Colombia
El Gobierno establece nuevos roles para mitigar conflictos en tiempos de crisis y antes de las elecciones.
El Gobierno ha aumentado la distribución de funciones en las últimas semanas. Con las elecciones a la vista y en medio de la crisis generada por el caso $LIBRA, los tropiezos en la Corte y las negociaciones en el Congreso, la dirigencia libertaria busca reducir los conflictos internos para no empeorar la gestión de crisis.
Karina Milei y Santiago Caputo han formalizado un acuerdo para no interferir en las responsabilidades del otro, lo que permite que el asesor no se involucre en áreas que considera innecesarias, aunque conserva cierta libertad en temas que a la secretaria general, por ahora, no le interesan demasiado. “Santiago se adecuó a lo que ella disponga. No tuvo otra alternativa, se entiende”, comentaba un libertario de los inicios.
Santiago Caputo ha cesado su participación activa en los debates políticos con el Congreso y ha disminuido aún más su presencia en el ámbito electoral. En la actualidad, estas son responsabilidad exclusiva de Karina Milei y su equipo de asesores: Martín y Lule Menem. Ella será responsable de la organización de las listas en la ciudad junto a Pilar Ramírez; y con el presidente de la Cámara y su secretario, las listas del interior.
De acuerdo a fuentes del Gobierno, el asesor se ocupa de “temas operativos”, que abarcan un amplio espectro de la administración, desde su habitual influencia en el Ministerio de Justicia, la Secretaría de Inteligencia (SIDE) y las privatizaciones de entidades estatales, hasta cualquier otra cartera que requiera coordinación o decisiones significativas, aunque de una magnitud que no requiera la intervención directa del Presidente.
“Opera a solicitud, donde se le requiere”, comentan en Balcarce 50. En términos sencillos: “No se involucra donde no es convocado”, mencionó un asesor. En particular, su opinión sobre las elecciones no es bien recibida, según reportan desde las Fuerzas del Cielo. Solo interviene cuando se le solicita de manera específica, aunque la actividad electoral es el campo donde Caputo tiene más experiencia. La agrupación de Caputo, liderada internamente por Daniel Parisini, apodado “el Gordo Dan” en X, tendrá poco o ningún protagonismo en las boletas. “No lo solicitamos, no lo queremos. Somos los guardianes del discurso”, afirman en el grupo, ansiosos por distanciarse de La Cámpora.
Además, intentan desmentir los rumores que sugieren que “Dan” será candidato. “No lo creo”. “No lo desea”. “Es útil donde está”, comentan con firmeza desde las altas esferas del grupo. Resienten en cierta medida esas “operaciones”. “Hay una gran tensión, estamos cerca del cierre de listas (en CABA, el 29) y las miserias de cada uno se hacen más evidentes”, expresaron.
Esta semana, Caputo actuó como un “fixer a demanda”. Tras el desorden de la marcha de jubilados, reunió a Bullrich y a los jefes de la SIDE, Transporte y Justicia para planificar un operativo integral y evitar más tropiezos.
Guillermo Francos, quien es, de facto, el ministro coordinador, no tuvo participación en ese asunto. Tampoco se involucra en cuestiones judiciales, especialmente en las negociaciones para designar a Ariel Lijo y García Mansilla -esa área es exclusiva de Caputo-. Ni en la formulación de listas o negociaciones con PRO. El jefe de Gabinete sí se ocupa de representar al Gobierno ante los medios enmomentos decisivos -ha salido a dar la cara más que en otras ocasiones durante los últimos diez días-; también ha estado en negociaciones con los sindicatos en momentos concretos -por ejemplo, en relación con el anuncio de la huelga nacional del 10 de abril, su agenda sufrió un cambio considerable-. Funciona como intermediario en relaciones en situaciones específicas: por ejemplo, en contactos durante los conflictos con Villarruel, o anteriormente con Mauricio Macri.
La influencia de los Menem ha crecido a medida que las elecciones se acercan. Su potencia se hizo patente durante los conflictos internos generados en las recientes sesiones de la Cámara baja, cuando el grupo libertario, que debía haber vigilado la situación, actuó sin límites.
Tras una semana convulsa marcada por la ascensión del dólar y la inquietud por posibles fallos en el dispositivo de seguridad de la marcha del miércoles, Javier Milei instó a su equipo de funcionarios en la reunión de Gabinete del viernes por la mañana, reafirmó su apoyo hacia Patricia Bullrich, y otorgó respaldo al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, en la aprobación del DNU en el convenio con el FMI.
De acuerdo con lo que ha podido investigar Infobae, no se llevó a cabo una autocrítica; por el contrario, se buscó a responsables externos. Así, junto a sus funcionarios principales, realizaron un “análisis” sobre la cobertura mediática del dispositivo de seguridad durante la marcha del miércoles contra el Gobierno, en un tono negativo, como se ha insinuado en la Casa Rosada. “Desde cualquier ángulo que se mirara, parecía que nada estaba bien, nos reímos un poco, intercambiamos sobre eso”, reveló un funcionario de alto rango, despreocupado.
A pesar de la falta de reconocimiento, la mea culpa se hizo evidente en los cambios diversos que el Gobierno adoptó entre la primera y la segunda marcha de jubilados. A posteriori, incluso manifestaron su apoyo hacia dos periodistas que habían resultado heridos, aunque una semana antes Patricia Bullrich había sugerido que el fotógrafo Pablo Grillo tenía cierta responsabilidad por la grave lesión que sufrió en la cabeza, debido a su ideología.