Mi opinión
El desempleo sigue creciendo mientras Petro evade la realidad.

Enero de 2025 comienza con una creciente preocupación en Colombia: el desempleo se eleva a cifras alarmantes, mientras el presidente Gustavo Petro parece evadir una crisis económica que se intensifica cada día. En un contexto donde las promesas de un cambio significativo aún resuenan en el aire, la realidad social y económica contrasta drásticamente con la retórica oficial.
Las últimas cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) revelan que la tasa de desempleo ha alcanzado un 14,2%, un incremento considerable en comparación con el año anterior, cuando la desocupación se situaba en el 11,5%. Este aumento se debe en parte a la ineficacia de las políticas económicas implementadas por el gobierno de Petro, que hasta el momento no han logrado generar un entorno favorable para la creación de empleo. Las pequeñas y medianas empresas, que son la columna vertebral del empleo en Colombia, continúan enfrentando obstáculos burocráticos y una elevada carga tributaria que desincentiva la contratación.
Muchos analistas destacan que la falta de una política económica coherente y efectiva ha llevado a un estancamiento en la inversión nacional y extranjera. La reforma laboral propuesta por el gobierno, aunque bien intencionada en su objetivo de mejorar las condiciones laborales, ha sido criticada por su posibilidad de generar una mayor incertidumbre entre los empleadores. De acuerdo con el informe del Banco de la República, la previsión de crecimiento económico para 2025 ha sufrido un recorte, situándose en un magro 2,1%, frente a expectativas más optimistas que se habían planteado al comienzo del mandato de Petro.
Adicionalmente, la postura del presidente en cuestiones relacionadas con los sectores productivos ha suscitado una serie de controversias. En su afán por implementar una agenda ambientalista, Petro ha postergado la toma de decisiones cruciales en torno a la reactivación del sector minero y energético, actividades fundamentales para la economía nacional. La falta de diálogo con los empresarios y la polarización de posiciones han llevado a un clima de incertidumbre que ahonda más aún en la crisis laboral.
Las promesas de Petro sobre la generación de un millón de empleos y mejorar el bienestar social parecen hoy más distantes que nunca. En su primer año de mandato, el presidente se comprometió a combatir la pobreza y la desigualdad, en un contexto donde más del 39% de la población vive por debajo de la línea de pobreza. Sin embargo, la implementación de programas sociales ha sido irregular y su impacto cuestionado, siendo insuficiente para revertir la tendencia negativa del desempleo.
La situación actual plantea un escenario preocupante para 2025. Si la tendencia continúa, no solo se complicará el panorama laboral, sino que también aumentarán las tensiones sociales. La insatisfacción ciudadana frente a la falta de oportunidades puede traducirse en protestas y movilizaciones que pongan en jaque la estabilidad de un gobierno ya criticado por su gestión. En este sentido, la necesidad de adoptar políticas más efectivas y con mayor viabilidad económica es imperiosa.
En conclusión, el inicio de 2025 deja clara la urgencia de una respuesta gubernamental eficaz ante la crisis de desempleo que afecta a millones de colombianos. La evasión de la realidad por parte de Gustavo Petro y su administración, así como la falta de compromisos concretos que se traduzcan en acciones, continúan amenazando no solo la economía del país, sino también la cohesión social. La ventana de oportunidad para un cambio genuino se cierra, lo que incrementa el riesgo de que el descontento de la población se transforme en una crisis política en el futuro cercano. Sin un cambio de rumbo, el camino hacia un Colombia más incluyente y próspera se torna incierto.