Odermatt da primero y marca su terreno

Con la adrenalina austriaca todavía presente por la victoria de Julia Scheib ayer —la primera en Sölden de una esquiadora local desde el doblete de 2014 firmado por Marcel Hirscher y Anna Fenninger—, se abrió en la pista Rettenbach, a 2.990 metros de altitud, el lado masculino de la sexagésima edición de la Copa del Mundo. Si no hubo doblete austriaco fue porque hay un extraterrestre que se llama Marco Odermatt y negó la apoteosis austriaca al dejar a Marco Schwarz con la miel en los labios.

La apertura de la mañana, en medio de un ambiente extraordinario, fue para un austriaco: Stefan Brennsteiner. Con la grada entregada y una bajada controlada, detuvo el crono en 58.43, aunque con no muy buenas sensaciones. El fuego real no tardó en aparecer, porque el tercer dorsal era el de Marco Odermatt, el grandísimo favorito.

Con un susto a mitad de bajada, la máquina suiza mejoró los tiempos de Brennsteiner y Kranjec, aunque sin mucha distancia sobre el austriaco (-0.25). Con la visibilidad complicada y cambiante, el primer error de la temporada, en forma de DNF, fue para el brasileño Braathen. La victoria desde su regreso y el cambio de bandera —de la noruega a la brasileña— deberán seguir esperando.

La mañana se fue poniendo cada vez más dura para todos los que bajaban. Nadie encontraba buen ritmo, la visibilidad empeoraba y el riesgo se disparaba. Kristoffersen, la gran baza noruega y el que más puede amenazar a Odermatt, se quedó a 0.73. Ya estaba claro que acercarse al número uno del mundo era una tarea tremenda. 

Pero lo logró Marco Schwarz. De vuelta por completo tras su grave lesión, una potente segunda parte de la bajada le dejó a una centésima de Odermatt. Ahí estaba la candidatura austriaca a la victoria, a repetir lo de 2014. A partir de su bajada, todos los tiempos se iban alejando por encima del segundo. Y bastante. Entre los mejores se colocó el andorrano Joan Verdú, a 1.34 de la cabeza y entre los diez mejores tiempos.

La baza española bajó en el puesto 49, el dorsal de Aleix Aubert. El catalán, con la pista ya marcada y la niebla pesada, no pasó el corte. La referencia estaba el los 2.45 del noruego Solberg y él se fue a los 3.44.

La sombra de la cancelación

La pausa entre las mangas, después de tener que reducir la salida en la primera, también sufrió alteraciones. Las condiciones climatológicas aplazaron media hora el arranque de la resolución. Más tarde, se pasó a las 14:00 horas. El fantasma de la cancelación empezaba a tomar cuerpo.

Pero la niebla dio una tregua y a las dos comenzó la segunda manga, nevando y con seis grados bajo cero en la salida. “Es que es invierno”, comentaba a Eurosport Marco Odermatt antes de que se pusiera en marcha la segunda parte. El primer tiempo a tener en cuenta fue el del alemán Fabian Gratz: 1:57.61 para el global, con unos poderosos sectores finales.

El líder de la prueba al llegar al corte de los 15 mejores era un austriaco: Raphäel Haaser (1:56.72). Suyo era también el primer puesto cuando llegó el corte de los diez mejores. Esa posición pasó a manos noruegas al bajar Atle Lie McGrath. Su crono se quedó a la altura del podio al bajar Kristoffersen y quedarse fuera de la pelea por las tres primeras plazas.

Pero quedaban los tres mejores. Stefan Brennsteiner no pudo con McGrath, que ya estaba entre los tres primeros. Marco Schwarz mantuvo lo visto en la primera manga y tomó el mando por tres centésimas. Era el tiempo de Odermatt y su centésima de ventaja.

Y el rey mundial del esquí dio la primera lección de la temporada. Leyó la bajada a la perfección para ganar con 24 centésimas de ventaja sobre Marco Schwarz. Son ya 46 victorias en la Copa del Mundo, 27 de ellas en gigante. “Estoy muy contento de empezar así. Me carga de confianza”, explicaba el suizo tras su victoria. La vida sigue igual.