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Colombia en zona de riesgo: baja de calificación revela desconfianza global en la economía del país

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Colombia enfrenta un déficit fiscal más alto de lo previsto, alcanzando un 7,1% del PIB en 2025 según el Ministerio de Hacienda – crédito Infobae

La creciente preocupación por la sostenibilidad de las finanzas públicas de Colombia vuelve a ocupar titulares internacionales. En menos de una semana, dos de las tres grandes agencias calificadoras del mundo —S&P Global y Moody’s— decidieron rebajar la nota soberana del país, advirtiendo que la deuda y el déficit fiscal se convirtieron en una carga difícil de sostener en el mediano plazo.

Aunque las rebajas no se traducen inmediatamente en una crisis financiera, sí elevan el costo de endeudarse y reflejan una creciente desconfianza sobre la capacidad del Gobierno para manejar el desbalance de sus cuentas. Ambas agencias coincidieron en algo, la situación fiscal se deterioró de forma sostenida, y las proyecciones oficiales no ofrecen señales claras de una corrección.

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La deuda pública colombiana escaló del 53% del PIB al 63% en solo tres años, según el Observatorio Fiscal – crédito Colprensa

El Marco Fiscal de Mediano Plazo (Mfmp), publicado por el Ministerio de Hacienda, reconoce que el déficit fiscal será más alto de lo previsto. Mientras que el Plan Financiero apuntaba a un déficit del 5,1% del PIB en 2025, el nuevo estimado lo ubica en 7,1%. Asimismo, el endeudamiento público subiría al 63% del PIB, por encima del 60,6% estimado anteriormente.

Este escenario fue determinante para que S&P bajara la calificación de Colombia de BB+ a BB. En palabras del informe, la decisión se justifica por “un deterioro constante de los resultados fiscales, un mayor nivel de deuda pública y una carga de intereses más alta”. Moody’s, por su parte, recortó la nota de Baa2 a Baa3, advirtiendo que, “el deterioro proyectado de los indicadores de deuda del gobierno se espera que persista en los próximos años”.

La deuda pública colombiana, que comenzó a escalar desde 2018 y se disparó durante la pandemia, pasó de representar el 53% del PIB a superar el 63% en solo tres años. Para el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, el desafío actual es lograr que esa cifra vuelva a niveles cercanos al 55%, considerado el “ancla” de sostenibilidad.

Moody’s advierte sobre el aumento del endeudamiento, lo que podría llevar a una nueva rebaja de la calificación crediticia colombiana – crédito Mike Segar/REUTERS

“Esto se vuelve una bola de nieve”, explica Mauricio Salazar-Saenz, director del Observatorio. A medida que el déficit fiscal crece, también lo hace la deuda; y con ella, el pago de intereses. Este último rubro se convirtió en un factor clave de presión. S&P estima que los intereses podrían representar cerca del 5% del PIB para 2026, cuando el promedio entre 2017 y 2019 fue del 3%. En términos de ingresos, esto implica que el Estado estaría destinando más del 15% a pagar intereses.

Moody’s calcula que, en 2025, el pago de intereses alcanzará el 17% de los ingresos, casi el doble de la mediana entre países con calificación Baa. Ese sobrecosto en el financiamiento limita la capacidad del Estado para invertir en otras áreas prioritarias y reduce su margen de maniobra ante choques externos o emergencias internas.

Tanto S&P como Moody’s advierten que, si no hay una respuesta contundente, podría haber nuevas rebajas. En el caso de S&P, el informe señaló que, “Colombia tiene el riesgo de una nueva rebaja en su calificación en los próximos 18 meses si no se toman medidas oportunas y efectivas para estabilizar las cuentas fiscales y los niveles de deuda”. Moody’s, en una línea similar, advirtió que sobre un posible “debilitamiento más permanente de la efectividad de la política fiscal”.

Las calificadoras señalan que los déficits elevados y sostenidos comprometen la política fiscal de Colombia y su credibilidad financiera – crédito Canva

El mensaje de las firmas, aunque técnico, es claro, mantener déficits elevados de forma sostenida no solo compromete la calificación crediticia del país, también su credibilidad y capacidad de respuesta. Y si los intereses siguen creciendo como hasta ahora, la presión sobre el gasto público podría llevar a recortes difíciles o a decisiones más drásticas en los años venideros.

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