Colombia
Denuncian más violentos atracos de la banda de la moto naranja en Usaquén
En el barrio Santa Bárbara Central, en la localidad de Usaquénla vida cotidiana empezó a transcurrir con una alerta permanente. La zona aledaña a la calle 125 con carrera 17, a pocos minutos del centro comercial Unicentro, dejó de ser solo un corredor residencial para convertirse en escenario repetido de atracos violentos que, según los vecinos, ocurren en cuestión de segundos y con una brutalidad que no distingue horarios ni perfiles.
Uno de los hechos que marcó un punto de quietud ocurrió el 13 de noviembre de 2025, hacia las 2:00 de la tarde. Una mujer regresa caminando desde Unicentro hacia la oficina que comparte con su esposo. Iba con su perro y, como lo hacía a diario, había tomado precauciones: no llevaba el celular visible ni el reloj. Ya había sido víctima de un atraco tiempo atrás y prefería no exponerse. Conservaba únicamente sus anillos de matrimonio.
Cuando llegó a la reja externa de la oficina —una puerta que se abre con control y se cierra automáticamente—, se detuvo unos minutos a conversar con una vecina del sector. En ese momento, un hombre alto, descrito como moreno y de contextura delgada, que minutos antes había estado observando a unos 40 o 50 metros, se acercó de manera sigilosa. Todo quedó registrado en cámaras de seguridad. Otro sujeto, sentado frente a un edificio cercano, le hizo una seña: le indicó que la mujer llevaba joyas.
Momento del atraco. Foto:archivo particular
El agresor corrió hacia ella, la empujó al interior de la reja y la lanzó contra el espacio estrecho que quedaba entre un carro y la estructura metálica. Empezó a forzar para quitarle los anillos y sacó un punal. La mujer gritó. Los empleados de la oficina salieron al escuchar la voz de auxiliar. Al notar que la puerta podía cerrarse y dejarlo encerrado, el hombre la empujó con fuerza, la tiró al piso y huyó.
Aquí hay gente trabajadora, con deudas, como en cualquier parte de la ciudad. No por vivir aquí merecemos que nos ataquen con cuchillo o con armas.
Ya en la calle, empujó a la vecina —una adulta mayor— contra un vehículo estacionado. Luego escapó en una motocicleta naranja, conducida por un cómplice. Según los residentes, ese vehículo ya había sido visto en otros robos del sector. En las grabaciones también aparece un carro gris, con placas coincidentes con las reportadas en otros atracos cometidos en la misma zona.
Moto involucrada en los atracos. Foto:archivo particular
Días después, entre el 14 y el 15 de noviembre, un nuevo ataque reforzó el temor. En Santa Bárbara Central, un joven fue apuñalado para robarle el celular. Una de las heridas comprometió la vena femoral y terminó gravemente herido en la Clínica Santa Fe. Para los vecinos, el modus operandi era el mismo y la banda seguía activa.
A estos hechos se sumó episodio el más grave atribuido a esta estructura: el homicidio de Jean Claude Alemán Bossard García, ocurrido el martes 2 de diciembre de 2025, hacia la 1:30 de la tarde, en la avenida 19 con calle 108, en el norte de Bogotá. Ese día, Jean Claude caminaba por el sector cuando fue abordado por los ocupantes de una motocicleta naranja que intentaron robarle el celular. Al oponer resistencia, recibió dos disparos, uno de ellos en el pecho, que le causaron la muerte en el lugar.
Tras el ataque, los agresores intentaron huir, pero se produjo un enfrentamiento armado con la Policía que ya patrullaba la zona. Uno de los delincuentes murió y el otro fue capturado, confirmándose posteriormente que se trataba de un menor de 16 años, estudiante de noveno grado, oriundo de El Peñón (Bolívar) y residente en el barrio Santa Isabel, en Puente Aranda. El joven tenía antecedentes por hurto calificado y se encontraba bajo libertad vigilada al momento de cometer el crimen.
Así se alertarán entre sí los residentes de la zona afectada. Foto:archivo particular
Trabajamos, pagamos impuestos y vivimos rodeados de cámaras y rejas. Y, aun así, no es suficiente. Queremos vivir sin miedo
Para los residentes de Santa Bárbara, ese homicidio confirmó lo que venían advirtiendo desde semanas atrás. “Esto no es solo robo. Ellos salen a matar. No se miden”, dicen vecinos que han participado en reuniones comunitarias. Tras los hechos, se comunicaron con el comandante del CAI del sector, ubicado en el parque conocido como el Parque del Ocho, y organizaron un grupo para coordinar acciones con la Policía.
La respuesta institucional, aseguran, ha sido de disposición, pero con limitaciones claras: cuadrantes extensos, tiempos de reacción que no alcanzan a frenar atracos que duran segundos y una diferencia evidente entre la velocidad de las motos de los delincuentes y los vehículos policiales. A esto se suma, según denuncian, la reincidencia: capturas que no se traducen en detenciones prolongadas y delincuentes que vuelven a aparecer en la zona.
En un barrio catalogado como estrato seis, los residentes rechazan la idea de que todos tengan dinero. “Aquí hay gente trabajadora, con deudas, como en cualquier parte de la ciudad. No por vivir aquí merecemos que nos ataquen con cuchillo o con armas”, afirma uno de los vecinos.
La alerta ciudadana
Así se alertarán entre sí los residentes de la zona afectada. Foto:archivo particular
Ante la escalada de violencia, la comunidad decidió actuar. Empapelaron carteles y espacios públicos con carteles de alerta, advirtiendo sobre la presencia de la banda. También señalan factores que, a su juicio, agravan el problema: clínicas del sector que generan congestión, carros mal parqueados y flujo constante de visitantes, lo que facilita el accionar de los delincuentes.
El llamado de los residentes es a que haya más presencia de las autoridades y acciones judiciales efectivas que impidan que los capturados regresen a las calles. “No queremos justicia por mano propia, pero la gente está llegando al límite”, advierten. El temor es que un nuevo ataque termine en otra muerte.
La mujer atacada el 13 de noviembre quedó profundamente conmocionada al conocer el homicidio de Jean Claude y el caso del joven gravemente herido días antes. “Ella pudo haber sido la siguiente víctima mortal”, dice su esposo. “Esto no puede seguir quedando en la impunidad”, agregó.
Atracadores. Foto:archivo particular
Los vecinos insisten en que la banda tiene más integrantes y que, aun si pierden un vehículo, conseguirán otro para seguir delinquiendo. Por eso piden visibilizar más el caso, denuncias sostenidas y una respuesta integral. “Trabajamos, pagamos impuestos y vivimos rodeados de cámaras y rejas. Y, aún así, no es suficiente. Queremos vivir sin miedo”, concluye.
CAROL MALAVER
SUBEDITOR BOGOTÁ
Escríbanos a carmal@eltiempo.com
