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Tío Giuliano se encarga del regalo

Se había insistido en la nueva condición de Simeone, Diego Pablo en este caso, la de abuelo, no tanto en la de Simeone, Giuliano para servirles, la de tío. Porque una cosa traía lógicamente la otra para un equipo que tiene mucho de familia y al que un lunes le dio por conseguir lo que no conseguía cualquier otro día: ganar a domicilio. En el feudo del Betis, se dice pronto, después de adquirir ventaja antes del descanso y mantenerla por una vez y sin que sirva de precedente después. El nieto de uno, sobrino de otro, traía puntos bajo el brazo. Con Baena sobre el campo todo es más fácil, conste en acta también.
Gol de Giuliano Simeone (0-1) en el Betis 0-2 Atlético
El Atlético diseñó un primer acto capicúa, gol al principio y gol al final, acaparado en todo caso por un Giuliano sobrecogedor, por la derecha sobre todo, por la izquierda por momentos, vertical casi siempre, dispuesto a desafiar a todo un Betis a la contra. Antes incluso de que se abriera el marcador ya había puesto una banana que no alcanzó Julián, pero en el saque de banda posterior aprovechó una pelota rechazada por Koke en el afán de Bellerín por despejarla para sacar un zurdazo raso sin dejarla caer y haciéndola inalcanzable para Pau.
Pero con eso se cuenta, con que se adelante el Atlético, porque lo ha hecho todas y cada una de las jornadas disputadas ya, que son diez. Fiel a la tradición, el equipo de Simeone aún buscó el segundo, con un disparo de Nico con maravillosa respuesta de Pau y con una combinación entre Llorente y Barrios que no encontró rematador, antes de que el Betis reclamara protagonismo con un cabezazo desviado de Cucho y, sobre todo, con un disparo de Abde desde la frontal que provocó una respuesta de Oblak tan meritoria desde el punto de vista de las manoplas como la observada poco antes en el otro lado.
Gol de Alex Baena (0-2) en el Betis 0-2 Atlético
Se jugaba con vértigo, porque la escuadra local ganaba metros mientras la visitante buscaba espacios. Y en ésas reapareció Giuliano, peleando una de esas pelotas que sólo pelea él, recuperándola como sólo la recupera él, habilitando a Julián para que el punta fallara como puede fallar casi cualquiera menos él. Un disparo de Ricardo desviado a modo de enésima respuesta heliopolitana derivó por fin en un periodo valle, quizás porque aquello no había quien lo sostuviera desde una perspectiva física. Y cuando desembocaba el primer acto, lo que empezó en un área con petición de penalti, agarrón de Le Normand (a Natan), acabó en la otra con delicioso gol de Baena, controlando, quebrando (a Natan) y poniéndola.
Vayamos por partes, como Jack. Lo del central rojiblanco no parece demasiado como para dirigirse al punto, pero esa costumbre suya de tirar de brazo terminará costando un disgusto. Lo del 10 es una delicia, facilitada por Julián esperando a que llegue un compañero que no termina de ser Giuliano, aunque lo busca, pero que acaba siendo Álex. Se desesperaba La Cartuja con que el soñado 1-1 derivara en 0-2, recordaba en todo caso que su equipo no había perdido una semana antes el último partido que lo vio con tal desventaja. Pellegrini envidó en la reanudación con Lo Celso por Roca, retrasando unos metros a Fornals.
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Efectivamente, el partido se jugó en una sola dirección ya, ésa que llevaba casi siempre a Oblak. Porque el Atlético volvió a salir perjudicado por los cambios, obligado por lo físico el de Barrios (pésima noticia) para que ingresara Gallagher primero, pero voluntarios por parte del míster los de Baena y Julián del tirón para que participaran Griezmann y, es un decir, Sorloth. Para cerrar el carrusel pesaron el cansancio de Giuliano y Koke, de manera que, por ejemplo, Nico completó la noche pidiendo a gritos oxígeno. Pero el citado Lo Celso o Abde toparon casi siempre con el Zamora, una vez con el larguero, para que el tiempo pasara sin nada nuevo que llevarse a la boca. Tío Giuliano se había encargado del obsequio en forma de triunfo forastero. Nada más… y nada menos.







