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el sueño de un niño ’10’ hecho realidad

David Larrubia escenifica el sueño de miles de niños de nuestro país. Criado en la cantera del club de su ciudad desde los diez años, el chico del barrio de La Luz ha cumplido su deseo desde pequeño. En una de las semanas más felices de su vida, Larrubia repasa en MARCA el camino que le ha llevado a pasar de ser recogepelotas en La Rosaleda a llevar el 10’ del Málaga. La historia de un malagueño que soñó con jugar en su casa… y lo consiguió.
“Con 8 años empecé a seguir al Málaga por mi padre y mi abuelo… eran muy fiebres
Larrubia empezó a sentir amor por el fútbol a los cuatro añitos. Enamorado del juego de Messi, ya bien pequeño se hizo malaguista. “Con 8 años empecé a seguir al Málaga por mi padre y mi abuelo, que eran muy fiebres”, comenta recordando con una sonrisa. El fino mediapunta pisó La Rosaleda por primera vez en 2012, en plena ebullición de la Champions League en Martiricos. Su primer partido fue la mítica noche en la que Mourinho puso de suplente a Iker Casillas, aunque Larrubia lo recuerda porque se perdió en el estadio. “Vine solo con los compañeros del equipo, llegué tarde al partido y me perdí en la Rosaleda. Estaba llorando por los aledaños y me encontré a un amigo de mi padre, con el que me quedé viendo el partido”, repasa entre risas.
Larrubia llora tras marcar al Andorra, su primer gol de la temporada
Con 16 años empieza a llamarlo la selección andaluza y ahí es cuando Larrubia empieza a pensar que puede ser futbolista profesional. Por aquel entonces, David dormía cada noche en la habitación más malaguista del mundo. “Hice un cambio de habitación, y vaya, la habitación blanquiazul me la hizo mi padre. Él me daba ideas: el escudo pintado, la silla del Málaga, el edredón… y al final se hizo viral por una entrevista en vídeo en la que se veía de fondo”.
Pellicer me hizo debutar en el filial y también en el primer equipo… y siempre pensé que era posible triunfar aquí
En aquella etapa ya le llega alguna oferta de una cantera grande, pero Larrubia y su familia dijeron que ‘nones’. “Siempre pensaba que era posible llegar a triunfar aquí”. Larrubia tiene a Sergio Pellicer en un pedestal. “Me hizo debutar en el filial y también en el primer equipo, aunque también tengo buenos recuerdos de Aitor o Iñaki Goitia”. No siempre todo fue de cara: el ‘10’ malaguista también recuerda que hubo malos tiempos como cuando tuvo que salir al Mérida, para jugar en Primera RFEF. “El año antes de salir cedido estuve en el filial y no hice una buena temporada. Pensé que quizá no lo lograría. Pero en Mérida me salieron bien las cosas y pude volver”. También reconoce que es difícil ser profeta en tu tierra y que al principio, por ser joven, se perdona todo, pero con el tiempo se exige más que a los de fuera.
Desde niño… siempre blanquiazul: tanto en casa, como en el campo
Desde el regreso, todo fue volar. Larrubia fue uno de los ‘comandantes’ en el ascenso del Málaga a Segunda en 2024 y su momento en el balcón del ayuntamiento de la ciudad con miles de malaguistas a sus pies coreando su nombre es algo que ya queda marcado en su historia personal y en la del club. David coincide en que ese ha sido su mejor momento. “Da mucha ilusión y orgullo. Saber que toda la ciudad estaba con nosotros, sentirse realizado y ver a tantos niños mirándote como referente… es increíble”.
En toda esta historia, su familia ha jugado un papel clave. Para Larrubia lo son todo. “Soy hijo único y he sido la devoción de mis padres. Siempre me han apoyado, llevándome a entrenamientos y torneos. Si jugaba en Bilbao, venían. Y aunque me aconsejan, las decisiones siempre las tomo yo. Estaban en el aeropuerto llorando cuando llegué a Málaga tras el ascenso. Ese momento fue inolvidable”. Larrubia quiere seguir soñando y se ve llevando al Málaga a Primera división en el futuro. Y es que el 10 del Málaga es el protagonista de uno de esos cuentos que se recitan a los niños y que, en su caso, se ha hecho realidad.








