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Descubren un nuevo factor que puede aumentar en un 60% el riesgo de sufrir demencia
Los niveles de colesterol pueden tener un impacto más significativo en el deterioro cognitivo de lo que pensábamos. Un estudio realizado por la Universidad de Monash en Melbourne (Australia) indica que los adultos mayores cuyos niveles de colesterol fluctúan tienen más probabilidades de desarrollar demencia en comparación con aquellos que mantienen niveles estables, sin importar el valor específico del colesterol.
Este estudio se publica en la revista Neurology y, aunque no prueba causalidad entre los cambios en el colesterol y la demencia, establece una relación. “Los hallazgos sugieren que un colesterol variable, medido anualmente, podría ser un nuevo biomarcador que ayude a identificar individuos en riesgo de demencia, brindando información adicional respecto a los niveles de colesterol medidos en un único momento”, aclara el autor Zhen Zhou, de la Universidad de Monash.
La investigación incluyó a 9,846 participantes con una edad promedio de 74 años, quienes no presentaban demencia ni problemas de memoria en el inicio del estudio. Sus niveles de colesterol fueron medidos al inicio y en tres visitas anuales posteriores. Cada participante fue seguido durante un promedio de 5.5 años tras la última medición, realizando pruebas de memoria anuales. Aquellos que tomaban medicamentos para regular el colesterol, como las estatinas, podían participar siempre que no comenzaran o detuvieran su uso durante el periodo de seguimiento del colesterol.
Los participantes se clasificaron en cuatro grupos equivalentes según la variación de sus niveles de colesterol entre la primera y la cuarta medición. La diferencia media en las mediciones anuales fue de 91 mg/dL para el grupo con mayor variación en el colesterol total, comparado con solo 22 mg/dL en el grupo con menor cambio.
Durante el seguimiento, 509 participantes desarrollaron demencia. Entre los 2,408 individuos del grupo con mayor variación, 147 desarrollaron demencia, resultando en una tasa de 11.3 casos por cada 1,000 personas-año. En el grupo con menor variación, 98 de 2,437 participantes presentaron demencia, con una tasa de 7.1 por cada 1,000 personas-año. La tasa de años-persona considera tanto el número de participantes como el tiempo total de seguimiento.
Al considerar otros factores que podrían influir en el riesgo de demencia, como la edad, el tabaquismo y la hipertensión, los investigadores hallaron que aquellos en el grupo con mayor variación tenían un 60% más de probabilidades de desarrollar demencia en comparación con el grupo con menor variación. El estudio también encontró una relación entre las fluctuaciones en los niveles de colesterol y problemas de memoria o deterioro cognitivo que no alcanzaron los criterios de demencia.
Al examinar los diferentes tipos de colesterol, se halló una conexión entre las fluctuaciones del colesterol LDL (colesterol “malo”) y el riesgo de demencia y deterioro cognitivo, sin que se encontrara dicha relación con el colesterol HDL (colesterol “bueno”) o los triglicéridos.
“Es vital realizar un seguimiento de los niveles de colesterol en personas mayores para detectar cambios a lo largo del tiempo que podrían ayudar a identificar a aquellos en riesgo de deterioro cognitivo o demencia, permitiendo intervenciones que podrían incluir modificaciones en el estilo de vida o asegurarse de que inicien o continúen la medicación con estatinas para evitar fluctuaciones y potencialmente disminuir el riesgo de demencia”, enfatiza Zhou.
Una limitación del estudio es que, aunque se excluyó a quienes empezaron o dejaron de tomar medicamentos para el colesterol, los investigadores no contaban con información sobre cambios en la dosificación o sobre aquellos que no siguieron la prescripción médica, lo cual podría influir en la variación del colesterol.
Tener niveles elevados de colesterol puede incrementar considerablemente el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, según la Clínica Mayo. El colesterol alto tiende a favorecer la formación de depósitos grasos en las arterias, conocidos como placas, que pueden estrechar y endurecer las arterias, complicando el flujo sanguíneo. Con el tiempo, esto puede dar lugar a condiciones graves como enfermedad coronaria, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Además, el colesterol alto a menudo no presenta síntomas en sus primeras etapas, lo que implica que muchas personas no son conscientes de su condición hasta experimentar un evento cardiovascular serio. Por ello, es crucial realizar controles periódicos de colesterol y mantener un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y, en algunos casos, medicamentos recetados para reducir los niveles de colesterol y mitigar estos riesgos.
*Con información de Europa Press