Plataformas como Deezer han comenzado a etiquetar álbumes con pistas generadas por IA, usando tecnología interna para detectar patrones sonoros típicos de los generadores. Hasta 18% de las canciones subidas diariamente a su plataforma son creadas con IA, según la empresa.
Existen servicios como Ircam Amplify que analizan archivos de audio para estimar si fueron producidos por IA. Aunque estos métodos no son infalibles, ofrecen pistas: la ausencia de presencia en redes sociales, la falta de conciertos o el uso recurrente de palabras como “neón” o “susurros” en las letras podrían delatar su origen artificial.
Expertos advierten que, debido al avance acelerado de esta tecnología, será cada vez más difícil distinguir entre lo auténtico y lo generado por máquinas.
El surgimiento del grupo ficticio Velvet Sundown, cuya música, letras y arte son generados por inteligencia artificial, ha reavivado el debate sobre los límites entre lo real y lo sintético en la industria musical, así como la necesidad de transparencia hacia el público.
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