Economia
Turismo: Recuperación del sector aportaría S/5.700 millones | ECONOMIA

La reciente inauguración del nuevo terminal del aeropuerto internacional Jorge Chávez representa una oportunidad para mejorar la competitividad turística del país. Sin embargo, sus primeros días de operación han estado marcados por largas colas, demoras y cancelaciones de vuelos, lo que afectó a miles de turistas. Estos problemas reflejan las brechas estructurales que aún frenan el despegue del turismo en el Perú, cuya recuperación tras la pandemia sigue pendiente.
Balance del sector
Cinco años después de la pandemia, el turismo receptivo peruano continúa rezagado. Según la Organización Mundial del Turismo, la llegada de turistas internacionales en el 2024 fue 26% menor que en el 2019, en contraste con Colombia (+58%) y Chile (+16%), que ya superaron sus niveles prepandemia. Así, aún quedan por recuperar 1,1 millones de visitantes extranjeros.
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Este menor dinamismo ha tenido un impacto económico significativo. En el 2024, el aporte del sector al PBI fue de solo 2,9%, un punto porcentual menos que en el 2019 (3,9%). En esa línea, aún no se han recuperado más de 140.000 empleos vinculados al sector.
Desafíos en infraestructura
Entre los factores que explican el rezago del turismo, destaca la infraestructura. Según la Asociación Latinoamericana de Transporte Aéreo, el Perú tiene la tercera peor calidad de infraestructura aeroportuaria en la región. En esa línea, cabe recordar que el Jorge Chávez movilizó 26 millones de pasajeros en el 2024, a pesar de estar diseñada para 12 millones.
Los aeropuertos regionales enfrentan retos similares: el Velasco Astete en el Cusco, segundo más importante del país y operado por Córpac, recibió solo dos estrellas sobre cinco, según Skytrax. Ello contrasta con la calificación de otros aeropuertos que también son segundos en importancia en su país, pero que son operados por el sector privado. Este es el caso de los aeropuertos de Guayaquil y Medellín, por ejemplo, que reciben cuatro y tres estrellas, respectivamente. Frente a ello, la construcción del nuevo aeropuerto de Chinchero lleva seis años de retraso y apenas 24% de avance.
En los aeropuertos concesionados del primer y segundo grupo regional, las demoras en la aprobación de estudios y entrega de predios han retrasado inversiones. En Piura, Chiclayo, Trujillo y Cajamarca, las ampliaciones empezarían recién en el 2028. En los aeropuertos no concesionados, los problemas son aún más críticos. Por ejemplo, el de Jaén pasó de movilizar más de 280.000 pasajeros en el 2019 a menos de 400 en el 2024, afectando el acceso a destinos como Kuélap.
Conectividad, promoción e inseguridad
A ello se suma la limitada conectividad internacional fuera de Lima. El Perú solo cuenta con cinco rutas internacionales en aeropuertos regionales, mientras Colombia tiene 65. Para Carlos González, presidente de la Cámara de Turismo del Cusco, las rutas áreas en el Perú se han reducido en 40% desde el 2019, lo que explica que hoy sea más difícil y caro llegar al país. Peor aún, el Perú sostiene acuerdos bilaterales de servicios aéreos que permiten menos libertades de movimiento en comparación con otros países de la región, según el índice de IATA.
El insuficiente esfuerzo en la promoción internacional frente a un mercado altamente competitivo también ha sido clave. En el 2024, el gasto de Prom-Perú ajustado por inflación fue 34% inferior al del 2019. En contraste, el gasto en promoción turística de Colombia aumentó en 24%. Otro factor clave es el deterioro en la percepción de seguridad. Así, la Embajada de EE.UU. emitió 60 alertas de seguridad en el 2022 y 2023, un récord histórico, a raíz de la conflictividad social.
Según el Mincetur, en el 2025 el Perú recibirá 4,4 millones de turistas internacionales, recuperando así los niveles del 2019. Sin embargo, se ubicaría cerca de 1,4 millones por debajo de la cifra que hubiera alcanzado sin pandemia, de acuerdo con cálculos del IPE. Recuperar esa trayectoria aportaría medio punto adicional al PBI, equivalente a S/5.700 millones. Para lograrlo, es clave agilizar las inversiones en infraestructura aeroportuaria, reforzar la promoción internacional y consolidar un entorno de seguridad que atraiga a los turistas. Ninguno se obtiene con la promoción de exoneraciones tributarias en el sector que impulsan el Ejecutivo y el Congreso.