Economia

“Evaluando Nuestro Progreso: La Verdad Detrás de los ODS”

Published

on

Si usted consume las noticias a diario, podría llegar a la conclusión de que el planeta se encuentra en un estado de deterioro, y es comprensible. En un escenario de conflictos y tensiones sociales, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reitera constantemente que de los Objetivos de Desarrollo Sostenible o ODS (las metas económicas, sociales y ambientales aceptadas por todos los países en 2015, solo el 17 por ciento está en vías de cumplirse en 2030, conforme a lo pactado.

LEA TAMBIÉN

Por ello, muchos se cuestionan si los ODS aún tienen valor. Sin embargo, en lugar de caer en el pesimismo, sería más beneficioso distinguir las áreas en las cuales el mundo está logrando avances sostenidos, cuáles parecen estar en piloto automático y en cuáles hay un retroceso genuino o nos dirigimos hacia un punto de inflexión hacia un retroceso.

Esto fue lo que nos propusimos en un estudio reciente llevado a cabo por nuestra colega Odera Onyechi, en el que intentamos evaluar los progresos país por país. Uno de nuestros hallazgos más relevantes es que muchos de los indicadores siguen la misma trayectoria de crecimiento previa a 2015. Pero los ODS deben ser analizados considerando el nivel de su ambición.

Objetivos de desarrollo sostenible. Foto: Cortesía

No se adoptaron solo con el propósito de afianzar directrices ya establecidas para avanzar hacia sociedades más prósperas, inclusivas y sostenibles, sino para acelerar esas directrices tanto como sea posible. El ODS 5, por ejemplo, no se limita a demandar que continúe el prolongado trayecto hacia la igualdad de género; más bien, y con razón, pide un cambio acelerado y transformador que permita alcanzar la totalidad de la igualdad de género en 2030.

Sin embargo, a pesar de que el ritmo de avance es insuficiente para concretar los compromisos acordados por los 193 países, esto no implica que todo esté empeorando. En nuestro análisis examinamos 24 indicadores nacionales relacionados con los ODS, y nos planteamos una pregunta fundamental: ¿ha mejorado la situación desde 2015? Encontramos avances a nivel global en 18 indicadores, que incluyen desde la expansión de áreas marinas protegidas hasta un mayor acceso al agua y saneamiento.

Objetivos de Desarrollo Sostenible Foto: John Montaño/ EL TIEMPO

Estos logros no minimizan el sufrimiento causado por el retroceso en otros seis indicadores (especialmente los relacionados con el hambre y la seguridad alimentaria, sin mencionar las terribles consecuencias sanitarias y educativas de la pandemia de COVID-19.

Sin embargo, se evidencia que, al analizar los avances hacia los ODS, debemos llevar a cabo un estudio más matizado.

Al intentar discernir qué tendencias han experimentado cambios desde la aprobación de los ODS en 2015, los resultados de nuestra investigación no son tan alentadores. Las áreas donde es patente una aceleración en el avance incluyen la tasa de VIH, la cobertura de tratamientos antirretrovirales para el SIDA y el acceso a electricidad.

Lo que concierne al SIDA presenta logros extraordinarios en naciones de bajos ingresos a pesar de limitaciones de infraestructura, como en el caso de Sierra Leona y la República Democrática del Congo. Considerando que se trató de un reto mundial para el cual no existía ninguna respuesta sistemática oficial a inicios de los 2000, representa un avance significativo para la humanidad.

LEA TAMBIÉN

No obstante, en otros ocho indicadores no hallamos alteraciones en la velocidad del progreso a largo plazo, y identificamos señales de desaceleración en nueve (hay cuatro indicadores para los cuales no contamos con datos previos a 2015 que nos permitan evaluar cambios a largo plazo).

La conclusión que se deriva de esto es que la situación respecto a los ODS no puede condensarse en una sola palabra. La mayoría de los países muestra mejoras en ciertos temas y retrocesos en otros; esto resalta la necesidad de realizar un análisis más equilibrado al clasificar éxitos y fracasos.

Adicionalmente, algunos retrocesos eran previsibles. La pandemia causó un aumento notable en los índices de pobreza extrema, aunque ese efecto ya se ha mitigado en gran medida.

Durante la pandemia se intensificó el fenómeno de pobreza extrema a nivel mundial. Foto: Yomaira Grandett. EL TIEMPO

A pesar de las numerosas perturbaciones globales en años recientes, observamos que el problema principal se mantiene: la pobreza extrema sigue concentrándose en aquellos países que ya estaban batallando para disminuirla.

En algunas áreas, la velocidad del progreso aparente no refleja fielmente la realidad. Por ejemplo, en relación al medioambiente, las variaciones anuales en indicadores como la extensión de áreas protegidas o la emisión de gases de efecto invernadero no aportan información significativa sobre el riesgo de superar puntos de inflexión catastróficos.

Cuando alguien se encuentra dentro de un vehículo que se dirige hacia un precipicio, no debe prestarle demasiada atención al velocímetro; lo crucial es detenerse a tiempo. Prever con exactitud los puntos de inflexión es imposible, pero existen crecientes evidencias de que ya hemos cruzado muchos límites planetarios.

El calentamiento global podría causar lluvias más extremas y sequías más prolongadas. Imagen: Loic Venance/ AFP

Nos encontramos muy distantes del propósito de limitar el aumento de la temperatura global a 1, 5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales o de conservar la biodiversidad de manera adecuada para eliminar el riesgo de extinción masiva.

Existen otros asuntos vinculados a los ODS que permiten diferentes interpretaciones. Un ejemplo es el problema de la mortalidad infantil. Entre 2015 y 2022, el número anual de fallecimientos de niños menores de cinco años descendió en más de un millón (de 6, 1 millones a 4, 9 millones). Sin embargo, las tendencias a nivel nacional que facilitaron esta disminución no son uniformes.

En 20 naciones en desarrollo el avance fue más ágil, mientras que en más de 40 ocurrió lo opuesto. Si las tendencias actuales continúan, 60 países no alcanzarán el año 2030 con menos de 25 muertes por cada 1 000 bebés nacidos vivos, como lo establecen los ODS, y para ese plazo, la diferencia respecto a la meta implica más de 10 millones de muertes.

LEA TAMBIÉN

Es comprensible sentir optimismo por los avances y inquietud por los desafíos. Es relevante mencionar que al final de esta década, puede que más de la mitad de las muertes infantiles evitables se centralice en tres naciones: Nigeria, Pakistán y la República Democrática del Congo.

No es descabellado pensar que a través de un esfuerzo internacional coordinado podemos colaborar con los gobiernos locales para lograr progresos que transformen de manera radical la perspectiva global.

En términos generales, una evaluación equilibrada de los ODS puede ofrecernos razones para el optimismo, al mismo tiempo que el realismo sereno que exigen las condiciones actuales.

Asamblea de la ONU. Imagen: AFP

Los avances tecnológicos (desde nuevas intervenciones médicas hasta el uso de dinero digital para brindar asistencia a las personas necesitadas incluso en los entornos más complejos del planeta) siguen impulsando nuevas formas de progreso.

Y cuando las instituciones, la financiación y los sistemas de gobernanza transparentes convergen en la misma dirección, el progreso puede acelerarse.

El planeta está lleno de señales de alerta, y muchos seres humanos siguen enfrentando una carga extraordinaria. Sin embargo, a pesar de las grandes perturbaciones globales de la década de 2020, en líneas generales, continuamos avanzando, aunque a una velocidad insuficiente, hacia las metas que nos hemos propuesto.

No hay razones para perder la esperanza. El problema no radica en que todo empeore, sino en que muchas cosas no están mejorando a un ritmo más rápido que antes.

HOMI KHARAS Y JOHN W. MCARTHUR (*)

© Task Syndicate

(*) Homi Kharas, investigador sénior del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Brookings Institution.

John W. McArthur, investigador principal y director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Brookings Institution.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Trending

Salir de la versión móvil