencionales.
Esto es esperanzador para el país y se ha logrado gracias al trabajo articulado con las autoridades nacionales, regionales y las entidades de control. Pero hay que decirlo claro: el tiempo no está de nuestro lado. Estamos creciendo en consumo energético el doble de lo que crece nuestra capacidad de generación. Si no actuamos ya, el déficit llegará en 2027. Y no lo decimos nosotros: lo dicen las cifras del propio Gobierno.
SEMANA: ¿Qué se necesita?
A.H.: Por ello necesitamos triplicar la inversión en renovables, ampliar la transmisión y complementar la confiabilidad del suministro eléctrico con baterías, compensadores síncronos, redes flexibles entre otras soluciones que cada vez son más competitivas y los apagones recientes en Chile y España nos recuerdan la importancia de actuar preventivamente.
A.H.: Necesitamos destrabar más de 200 trámites en curso en generación y transmisión. Esto implica cumplir los tiempos normativos de respuesta para estos permisos, que las reglas del juego sean estables, que se reconsidere la reciente intervención a la bolsa de energía y se habiliten las subastas de contratos de corto y largo plazo para energías renovables. En resumen, ¡que las reformas regulatorias pendientes vean la luz!
SEMANA: Cuántos proyectos están en operación hoy y deberían haber entrado en los años anteriores. ¿De cuánto es ese rezago?
A.H.: Estamos muy cerca de alcanzar los primeros 2 Gigavatios de fuentes renovables no convencionales entregando energía al mercado, provenientes de proyectos de mediana y gran escala en operación comercial o en pruebas técnicas. A esto se suma 1 Gigavatio adicional en proyectos de autogeneración y generación a pequeña escala actualmente en operación, impulsado principalmente por la energía solar fotovoltaica.
Para lo que resta del año, identificamos 15 proyectos más en construcción (449 MW) cuya puesta en operación está programada para finales de 2025, todos solares.
La tecnología eólica continúa rezagada, en gran parte por los desafíos que enfrentan los proyectos en territorios como La Guajira. Paralelamente, desde el sector estamos trabajando por diversificar la matriz renovable, impulsando otras tecnologías como la biomasa, las pequeñas centrales hidroeléctricas (PCH) y la geotermia.
El principal reto ahora es acelerar la entrada de nuevos proyectos. Nuestros estudios demuestran que un proyecto renovable puede tardar entre 3 y 6 años desde su estructuración hasta su entrada en operación, y 70 por ciento de ese tiempo corresponde a la etapa de trámites y permisos, especialmente en las corporaciones autónomas regionales, conexiones a la red y coexistencias con privados. Por eso, mejorar los procesos y reducir las demoras institucionales es clave para asegurar una expansión oportuna y sostenible de la generación renovable en el país.

SEMANA: ¿Cuánto se ha invertido y cuánto está pendiente por invertirse?
A.H.: Para estas 3 GW de proyectos de pequeña, mediana y gran escala que ya se encuentran en operación y pruebas, estimamos inversiones realizadas superiores a 2.200 millones de dólares. Además, los proyectos que actualmente se encuentran en construcción (incluyendo los que tendrían entrada en operación 2026 y 2027), se estiman inversiones de más de 350 millones de dólares, esto sin incluir las inversiones de los que se encuentran en etapas tempranas de desarrollo en las cuales se asumen garantías financieras de conexiones, estudios técnicos, ambientales, costos prediales, etc.
SEMANA: Partamos esta conversación en dos. Por una parte, ¿cuál es la situación de los proyectos en regiones distintas a La Guajira?
A.H.: En regiones distintas a La Guajira, los proyectos de energías renovables no convencionales han avanzado con mayor agilidad, gracias a que en muchos casos enfrentan menos complejidades en términos de conexión a la red, permisos y mayor aceptación social. Departamentos como Atlántico, Valle del Cauca, Cesar, Tolima, Meta, Córdoba, Cundinamarca y Antioquia, han mostrado un crecimiento sostenido en este tipo de iniciativas.
Muchos de estos proyectos están conectados directamente a redes locales o regionales de distribución, lo que ha facilitado su ejecución en plazos más cortos y ha contribuido a diversificar la matriz energética en distintas regiones del país. En general, fuera de La Guajira, el avance de los proyectos ha sido más dinámico y ha permitido que Colombia hoy cuente con una base operativa importante a gran escala y a pequeña escala.
SEMANA: Ahora, ¿cuál es la situación de los proyectos en La Guajira?
A.H.: La Guajira tiene el mayor potencial eólico del país y concentra algunos de los proyectos más grandes del sistema, en total 17 proyectos monitoreados por SER Colombia (aproximadamente 2.700 megavatios). Sin embargo, también es la región donde se han presentado los mayores desafíos para su implementación, al punto que hoy el 53% de estos proyectos se encuentra en stand by. Aunque se reconoce la importancia estratégica de La Guajira en la transición energética, las condiciones del territorio han hecho que muchos proyectos enfrenten retrasos significativos. Como gremio, estamos convencidos de que La Guajira debe seguir siendo una prioridad nacional. Los proyectos que allí se desarrollan pueden aportar significativamente a la matriz energética, pero para que eso ocurra se requiere una acción articulada entre Gobierno, empresas y comunidades, con decisiones concretas que destraben el avance de los proyectos y fortalezcan la confianza en el proceso.
SEMANA: ¿Por qué no se han podido desarrollar los proyectos en La Guajira?
A.H.: El desarrollo de los proyectos en La Guajira se ha visto afectado por una combinación de factores estructurales y territoriales. La principal fuente de retraso ha sido el desarrollo de las consultas previas ante el creciente número de comunidades que surgen, sus expectativas y la dificultad de identificar asertivamente los voceros, seguido por el trámite de licencias ambientales, los cuales han afectado tanto el desarrollo de proyectos de generación como los de transmisión.
SEMANA: ¿Qué lección queda?
Una interacción donde cada parte debe hacer lo que le corresponde: las empresas su mejor gestión, con altos estándares y entendiendo la cosmogonía de cada región. El Estado atendiendo las necesidades básicas del territorio que le corresponden, cumpliendo tiempos normativos de respuesta a trámites y condiciones de operación a los proyectos acordes con sus impactos y ponderadas con el beneficio de integrar fuentes de energía limpia.
Y las comunidades, será imprescindible su participación y diálogo orientados a encontrar la forma en que las actividades sí pueden llevarse a cabo. Debemos reenfocar el dialogo social, que los mecanismos de participación ciudadana permitan un balance entre la legítima defensa de intereses versus los deberes que las partes involucradas tienen frente a los demás colombianos. El tono de la conversación debe enfocarse en cómo avanzar sosteniblemente en lugar de cómo parar los proyectos.

SEMANA: ¿Qué pasa a nivel general en el país?
A.H.: A nivel nacional, los proyectos de energías renovables no convencionales han enfrentado múltiples barreras que han dificultado su desarrollo. Entre ellas, se destacan los cuellos de botella en la asignación de capacidad de conexión, los retrasos en la ejecución de la infraestructura eléctrica, largos tiempos de trámites y en algunos casos, la incertidumbre regulatoria.
SEMANA: ¿Qué ha sucedido frente a esta problemática? Por ejemplo, en La Guajira.
A.H.: Reconocemos avances en el acompañamiento del Gobierno Nacional para el desarrollo de los proyectos a través de la iniciativa 6GW, incluyendo acciones para liberar capacidad de conexión, entre otras.
Sin embargo, los problemas estructurales persisten, será muy importante que tanto las obras de transmisión como los proyectos de generación que mantienen la esperanza de entrar en operación, logren su puesta en marcha. Para ello es necesario reforzar la presencia institucional, acelerar la toma de decisiones clave y establecer una política clara de inversión social que genere confianza en las comunidades y estabilidad para los proyectos.
SEMANA: ¿Y a nivel nacional?
A.H.: A nivel nacional, se han dado pasos importantes para enfrentar algunos de los obstáculos que han frenado el desarrollo de los proyectos de energías renovables no convencionales. Destacamos avance en 5 de las 8 medidas que desde SER Colombia acordamos hace un mes con el Ministerio de Minas y Energía y la ANLA, en un plan de choque para acelerar la entrada de proyectos.
Esto incluye avances concretos en los proyectos normativos de licencia ambiental flexible, mejoras al procedimiento de acuerdos de coexistencias con actividades de hidrocarburos y minería, liberación y proceso de asignación de puntos de conexión, habilitación normativa de subastas de contratos de largo plazo de energías renovables y oportunidades de nuevos modelos de negocio para usuarios grandes y pequeños a través de la autogeneración remota y comunidades energéticas.
Esperamos avanzar en el almacenamiento de energía con baterías, fortalecer el cumplimiento de tiempos normativos de trámites y en ajustes normativos para la entrada en operación comercial de plantas menores y plantas despachadas centralmente.
El desafío es enorme, al igual que la oportunidad. Es clave seguir sumando esfuerzos y mantener una agenda conjunta de trabajo para que el sector renovable pueda desarrollarse con mayor agilidad, confianza y estabilidad en el tiempo.

SEMANA: Una de las mayores preocupaciones es que las curvas de oferta y demanda estarían próximas a cruzarse. ¿Cuál ha sido el efecto del rezago de los proyectos de energías renovables en esta situación?
A.H.: La situación actual del sistema refleja una combinación de factores estructurales y coyunturales que han estrechado el margen entre la oferta y la demanda. En ese contexto, la entrada oportuna de nueva capacidad efectivamente habría contribuido a fortalecer la flexibilidad y la resiliencia del sistema.
Si bien no corresponde atribuir a un solo grupo de proyectos esa situación, es evidente que una mayor diversificación de la matriz, con renovables en operación, ofrecería más herramientas para enfrentar estos momentos de presión.
Por eso insistimos en la necesidad de seguir trabajando en remover las barreras que han limitado el desarrollo de estas iniciativas, muchas de las cuales ya están maduras y listas para avanzar si se dan las condiciones adecuadas.
Desde el gremio, seguimos comprometidos en aportar soluciones técnicas y regulatorias que permitan que estos proyectos se concreten y que puedan cumplir su función dentro de una transición energética.
SEMANA: ¿Cómo ve la decisión de Ecopetrol de entrar a comprar proyectos que habían sido abortados por las empresas que originalmente los habían propuesto?
A.H.: Siempre será bienvenida la entrada de nuevas empresas interesadas en desarrollar proyectos de energías renovables. Esta es una industria emergente que necesita más actores, inversión, innovación y capacidades para seguir creciendo.
Esperamos que estas iniciativas se puedan desarrollar con éxito y que encuentren condiciones adecuadas para avanzar.

SEMANA: ¿Hay apetito para la nueva subasta de energía que ha anunciado el Gobierno?
A.H.: Es importante diferenciar los tipos de subastas que existen en el mercado. Por un lado, están las subastas de expansión asociadas al Cargo por Confiabilidad, que buscan garantizar firmeza en el sistema. Estas subastas, bajo las reglas actuales definidas por las resoluciones CREG 066 y 069 de 2024, podrían tener un atractivo limitado para las Fuentes No Convencionales de Energías Renovables (FNCER), debido a que su participación se ve restringida por la manera en que se calcula y reconoce su aporte a la firmeza.
Por otro lado, están las subastas de contratos de largo plazo de energía, que son fundamentales para las FNCER. Este tipo de mecanismos ofrecen visibilidad financiera, estabilidad y señales claras al mercado, y son, en este momento, la principal herramienta para viabilizar nuevos proyectos renovables en el país.
Desde el gremio vemos con buenos ojos que el Gobierno en un futuro anuncie una nueva subasta de este tipo, y esperamos que su diseño considere las condiciones necesarias para que más tecnologías renovables puedan participar en igualdad de condiciones. Si se estructura adecuadamente, sí hay apetito, interés e inversiones listas para competir.
SEMANA: ¿Qué impacto puede tener en el desarrollo de las renovables, decisiones de política, como poner techo en bolsa o el proyecto de ley que tiene listo el gobierno en materia tarifaria?
A.H.: Estas decisiones tienen impactos importantes en el desarrollo de las FNCER, por lo que deben analizarse cuidadosamente.
En cuanto al techo de precios en bolsa, desde el gremio vemos que esta medida aumenta el riesgo de participación de las renovables en el mercado mayorista, especialmente en un contexto en el que muchos proyectos están en búsqueda de financiación para avanzar hacia su construcción.
El informe reciente de XM ya advertía sobre la estrechez entre oferta y demanda, lo que hace aún más crítica la necesidad de sumar nueva capacidad. Limitar los precios en bolsa no resuelve el problema estructural y puede desincentivar la inversión precisamente en el momento en que más se necesita. Además, el efecto final de esta medida es que las enormes incertidumbres y riesgos que introduce, terminan encareciendo las energías renovables y con su oportunidad de ofrecer tarifas competitivas a los consumidores.
En cuanto al proyecto de ley en materia tarifaria, lo estamos analizando con detenimiento. Tiene elementos que pueden ser positivos, otros que generan preocupación y otros que pueden atenderse mediante regulación sin que sea necesario tramitarlos antes el Congreso de la República. En particular, nos inquieta la propuesta relacionada con la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG), ya que cualquier cambio institucional debe garantizar la estabilidad, la confianza, la continuidad del proceso regulatorio y un equipo de expertos con la experiencia y conocimiento técnico que el tema amerita.

SEMANA: Cuál es el impacto de hechos económicos, como el precio del dólar, las tasas del Banco de la República y la inflación en el desarrollo de los proyectos de energías renovables
A.H.: El entorno macroeconómico actual representa uno de los principales retos para el desarrollo de los proyectos de energías renovables en Colombia.
La volatilidad del tipo de cambio, combinada con tasas de interés altas y presiones inflacionarias, ha encarecido significativamente el desarrollo de nuevos proyectos. Muchos de los equipos, contratos y obligaciones están denominados en dólares, por lo que las fluctuaciones del tipo de cambio impactan directamente los costos. Las altas tasas de interés han limitado el acceso a financiación competitiva, lo que afecta especialmente a proyectos que aún no han alcanzado su cierre financiero. Todo esto incrementa los riesgos y reduce el atractivo financiero para nuevos desarrollos.
Si bien hay señales de estabilización en algunos indicadores, es fundamental contar con condiciones macroeconómicas y regulatorias claras y estables que ayuden a mitigar estos riesgos y den confianza a los inversionistas para avanzar en la ejecución de los proyectos.

SEMANA: ¿Son viables los proyectos de energías renovables en el país?
Sí, los proyectos de energías renovables son viables en Colombia aun cuando sus niveles de rentabilidad son ajustados por ser una industria emergente. El país tiene un gran potencial en recursos naturales y un sector empresarial comprometido.
Este sector se está atreviendo a desafiar el status quo. Está innovando, creando nuevos modelos de negocio, nuevas formas de financiamiento, y está llevando energía donde antes no llegaba. Más de un millón de colombianos aún están fuera del sistema, y estamos decididos a cerrar esa brecha.
El potencial existe, pero se requiere seguir sumando esfuerzos para que los proyectos puedan desarrollarse de forma efectiva y sostenible. Las renovables son una energía competitiva, beneficiosa para el bolsillo de los colombianos, de las empresas, de rápida construcción y son limpias.
Además, se complementan con otras fuentes de energía, robusteciendo y haciendo resiliente el sistema eléctrico, más en épocas de cambio climático que ha traído veranos intensos y cada vez más frecuentes, poniendo en riesgo la estabilidad de la generación.
Las renovables no son solo un sector. Son una causa nacional. Son empleo, inversión, desarrollo territorial, justicia social, competitividad, futuro. Por esto proponemos al país ponerse la camiseta renovable y apostarle a Colombia con hechos.