Economia
¿Qué impide que al menos unas 11 millones de personas en Colombia aún no puedan acceder a un crédito formal?

Aunque la inclusión financiera en Colombia se acercó al 96 por ciento de la población adulta al cierre del 2024 —significa que 37,1 millones de esas personas contaban con al menos un producto de depósito— la profundización financiera —que mide la penetración del crédito en la economía— apenas alcanzó el 35,5 por ciento, lo que indica que solo 13,8 millones de adultos en el país tenían activo un producto de crédito formal, cifra que se elevó a 19,6 millones (50,5 por ciento) incluyendo otras fuentes de financiamiento, como el sector real y las fintech, según la Banca de las Oportunidades y la Superintendencia Financiera.
Ese nivel de penetración del crédito en Colombia continúa siento inferior al 40,1 por ciento registrado en 2018, y si bien en el último año se observa algo de recuperación, esta sigue siendo bastante lenta afectada por múltiples factores, como altas tasas de interés, informalidad económica, baja capacidad de pago de las personas, sesgos en la evaluación crediticia, falta de información y expectativas económicas, entre otras.
El rezago del país en este frente sigue siendo importante. “Más de 11 millones de adultos en Colombia aún no tienen acceso al crédito y el 41 por ciento de quienes han accedido a uno —cerca de 13 millones de personas— solo han tenido una obligación, y de bajo monto. Esto muestra que a la profundización crediticia le falta un buen camino“, advierte la central de información financiera Datacrédito-Experian, en su reciente análisis ‘Repensando la Inclusión crediticia en Colombia’.
Colombia ha hecho avances sustanciales no solo para diversificar su oferta de crédito sino también para lograr que más personas, incluidas aquellas que se encuentran en zonas rurales, accedan a financiación formal.
El número de jugadores en este mercado se ha multiplicado en los últimos años con el ingreso de comercios, empresas de telecomunicaciones y del sector real, fintech, cooperativas y microfinancieras, entre otras, compitiendo con la banca tradicional, ampliando la oferta de productos de crédito y permitiendo que jóvenes, mujeres, emprendedores y hasta informales hagan parte del circuito del crédito formal.
“Esta expansión multisectorial es una fortaleza del sistema y un motor clave de inclusión crediticia, permitiendo que, por ejemplo, ocho de cada 10 créditos sean otorgados a personas en estratos 1, 2 y 3”, señala Datacrédito-Experian en su análisis, en el que también reconocer que para avanzar más en ese propósito “es necesario que la oferta de crédito llegue a todos los perfiles de riesgo crediticio, para lo cual se requiere una serie de variables y actores que jueguen de forma conjunta”.
Situación actual
No hay duda en que la coyuntura actual contribuye poco a que haya una mejora en la calidad de la cartera del sistema financiero y a que fluya el crédito como es lo deseable para que se reactive el consumo y la dinámica económica del país. Visto de otra forma, los deudores morosos aún tienen dificultades para ponerse al día con sus préstamos atrasados, lo que les impide, además, solicitar nuevos créditos y las entidades puedan otorgarlos sin mayores restricciones.
“Los indicadores de riesgo de crédito de los hogares han continuado disminuyendo, aunque se mantienen elevados respecto a sus valores históricos”, señala el Banco de la República en su más reciente ‘Reporte de Estabilidad Financiera’, en el que advierte también que “la postura de los bancos para realizar nuevas colocaciones (de crédito) sigue siendo restrictiva; no obstante, una mayor proporción de entidades ha disminuido sus exigencias”, en ese frente, para lo cual las entidades estarán atentas a la capacidad de pago de las personas, la cual es susceptible a choques macroeconómicos.
Las tasas de interés aún se encuentran altas, sobre todo las de las tarjetas, lo cual frena su uso. Foto:iStock
Los choques a los que se refiere el Emisor pueden ser producto “de menores remesas o restricciones sobre estas y una recuperación económica más lenta de la esperada podrían afectar la capacidad de los hogares para cumplir con sus obligaciones, especialmente dada la moderada recuperación del ahorro y la incertidumbre sobre su dinámica futura. También es importante analizar cautelosamente el desarrollo del mercado laboral pues las reformas sociales podrían afectar su dinámica”.
Tope de tasas
Pero más allá de estos tema coyunturales, desde diversos sectores se viene insistiendo desde hace algún tiempo en uno que puede ser determinante para que el crédito pueda irrigarse con mayor efectividad y fluidez a todos los sectores de la economía, la eliminación de la tasa de usura, que si bien fue establecida como mecanismo para proteger a los consumidores del exagerados costo del crédito, la misma se ha convertido en un obstáculo el acceso al financiamiento formal de cientos.
“En la práctica la tasa de usura se ha convertido en una barrera que restringe el acceso al crédito formal para los hogares y empresas de mayor riesgo, como microempresas y personas de menores ingresos. Estos segmentos, al verse excluidos del sistema financiero formal, se ven obligados a recurrir a mecanismos informales de financiamiento como el “gota a gota”, caracterizados por tasas de interés exorbitantes que pueden superar el 600 por ciento anual”, considera el centro de estudios económicos Anif.
Por eso considera que ese mecanismo, más allá de una protección debe pensarse también como uno que fomente la inclusión financiera, por lo que sugiere, teniendo en cuenta la experiencia en Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Uruguay, donde existen topes máximos de interés, “encontrar un equilibrio entre protección y acceso al financiamiento, evitando los extremos de regulación excesiva o ausencia de control”.
Eliminar la tasa de usura llevaría al sobreendeudemiento; se necesita más educación financiera. Foto:iStock.
Pero, ¿qué encontró en el análisis de Datacrédito-Experian en ese frente? Que cuando la tasa de usura baja, quienes ofrecen préstamos suelen ser más cuidadosos, lo que hace que las personas con mayor riesgo o sin experiencia previa con créditos tengan menos oportunidades de financiamiento.
“La tasa de usura más baja puede tener efectos positivos para quienes ya están bien posicionados en el sistema financiero, pero también puede reducir los incentivos para que las entidades asuman riesgos con perfiles nuevos o más vulnerables, afectando la equidad en el acceso al crédito”, precisa.
Aunque hay coincidencia en los efectos perversos que puede tener la tasa de usura en la expansión del crédito en una economía como la colombiana, las entidades difieren un poco en cuál puede ser la salida a esa condición.
La tasa de usura juega un papel crucial en este proceso. Un techo más bajo puede limitar el acceso al crédito para perfiles que no han tenido experiencia, mientras que una tasa más alta puede equilibrar la asignación de crédito y promover una mayor inclusión”.
Datacrédito-experianAnálisis ‘Repensando la Inclusión crediticia en Colombia’.
Mientras desde Anif han insistido en su eliminación o en el ajuste de la metodología de su cálculo, en Datacrédito -Experian más que sugerir un cambio invita a reflexionar sobre cómo se aborda la inclusión crediticia en el país.
César Ferrari, superintendente Financiero, quien intervino en la 59 Convención Bancaria. Foto:El Tiempo / cortesía
El propio superintendente Financiero, César Ferrari, se ha mostrado partidario de eliminar dicho tope en las tasas de interés, como una salida para que el país pueda alcanzar una mayor profundización del crédito, como ocurre en otras geografías, según lo dijo durante su participación en la versión 59 de la Convención Bancaria.
Colombia está lejos de países como Chile y Brasil, donde la profundización del crédito es de 109,6 y 71,6 por ciento del PIB, respectivamente. Ni que decir del 194 del Estados Unidos y Japón o el 176, 1 de Corea del Sur, mencionados por el funcionario en su presentación.
“La tasa de usura juega un papel crucial en este proceso. Un techo más bajo puede limitar el acceso al crédito para perfiles que no han tenido experiencia, mientras que una tasa más alta puede equilibrar la asignación de crédito y promover una mayor inclusión”, señalan desde la entidad, al tiempo que insisten en la necesidad de tener una mirada más integral de la inclusión, “considerando variables como la diversidad del otorgamiento de crédito a partir de diferentes sectores de la economía”.