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La psicología detrás de la obsesión: ¿Qué impulsa a alguien a fijarse intensamente en otra persona?

Recientemente, ha circulado extensamente en las redes sociales la historia de la modelo estadounidense Hailey Bieber, quien contrajo matrimonio con el cantante Justin Bieber en 2018. De acuerdo con el documental titulado “Hailey Bieber’s Dangerous Decade-Long Obsession”, producido por el canal de YouTube, Internet Oddities, se revela que Hailey fue una seguidora apasionada de Bieber desde que tenía 13 años, una atracción que se transformó en una aparente obsesión.
La psicología indica que cuando una persona se obsesiona con otra, vive pensamientos, sentimientos y conductas que son persistentes e intrusivos, superando el interés o cariño convencionales.
Tal obsesión puede manifestarse como una necesidad constante de atención, control o conexión, generando un lazo dependiente que, si no se nutre continuamente, puede provocar dificultades como estrés, ansiedad o episodios de depresión que requieren tratamientos para sanar.

Entre los diversos tipos de trastornos obsesivos compulsivos (TOCS) tratados en psicología, resalta el concepto de “limerencia”, presentado por la psicóloga estadounidense Dorothy Tennov en 1979 para describir un estado de obsesión involuntaria por otra persona.
Según un artículo en Psychology Today, a diferencia del amor saludable o maduro, la limerencia es frecuentemente dominada por la fantasía y la obsesión, muchas veces careciendo de una base sólida en la relación real. Este fenómeno incluye la rumiación constante sobre la persona deseada, una atención excesiva a pequeños gestos o señales, y una distorsión de la realidad que perpetúa este ciclo emocional.
“Durante un episodio de limerencia, los pensamientos acerca del objeto de la obsesión pueden ser persistentes e intrusivos. A nivel físico, la persona puede sentir un aumento de la frecuencia cardíaca, rubor facial y nerviosismo o debilidad al pensar en esa persona”, menciona el artículo.
Con el paso del tiempo, el individuo puede experimentar mayor ansiedad y temor por no actuar o expresarse de manera que desanime a quien le interesa. Puede sentirse inhibido y extremadamente consciente de su apariencia, sus palabras y su lenguaje corporal.
“Se trata de una interpretación de los acontecimientos en lugar de los mismos acontecimientos (…) Admiras, sientes atracción física, crees percibir señales de posible reciprocidad, y así comienza el proceso”, anotó Tennov en su libro “Amor y Limerencia” de 1979.
Sin embargo, a pesar de que los efectos de la limerencia han sido investigados y reafirmados desde su introducción, todavía existe un debate entre distintos psicólogos alrededor del mundo sobre la consideración de esta condición como un trastorno psiquiátrico. En la actualidad, no figura en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (MDTM).

De acuerdo con el portal PsychCentral, el tratamiento dela limerencia comienza con la toma de conciencia de este estado emocional e identificar los pensamientos y comportamientos obsesivos que lo acompañan. La terapia cognitiva-conductual (TCC) se presenta como una de las metodologías más habituales, dado que asiste a la persona en el reconocimiento de patrones de pensamiento disfuncionales y en su sustitución por creencias más acordes a la realidad.
Asimismo, la TCC pone el foco en la regulación de las emociones y en el desarrollo de tácticas para desviar la atención del objeto de la obsesión hacia otras áreas de la vida.
Un enfoque adicional importante es trabajar en la mejora de la autoestima y la autosuficiencia emocional. La limerencia frecuentemente se relaciona con inseguridades, baja autoestima o la necesidad de validación externa. A través de la psicoterapia, es posible impulsar la formación de una identidad personal sólida y resiliente, valorándose a uno mismo sin depender de la aprobación o atención de terceros.