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dolorosa cuenta pendiente de Lucas González… (Opinión)
Es fácil enamorarse de la imagen en el espejo, creerse el elogio, sentirse querido y admirado y acomodarse ahí sin cuestionar. Lo difícil es sacar la cabeza y, cuando nadie te ve, enfrentar la cruda realidad de no aprender, una y otra vez, la lección que la vida insiste en regalarte.
Le pasa a Lucas González pero, de manera preocupante, a otros talentosos jóvenes entrenadores colombianos que no acaban de entender que no están por encima de los jugadores que dirigen y que nadie contará sus historias si no tienen fotos con trofeos en las manos. Casi siempre no tendrá nada que ver con lo buenos técnicos que son.
Enamorarse del plan es fracasar en el intento, Lucas Pasó en Águilas y en América y en Argentina y ahora en Deportes Tolima. A veces, cuando hay tantos antecedentes, la culpa puede no ser del club o de la plantilla de turno sino de quien se para en la raya… Como sea, la cabeza que rueda siempre será la suya.
Lucas González, técnico del Deportes Tolima. Foto:Deportes Tolima
Muchos calificaron a Lucas de fenómeno, de adelantado, de promesa hecha realidad de la dirección técnica nacional. No se equivocan porque tiene conocimiento y capacidad aunque, por ahora, parezca lejos de su destino. Y tal vez no llegará si su lucha interna la sigue ganando el kamikaze.
Es respetable y casi ponderable que un joven DT quiera refundarlo todo y crea con firmeza en que cambiar el fútbol colombiano es una tarea que debe hacerse desde la Liga misma, no esperando a que los talentos traigan los modelos del exterior, donde son figuras. Pero ahí choca con lo inevitable: nadie cree en un caudillo sin títulos ni le compra la idea, por muy sólida que parezca, más allá de un partido, una temporada regular o un título menor.
Tolima vs. Junior. Foto:Jorge Cuéllar
No habrá un siguiente nivel si sigue enamorándose de su plan y poniéndolo por encima de su recurso, que en el caso del Tolima era muy limitado.
Jugar bien es ganar títulos, no buscarlos
Es tan exótico el fútbol colombiano que aquí jugar bien no es innovar, ni descubrir, ni inventar nada. El arte de no perder, en su más lánguida versión, es lo único que importa, porque -si lo sabrá Lucas- de nada sirve una fase regular o incluso un cuadrangular sin mancha si en la doble confrontación por el título se hace trizas todo lo que se aprende en equilibrio solo porque ‘la mejor defensa es el ataque’.
Banderazo del Tolima Foto:Prensa Deportes Tolima
¡Qué falacia! Nadie que se defienda mal ganó nunca nada, pero muchos que atacaron mal o nunca lo hicieron fueron hasta campeones mundiales.
Porque en este medio evitar que me hagan daño no es el método, es el fin. Tantos estrellones después eso ya debería ser una lección aprendida, pero no lo es por vanidad o por terquedad o por una peligrosa combinación de ambas.
Banderazo del Tolima . Hinchas creen en la remontada. Foto:Prensa Deportes Tolima
El día que Lucas González domine a ese monstruo llenará todas las casillas del formulario de un entrenador de época. Por ahora, visto lo visto en la final que su Tolima perdió ruidosamente contra Junior, parece más cerca del mártir que del referente.
Jenny Gámez
Editora de Futbolred
@Jennygameza
