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El palacio de los Marqueses de Santa Cruz: una joya del Renacimiento del siglo XVI que alberga el Archivo General de la Marina
Durante el siglo XVI, España estaba poblada por numerosas familias nobiliarias y señoríos que tuvieron control sobre vastas áreas de la península. Uno de los personajes más destacados de esa época fue D. Álvaro de Bazán, quien sirvió a dos reyes (Carlos V y Felipe II) y recibió múltiples títulos nobiliarios, incluyendo el marquesado de Santa Cruz. Además, ocupó posiciones de gran importancia como caballero de la Orden de Santiago, capitán del Mar Océano y almirante de la Marina Española.
Esto le permitió participar en algunas de las grandes batallas navales de su tiempo, destacándose la Batalla de Lepanto en 1571 y la Batalla de Portugal en 1581. Debido a su relevancia en la corte y su rol como almirante, decidió construir su residencia en una ubicación estratégica entre Madrid y las bases de sus flotas en Cádiz, Cartagena y Lisboa, dando vida a uno de los palacios más impresionantes de España, conocido como palacio de los Marqueses de Santa Cruz, una joya del Renacimiento ubicada en el Viso del Marqués, Ciudad Real.
El palacio fue edificado entre 1564 y 1588, diseñado por el arquitecto Giovanni Battista Castello, conocido como “El Bergamasco”, mientras que los planos fueron realizados por Enrique Egas el Mozo. El edificio presenta una distribución cuadrada con semisótano, planta baja, entresuelos, planta alta y cubierta. En su interior, un patio porticado y una monumental escalera constituyen un conjunto de estilo manierista, resaltando una elegancia que va más allá de lo puramente arquitectónico.
Su apariencia exterior, austera y sobria, contrasta con la magnificencia que alberga en su interior. La puerta principal está flanqueada por dos columnas dóricas sobre pedestal que sustentan un cornisamiento, coronado por el escudo de la familia Bazán. En el interior, destacan los ventanales en las esquinas, diseñados para conferir una esbeltez y ligereza al conjunto, aunque finalmente no fueron construidos por la rigurosidad de los inviernos manchegos, muy diferentes al clima de Génova, donde se concibió el diseño.
A lo largo de su historia, el palacio ha tenido diversos usos. En 1948, la familia propietaria lo arrendó a la Marina Española, que lo restauró y adaptó para ser utilizado primero como museo y luego como Archivo General de la Marina Don Álvaro de Bazán. Actualmente, esta institución alberga una valiosa colección documental vinculada a la historia naval de España, preservando la memoria del destacado marino que inspiró este magnífico conjunto arquitectónico.
Uno de los mayores atractivos del palacio es su asombroso conjunto pictórico, que se extiende a lo largo de 8.000 metros cuadrados de frescos manieristas. Esta espléndida decoración mural, considerada la mejor representación en España de la mitología clásica, fue realizada por los artistas italianos Giovanni Battista Peroli, Esteban Peroli y César de Bellis, quienes fueron comisionados específicamente para reflejar la grandeza del linaje Bazán.
Las pinturas al fresco adornan la mayoría de las salas, galerías y la escalera, integrando escenas mitológicas con trampantojos arquitectónicos que crean la ilusión de puertas, columnas y otros elementos decorativos. En estas obras se celebran las virtudes militares de Álvaro de Bazán y su familia, a través de un programa iconográfico que incluye relatos épicos, episodios de la historia romana, así como representaciones familiares y religiosas, además de vistas de distintas ciudades.
Junto a la riqueza pictórica, el palacio también cuenta con una notable colección escultórica inspirada en la antigüedad clásica. Entre las obras destacan las representaciones de Marte y Hércules, ubicadas en el descanso de la escalera principal. También son sobresalientes las estatuas sepulcrales de Alonso de Bazán y su esposa María de Figueroa, consideradas únicas en la escultura funeraria española del primer tercio del siglo XVII.
Desde Ciudad Real, el trayecto es de aproximadamente 55 minutos por la carretera CM-4111. En cambio, el recorrido desde Jaén dura alrededor de 1 hora y 5 minutos a través de las vías A-44 y A-4.