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El Pafos hunde en la miseria a un desfigurado Villarreal

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El Villarreal sufrió una de las derrotas más dolorosas que se recuerdan. El submarino, con un partido infame, cayó derrotado ante el Pafos de Chipre, uno de los rivales más frágiles de la presente Champions League, conducido con maestría por Juan Carlos Carcedo. El técnico español no solo ha hecho historia metiendo a un equipo desconocido en la mejor competición de clubes del mundo, sino que, además, lo está haciendo competir –suma cinco puntos– con sus limitadas armas ante trasatlánticos futbolísticos. Al contrario, el Villarreal exhibió una imagen penosa casi todo el partido y encajó una derrota de las que dejan marca en un palmarés. Además, se complica y mucho la supervivencia en la Champions. Llegaba sin margen de error y ahora queda a merced de obrar a una remontada de época.

Si algo ha demostrado el Pafos es que con orden se puede llegar muy lejos, nada menos que a la fase liga de la Champions. Y así fue cómo el equipo chipriota trataba de perturbar el plan con el que suele marcar diferencias el Villarreal. Después de un primer aviso de Quina, con un disparo lejano, antes cumplirse el minuto 2, el Villarreal malogró dos oportunidades clarísimas: Mikautadze se encontró solo ante el portero, pero no acertó a rematar el balón que le caía demasiado encima. Después, Michael despejó un disparo de Gueye, al que había encontrado Moleiro con un pase medido entre líneas.

Pero a partir del minuto 10, el partido se fue aletargando con un Pafos que acumulaba jugadores por delante del balón y trataba de no rifar ninguna posesión. Carcedo dispuso un sistema en el que Goldar hacía funciones mixtas de pivote y de defensa para meterse entre el lateral izquierdo Sema y el central David Luiz. Eso permitía al centrocampista gallego ocuparse de la tarea de sacar el balón -escorado en esa banda- con bastante sentido.

El Villarreal, que había podido correr -especialmente con Pépé- en los primeros minutos, se fue enredando en la trampa que le tendía el equipo chipriota. Poco a poco, se equilibraba la posesión y desaparecían los acercamientos amarillos al área de Michael. Evidentemente, el Pafos ni le veía la cara a Luiz Júnior, pero cada minuto que pasaba con el 0-0 parcial, era un refuerzo positivo para los locales, además de una oportunidad para dar un susto.

Y lo dieron. En el primer saque de esquina del partido, recién comenzada la segunda parte, Luckassen remató de cabeza a un metro de la portería para convertir en gol un centro perfecto de Sema. El central neerlandés impuso sus 1,86 metros y su poderío físico para sorprender a Luiz Júnior.

Lo normal era esperar una reacción inmediata del Villarreal, pero no la hubo. De hecho, fue el Pafos el que intimidó con otro saque de esquina minutos después. De nuevo, centro de Sema y remate de Luckassen que no encontró portería. Después de eso, Marcelino se hartó y agotó los cinco cambios -había hecho dos minutos antes-. No se volvió loco acumulando delanteros, sino que intercambió jugadores en la misma posición, para tratar de meter una marcha más al partido. Dos de los nuevos –Pedraza, con su centro, y Oluwaseyi, rematando de cabeza- descubrieron las cartas del submarino. Después fue Pépé el que maniobró dentro del área para ganarse una posición con la que chutar demasiado cruzado.

Ficha técnica del partido.

El submarino se estrellaba una y otra vez ante una pared de ladrillos azules que, además, sabían jugar al ‘otro fútbol’: si el balón se iba fuera, no era fácil encontrar un recogepelotas; y si había un jugador dolorido o con un calambre, caía al césped desfondado. El técnico asturiano se desesperaba tanto en el área técnica que el árbitro acabó por mostrarle una amarilla.

Y el Pafos no dejó que pasara nada más. Con y sin balón. Una derrota inesperada y muy dolorosa para el Villarreal. Y un triunfo de mucho prestigio para el técnico español Juan Carlos Carcedo.



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